Hudson ToscaniPor un momento creí que Italy no estaría de acuerdo con lo de los rastreadores.Creí que pensaría que solo quería controlarla y se negaría, pero aun así decidí decirle la verdad en vez de mentirle, porque eso no me haría ser diferente a los demás hombres que habían pasado por su vida si decidía mentirle con algo tan importante u ocultarle la verdad con respecto a ello.Pero cuando aceptó tranquilamente acordando que haría todo por la seguridad de ella y de su hijo, tensé la cuerda y le ofrecí el rastreador inyectado que era totalmente infalible, porque nadie sabría donde está a menos que quien lo colocara lo dijera, y le tenía suficiente confianza al doctor Muller como para saber que no revelaría esa información. Yo mismo tenía un rastreador que solo Hanna podía utilizar en caso de emergencia y él nunca se atrevió a confesar que tenía uno y en una ocasión llegué a ser secuestrado, pero fui hallado a la media hora gracias al objeto en el interior de mi piel.Estaba claro
Italy WilsonLas iglesias nunca fueron un lugar al que iría por decisión propia. Cada vez que iba era porque mi madre me llevaba para continuar con sus creencias religiosas que le había inculcado su madre para continuar con las raíces italianas de su padre.Pero luego de los quince nunca más volví a pisar una iglesia. Nunca volví a entrar en el templo de dios y aunque estaba aquí por razones muy diferentes que escuchar una misa, se sentía una forma de conectar con mis ante pasados el estar alte el altar observando la magnificencia del lugar.Era una de las iglesias mas antiguas, tenía su toque lleno de historia y rasguños del pasado y aunque era inmensa, no había sido la iglesia que la señorita organizadora de eventos había buscado. Ella había optado por una de las mas nuevas y yo la había odiado porque había perdido es toque que tenían las iglesias católicas antiguas.Por eso le había pedido a Hanna que nos diéramos un paseo por todas las iglesias de la ciudad y aunque me gustaron mu
Italy WilsonHabía estado dando vueltas con Hanna toda la tarde mientras Hudson se quedaba con Daven.Habíamos ido a comer helado y a dar un par de vueltas y por alguna razón ahora me sentía más tranquila al pedir hamburguesas y papas frita en los lugares a los que íbamos a comer y las malteadas ahora eran algo que no me podía negar a mí misma.Hanna me acompañaba diciendo que un par de libras no importan lo suficiente como para negarse a comer esas cosas deliciosas que nos regalaba la vida y no había nada en mi que estuviera en desacuerdo con sus palabras. Realmente valía el sacrificio si la recompensa era aquella deliciosa comida de la cual me estaba deleitando.Recuerdo que entre bromas incluyó en la lista a los hombres, según ella eran el plato fuerte de la vida y considerablemente me sonrojé mientras trataba de sacar la imagen de cierto hombre de mi cabeza.Ciertamente ellos eran el jodido plato fuerte.Y una vez dimos un paseo por los alrededores empapándome nuevamente de la ciu
Hudson ToscaniEl día anterior Italy me había hecho muchas preguntas con respecto a Ian y Natalie. Había dejado a Daven con ellos ayer porque debía ir a uno de los bares a tratar asuntos con cierta pandilla que estaba sacando las cosas de su lugar y llevar a Daven a un lugar así no sería algo que haría no por asomo.Sabía que había impresionado a Italy un poco, o tal vez la había molestado, pero solo me preguntó que tanta confianza les tenía como para dejar a mi hijo con ellos y cuando le contesté que les confiaría su vida, la mía y la de mi hijo algo pareció calmarse en ella.Me agradó que cuestionara mis razones en vez de irse encima de mí como cualquier otra persona y también agradecí que ella confiara en mi criterio a la hora de juzgar a las personas que se encontraban alrededor de mi hijo.En ese momento la había llamado porque necesitaba tener una charla con ella algo complicada.La boda se acercaba, estaba más cerca de lo que podíamos considerar y llegaría en un parpadeo, por l
Hudson ToscaniTener al padre de Italy encerrado en mi almacén era algo que me llenaba de placer. Y ciertamente este hombre sería de ella. La vida de él estaba en sus manos.Pero yo estaba feliz de poder tenerlo para mí solo durante un par de horas para darle verdadero dolor y sufrimiento por lo que le había hecho a su hija.Era probable que Italy no se atreviera a tocarlo, que ni siquiera lo miraría dos veces, pero yo no era ella, yo no tenía el corazón que ella tenía, el mío era de hielo, un hielo que solo se derretía en su presencia.Silbando suavemente me moví a través del almacén hasta que estuve frente a él. Podía notar como temblaba y no precisamente por el frío porque la temperatura era agradable más allá de lo normal. Él temblaba de miedo. Porque lejos de haber pagado una deuda, él realmente había vendido a su hija a los Volkov para recibir dinero y hacerse una nueva vida.Y los Volkov también pagarían por ello.La compra y venta de personas como si fueran un objeto estaba pr
Hudson ToscaniNunca pensé en casarme realmente. La única mujer con la que había ansiado casarme había sido tomada por mi enemigo y no había tenido posibilidades reales de recuperarla.Pero aquí estaba, vestido para la ocasión con un traje italiano en negro y sosteniendo la mano de la mujer con la que consideré casarme desde el instante en el que la vi.Y mientras el padre decía las típicas palabras que se decían en una boda italiana y que la mayoría ya debía conocer por la cantidad de veces en las que fue a una.Pero yo estaba pendiente a los centinelas que tenía en los pisos superiores de la iglesia vigilando. Sabía que algo pasaría, porque fui lo suficientemente prepotente como para informas a todo el círculo de en dónde se desarrollaría la boda.Estaba provocando, claro que sí, pero todo era un medio para un fin y por esa misma razón había indicado que Daven no vendría a la boda, no me arriesgaría a que algo sucediera si las cosas no salían acordes a como yo lo quería.Y justo cua
Italy ToscaniHabía matado antes. Lo había hecho para salvar la vida de mi hijo y la mía.Pero esta vez claramente no lo hice por esa razón de poder, no. Yo había asesinado para demostrarle a los presentes que era capaz de ocupar el lugar de segunda en una de las mafias mas temidas de la ciudad.Y porque quería que llegara a oídos de Raian que la mujer que el había mantenido bajo su pulgar ya no existía.Ahora era alguien nuevo, una mujer diferente y aunque tuviera que moldearme a Hudson y sus gustos no importaba, haría lo que fuera necesario no solo para sobrevivir, sino también para acabar con él y cualquiera que significara un peligro para mi hijo.Por eso llevé aquellas gotas carmesí que me bañaban como una insignia. Manchaban mi vestido, mi cuello y parte de mi rostro.Cuando la boda acabó todos se dirigieron al gran salón en donde se desarrollaría la fiesta después de la gran celebración.Y sí, Hudson besó mis labios tras habernos declarado marido y mujer, pero el beso solo fue
Hudson ToscaniItaly era mía en todas las de la ley. Incluso formamos un jodido pacto de sangre durante la boda y en medio de una iglesia y ella aun llevaba la sangre como una insignia en su rostro y cuello y aunque trataba de concentrarme en todo lo referente a la fiesta mis ojos se desviaban a las curvas de su cuerpo resaltadas por el poderoso vestido rojo que la cubría.Me había dejado fuera de juego en cuanto salió de la parte trasera luciéndolo como una jodida estrella de Hollywood y las ganas de arrancárselo con los dientes surgieron desde lo profundo de mí, pero me abstuve de lanzarla sobre mi hombro y sacarla de la fiesta sin mirar atrás.Pero quería que tuviera todo esto, quería que se moviera frente a todas estas personas luciendo poderosa, intocable y mucho más que todo eso, luciendo absolutamente mía.Y ella parecía disfrutarlo. Disfrutaba de la atención de las mujeres a su alrededor que la alababan como harían con una reina, o más bien una diosa viviente.Italy era eso, u