Hudson ToscaniGian entró en mi despacho azotando la puerta contra la pared y haciendo vibrar las paredes del despacho. Con un poco más de fuerza y lanzaba los libros al suelo.—¿Olvidaste como tocar?La sonrisa que tenía en su rostro era enorme, algo extraño si recordábamos que el hombre apenas sonreía, por eso dejé lo que estaba haciendo y enfoqué mi mirada en él.—¿Entonces? —cuestioné cuando se quedó en silencio.—Italy Wilson volvió a ser vista en el hotel Imperis en el sur de la ciudad.Por un segundo mi corazón se detuvo al escuchar sus palabras y entendí por qué la sonrisa que llevaba en la cara.—¿Dónde está ahora? —él se encogió de hombros.—Dos hombres de Renalti aparecieron muertos frente a la puerta de la habitación que ocupaba, aparentemente ella los mató a través de la puerta. Y es probable que regresara a la ciudad por estar huyendo de los hombres de Renalti. He estado investigando de camino aquí y hace dos noches fueron encontrados dos hombres muertos en una casa en u
Italy WilsonVolver a verlo me causó emociones que nunca creí posibles.Sería una mentirosa si decía que nunca había pensado en él en todo el tiempo en el que estuve lejos. Porque lo había hecho.Aunque nuestro único roce se reducía a una noche en la que me perdí en él sin restricciones, debía admitir que esa noche me marcó, no solo por el hijo que habíamos creado esa noche, sino también por las huellas que había dejado en mí.En muchas ocasiones podía recordar sus manos recorriéndome con reverencia y la forma en la que me trató, tan dulce pero tan posesivo y la vez tan, pero tan rudo. Era simplemente inexplicable.Y volverlo a ver hizo que todos esos recuerdos que me había esforzado por enterrar salieran a la luz y cuando su voz alta y clara resonó en todo el lugar me estremecí.—¿Qué quieres? —fue lo que preguntó mientras sus manos se mantenían en sus bolsillos y sus ojos me escaneaban como un depredador a su presa.Algunas cosas no cambiaban nunca aparentemente. Y algo que se había
Italy Wilson—Abran las puertas —ordenó con voz tensa y mis rodillas temblaron amenazándome con hacerme caer.El alivio que me recorrió fue tan enorme que no estaba segura de poder dar un par de pasos sin sentir que me desmayaba o caía.Todos los días de cansancio, de incertidumbre y de miedo descendieron sobre mí como un manto y tuve que pestañear un par de veces para evitar las lágrimas que intentaron escapar para recorrer mis mejillas.Cuando las puertas se abrieron pasé con paso rápido y las sentí cerrarse detrás de mí mientras me acercaba a Hudson.Su cuerpo estaba tenso y su postura no era para nada relajada, era meramente tensa y dudé cuando me detuve frente a él.Daven miraba hacia todos lados de forma curiosa y tenía tantas ganas de girarlo dentro de su mochila para que viera de frente a su papá, pero simplemente no me atrevía a moverme.—Entonces dices que es mi hijo —no fue una pregunta, fue una mera afirmación a las palabras que le había dicho minutos antes.—Lo es, puedes
Hudson ToscaniPodía ver el miedo en sus ojos y la incertidumbre grabada en cada uno de sus rasgos.Estaba en lo correcto con respecto a todo lo que dije, no era tan estúpido como para no notarlo. Ella solo había regresado porque se vio obligada a hacerlo y ahora quería cosas de mí, quería manipularme como Raian le había enseñado, pero lamentando el caso yo no era esa clase de hombres que ella podría manipular.Y mentí, mentí cuando le dije que no me haría cargo de su seguridad, pero ella debía entender que no podía hacerme las cosas que me hizo y regresar como si nada hubiese pasado. Le di mi protección y ella la rechazó sin pensarlo dos veces y eso claramente debía tener un castigo.Y aunque nunca me atrevería a ponerle un solo dedo encima era bueno que el miedo la envolviera y la incertidumbre se apoderara de ella. La haría mía, eso era seguro y también le daría el mundo y haría que los demás se arrodillaran ante ella.Pero no permitiría que jugara conmigo, nunca permitiría que cre
Italy WilsonMe encontraba dando vuelta tras otra en la habitación que me habían cedido.Una de las empleadas había ido a la sala y tras acercarse a mí me guió por las enormes escaleras y luego por los pasillos hasta llegar a una ala de la casa alejada de la entrada y me dejó frente a una habitación de puertas dobles.Cuando entré tuve que apreciar la simplicidad de la belleza del lugar. Las paredes eran blancas y en el centro había una cama con dosel y muy a mi pesar aprecié la elegancia y la comodidad de la cama cuando me senté en ella.Mis manos acariciaron las sábanas y suspiré con suavidad mientras mi mente evocaba las palabras de Hudson.Lamentablemente él era más astuto que yo. Podía leerme, y podía aparentemente saber cuándo estaba mintiendo y manipulando.Pero él me había visto en mi momento más vulnerable, él había visto como me deshacía por y para él. Sabía la verdad de mis expresiones y como era cuando era libre, sincera y sin restricciones.Debía ser algo que hubiese olvi
Hudson ToscaniEl rostro de Italy se quedó en blanco ante mis palabras y no contestó, pero tampoco parecía haberlas procesado.Ella alejó a Daven de su seno que se encontraba brilloso por la baba de mi hijo y luego lo guardó en su franela para poder limpiar a Daven con su sudadera y luego llevárselo a su hombro para sacarle los gases. Su sonrisa fue suave al escuchar el eructo de mi hijo y cuando determinó que estaba correcto lo acostó de lado en la cama.—Siempre que acabe de comer procura sacarle los gases —dijo tranquilamente —y cuando lo acuestes ponlo de lado, porque a veces suele vomitar después de comer y si está dormido puede ahogarse con sus vómitos. Una noche casi muero de susto ¿sabes? Suerte que dormía en mi cama, porque empezó a vomitar y se le iba por la nariz por estar boca arriba. Lloré como no tienes idea después de que lo coloqué en una mejor posición y lo limpié. En ese entonces me cuestionaba si sería una buena madre.Ella arropó al niño con las mantas con las que
Italy WilsonNo podía creer que me había roto contra él de esa forma. Sus brazos aun seguían alrededor de mi cuerpo y sus manos acariciaban mi cabello mientras yo me aferraba a él intentando recomponerme antes de que volviera a ver mi rostro.Pero el abrazo que me había dado era algo que había necesitado tanto que no sabía por dónde empezar para tranquilizarme. Y es que todas las cosas que había vivido durante los últimos días había sido agotador y había estado acabando conmigo poco a poco, empujándome hacia él límite y dejándome varada en el medio.Pero soporté todo porque debía llevar a mi bebé a un lugar seguro.Ahora me daba cuenta de todo lo que había tenido que hacer para lograrlo.Nunca había disparado un arma contra una persona o un animal. Siempre se había reducido a botellas en el bosque, el bosque que se encontraba en los límites del pueblo.Pero yo había disparado a dos hombres hacía tres noches y los había quemado. Sus cuerpos estarían irreconocibles si alguien llegaba a
Hudson ToscaniEntregarle a Italy su padre de rodillas sería el perfecto regalo de bodas. En las bodas italianas siempre había regalos extravagantes o muy descabellados, sin mencionar que había tradiciones que cumplir como mostrar la absurda sábana después de quitarle la virginidad a tu mujer. Absurdo hasta el final, pero yo no era italiano, aunque ellos me hubiesen adoptado, así que no me interesaba poner a Italy en ninguna situación de ese tipo.Aunque ella era italiana. No ese tipo de italiana tradicional de piel tostada y cabello castaño, pero si media italiana después de todo.La mamá de Italy había nacido en Italia hija de un italiano y una estadounidense. La mujer trajo a su hija a Estados Unidos cuando su padre murió y ella al final se casó con el padre de Italy hasta que murió. Le puso Italy a su hija en honor a las raíces de su padre.Y aunque el padre de Italy no la había llevado directo a la mafia italiana, sino a una rama de la rusa, al final la había llevado a estar envu