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Casada con el Doctor
Casada con el Doctor
Por: Mayte Martinez
Capítulo 1 Decepción

Narra Camille

El día estaba gris, el frio y la lluvia no daban tregua en este casi invierno el cual sólo faltaban unas horas. Voy camino al hospital para visitar a mi padre, quien se encontraba enfermo de su asma, lo tenía controlado, pero con el paso del tiempo, se le fue complicando más. Así que voy camino a verlo.

Al entrar al hospital, pregunto por el Dr. Coleman, el hombre más guapo que haya conocido en mi vida, debió ser un modelo de revista, pero, en fin, el caso es que Logan Coleman es quien lleva el caso clínico de mi padre.

—Buenas tardes, ¿se encuentra el Dr. Coleman? – pregunto en la recepción quien la mujercita me mira con cara de pocos amigos.

—El doctor está ocupado en su consultorio, así que tiene que esperar. – amargada.

Sin decir más, me retiro de ahí y me acerco al consultorio de ese bombón.

—Recuerde que tiene que seguir mis indicaciones, srita. Alexa. – le dice a una vieja oxigenada, y ella sonríe con descaro.

—Así lo haré. – giña un ojo coqueteando con él y yo sólo ruedo lo ojos ante su patético comportamiento. Logan estaba a punto de cerrar su consultorio, cuando le llamo.

—Dr. Coleman. – gira y me mira con seriedad. ¿Qué le hice para que me trate así?

—Srita. Anderson. – sigue con ese semblante gélido y me invita a pasar.

—Vine por lo de mi padre. – trato de ser directa para no estar incomoda por su comportamiento hacia con uno.

—Su padre ha estado estable, tal vez en una semana sea dado de alta. – dice sin mirarme. Tengo ganas de preguntarle por qué es así.

—Muchas gracias. ¿puedo verlo? – me mira por un instante y siento un escalofrío en todo mi cuerpo.

—Adelante. – es lo único que dice. Me levanto y le vuelvo a llamar.

—Muchas gracias.  – extiendo mi mano, pero él me ignora. Fue una sensación horrible. Sin decir más, salgo de ahí.

Voy caminando por el pasillo hasta llegar a la habitación de mi padre. Entró y está descansando, con esa mascarilla de oxígeno sobre su rostro. Me acerco y tomo su mano, al sentirme, me mira y sonríe.

—Hola, papá. – lo saludo y él sólo parpadea.

—Hablé con el Dr. Coleman, y la otra semana te darán de alta. – me mira con ternura y sonríe.

—Así que pasaremos año nuevo juntos. – hoy es navidad y me habría gustado que estuviéramos celebrando, mi madre se divorció de papá cuando tenía tres años, se casó de nuevo, la veo de vez en cuando, sin embargo, sigo molesta con ella por dejarnos solos, tengo un hermano 3 años menos que yo, así es, en cambio Marcus es un buen hermano, es agradable y cuando cumplió la mayoría de edad, se fue a vivir con nosotros, mi madre no estaba muy de acuerdo, al final terminó aceptando, y quiere mucho a mi padre, y viceversa.

—Por cierto, Marcus no pudo venir hoy, está con sus padres, pero prometió venir mañana a verte y sé que le alegrará saber que estarás con nosotros para año nuevo. – asiente con la cabeza. Me despido de él y lo dejo descansar.

Al salir de la habitación, me encuentro con Logan, iba a acercarme a él, cuando se acerca una pelirroja y lo besa en los labios, de tan sólo ver esa imagen hace que mis ilusiones mueran por completo. – desearía saber que hice para que cambiara conmigo. – pienso para mí misma.

Narra Logan

Cuando comencé a llevar la situación del sr. Anderson, conocí a la mujer más hermosa que jamás haya visto antes, su piel parece de porcelana, sus cabellos, largos y castaños, esos labios que te invitan a besar con deseo y sus ojos verdes, que te pierdes en ellos. Estaba tan ilusionado con ella, cuando me enteré de que tenía novio, un hombre bien parecido, que casi siempre la acompaña, cuando viene a ver a su padre, así que, dejo de pensar en ella, aún recuerdo cómo me miraba con timidez.

Me encontraba en mi consultorio con Alexa, una mujer sensual, rubia, de ojos azules, cuerpo esbelto, sus atributos de lo mejor, cada que puede viene a verme por una “consulta” es salvaje y eso me encanta. Aunque también salgo con Samantha, una pelirroja ardiente. Cuando me despido de Alexa, me guiña un ojo, y antes de cerrar la puerta, escucho esa hermosa voz melodiosa que tanto me encanta, pero recuerdo que ya está con alguien más y para mi sorpresa no viene con ella. La hago pasar y la miro con seriedad, aunque por dentro muero por abrazarla y besarla. ¡Dios! Dame fuerzas para resistirme a esta hermosa mujer.

Me pregunta por la condición de su padre, y evito hacer contacto con su mirada, me pone nervioso, me da las gracias, extiende su delicada mano, y la ignoro, seguramente no le importó, ¿Qué soy para ella? Nadie importante, sólo una persona más. Sale del consultorio, y me relajo y suelto todo el aire que estaba conteniendo.

Samantha: Amor, estoy afuera para ir a comer.

Recibo un mensaje de la mujer con la que estoy saliendo.

Yo: Bien, en un momento salgo.

Organizo unas cosas antes de salir del consultorio. Una vez todo listo, salgo y me dirijo al ascensor, al no ver a la pelirroja, estoy por enviar un mensaje, cuando se acerca y me besa.

(…)

—Estás muy distraído. – Sam me llama, moviendo sus manos delante de mis ojos para que reaccione.

—Discúlpame, no era mi intención, es sólo que he tenido demasiado trabajo. – en parte es verdad.

—Lo entiendo. Te decía, que cómo ha estado tu padre. – pregunta con interés, a pesar de que a él no le agrada mucho Sam.

—Ha estado bien. – le digo con una sonrisa.

—¿Tu padre aun insiste en casarte? – pregunta con cierto interés, mientras que de sólo pensar en esa idea me ilusionaba cuando había conocido a Camille, pero desde que me enteré de su novio, esas ilusiones se fueron por el caño.

—Así es. – digo tratando de sonreír.

—Bueno… si aún no tienes con quien, puedes considerarme. – Sam es maravillosa, sin embargo, no me siento atraído hacia ella como esposa, aunque podría darle una oportunidad.

—Yo… - está por responder, cuando una llama nos interrumpió.

—¿Diga? – pregunto al responder la llamada.

—Dr. Coleman, se le requiere con urgencia, el sr. Anderson está teniendo dificultades para respirar. —¿Cómo puede ser posible? Yo lo había revisado y estaba bien, hasta ya sería dado de alta.

—Voy en seguida. – me toca llamar a su hija.

Me tuve que despedir de Sam, ella estaba un poco triste y la comprendo, siempre pasábamos la navidad juntos en restaurantes, desde que mamá murió, no celebramos más esta fecha.

(…)

Llego y voy directo a la habitación del padre de Camille, y veo que le cuesta mucho respirar, tratan de darle oxígeno, pero lo niega.

—¿Si, diga? – su voz se escucha cansada.

—Srita. Anderson, es su padre, tiene que venir. – dicho eso cuelga sin responder.

—Sr. Anderson, su hija ya viene. – me mira diciendo sus últimas palabras.

—Cui… cuide… de… mi… hija… - se paraliza y deja de respirar.

—¡Rápido! Traigan el desfibrilador. – digo y un colega lo trae de inmediato.

—Un, dos, tres… ¡Ahora! – nada.

—Otra vez… - le dan otra descarga y la maquina conectada a su cuerpo sólo emite ese sonido que nadie desea escuchar.

—¡Déjenme pasar! – Escucho a Camille gritando por el pasillo, salgo de inmediato.

—Déjenla. – digo y ella corre hasta a mí.

—¿Qué ocurre? – tiene lagrimas acumulándose en sus hermosos ojos.

—Lo siento. Falleció. – digo con todo el dolor de mi alma.

—¡No! ¡es mentira! ¡usted me dijo que estaba estable y que sería dado de alta! – Llora con todas sus fuerzas mientras con sus delicadas manos golpean en mi pecho. Tomo sus manos y la atraigo hacia a mi para abrazarla, ella se deja llevar.

—Lo siento mucho, Camille, en verdad. – corresponde mi abrazo.

—No, él no. – dice entre sollozos.

—¡Camille! – alguien la llama, y al ver de quien se trata, es nada más y nada menos que…

—¡Hermano! – se separa de mí y corre hasta él. Dijo ¿hermano? Y yo pensando todo menos eso, casi ni se parecen.

—Papá murió. – no me gusta verla así, me parte el corazón.

Y yo que me sentía con decepción al pensar que estaba con alguien más, y yo tratándola mal.

Narra Camille

Estaba en casa descansado, a decir verdad, ni siquiera tenía sueño, me preocupaba la salud de mi padre. Estaba sola en casa, Marcus estaba trabajando. Y cuando estaba a punto de cenar, suena mi teléfono y respondo de inmediato. Era el Dr. Coleman, diciendo que se trataba de papá, sentí un dolor en el pecho. Salí de inmediato de casa, en el camino le llamé a mi hermano.

Al llegar al hospital, grito que me dejaran verlo, pero nadie me dejaba hacerlo, hasta que vi a Logan pidiendo que me dejaran, se acerca a mí, le pido una explicación y me da la peor noticia de mi vida, “Lo siento. Falleció” yo estaba en shock, no lo podía creer, comencé a gritar diciendo que no era verdad, él estaba por ser dado de alta. Siento como me abraza, siento una calidez en sus brazos. En eso me llama mi hermano y me separo en seguida de Logan abrazando a Marcus y dándole la noticia.

—Lo siento mucho, hermana. — me abraza y le correspondo.

—Él estaría con nosotros para año nuevo. — no dejo de llorar.

—Siempre estará en nuestros corazones. — me niego a creerlo.

La vida es una decepción.

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