Un duelo de titanesPilar tragó en seco, de repente fue consciente de lo que estaba por venir. Domenico era muy capaz de reprender su actitud en público y eso sería humillante, sobre todo, con Loretta detrás de ella.—No delante de Paolo —pidió Pilar sin apartar la mirada de los ojos de Domenico.Pilar no quería dejarle ver el miedo que estaba sintiendo en ese momento, sabía que, si le daba una sola oportunidad a Domenico de dominar ahora, no tendría más opciones que obedecer y bajar la cabeza cada vez que él lo dijera y ella no era ese tipo de mujer. ¡Era latina y de sangre caliente!—¡Vittorio! —gritó Domenico.El guardaespaldas apareció como por arte de magia junto al niño y lo tomó de la mano, pero él tuvo su primer acto de rebeldía al liberarse del agarre del hombre y correr hacía Pilar.—No te enojes con ella, ha sido mi culpa —dijo—. He sido yo quien le ha pedido salir.—Hablaré contigo luego, ahora por favor ve con Vittorio —pidió Domenico, cambiando su semblante.—Si te hace
Jaula de oro Domenico estrelló su puño contra la pared al darse cuenta de lo que había hecho. Ni siquiera podía decir en qué momento sus labios se unieron con los labios de Pilar, estando en plena discusión sobre un tema realmente importante y que ni siquiera terminaron de aclarar. El hombre se mesó el cabello con frustración, sentía la sangre caliente correr dentro de sus venas y el incómodo malestar en su entrepierna le hizo consciente del poder que Pilar ejercía sobre él. Un poder que seguramente ella no sabía que tenía y que por el momento era mejor que continuara ignorando. La vida en la mafia no era fácil y lo que ellos podían perder a consecuencia de su unión solamente complicaba las cosas. Domenico soltó una cantidad de maldiciones en italiano, inglés, español y cuantos idiomas recordó saber al sentir que el deseo no aminoró con la huida de Pilar. —Es solo físico, solo sexo —musitó, renuente, a aceptar que se sentía atraído por su esposa. —Señor —la voz de Loretta le hizo
Donante Pilar era un manojo de nervios cuando subió al helicóptero que los llevaría fuera de la isla Bella, no sabía exactamente a donde, pero se concentró en Paolo para disipar sus miedos e inseguridades. Domenico le había entregado una gran responsabilidad y ella no pensaba defraudarlo, no por él, porque hasta ahora no había demostrado ser nada más que un hombre arrogante que pensaba que el mundo giraba a su alrededor, pero lo haría por Paolo, el niño también confiaba en ella.—Estaremos bien —le susurró, mientras sus ojos se posaron sobre Domenico, que fue convirtiéndose en una mancha, mientras ellos se elevaban por los aires.—Iremos a Grecia, nadie te conoce ahí, pero deberás tener cuidado —dijo Vittorio, quién había sido el encargado de viajar con ella.—¿Qué ha pasado? —se atrevió a preguntar; sin embargo, Vittorio negó, mirando a Paolo, Pilar comprendió que no le diría nada en presencia del niño, así que espero a estar en un lugar seguro y a solas para preguntar.—¿Él estará
Un húmedo y delicioso sueño. Domenico observó la imagen dormida de su hijo, Paolo tenía una ligera sonrisa en los labios y él se sintió un completo idiota porque en todos esos años, a su lado, no lo había visto sonreír de aquella manera. Él parecía estar soñando con algo o alguien y sus sospechas se confirmaron cuando Paolo, pronunció el nombre de Pilar entre sueños. El italiano tragó el nudo formado en su garganta, se acercó a él y acomodó la sábana sobre su pequeño cuerpo para cubrirlo mejor, dejó un beso sobre su frente y salió de la habitación. Era la una de la mañana y no eran horas para visitas. Pero él sabía que en las próximas semanas probablemente no ser verían tan seguido y había deseado despedirse de su hijo, sin embargo, no tuvo en cuenta la hora, había sido un mero impulsó y ahí estaba, entrando a su habitación de Grecia en la madrugada, para encontrarse con el cuerpo casi desnudo de Pilar. Domenico tragó el nudo que se formó en su garganta y tragó de ahogar el gemido
Fingiendo Domenico se sentó a la orilla de la cama, tomó sus cosas y se vistió con prisa, ¿Qué se supone que haría ahora con Pilar? Esa mujer parecía un veneno que una vez se metía a su sangre era imposible de erradicar y no es que lo deseara. Ahora mismo no sabía exactamente qué pensar al respecto.El italiano se puso de pie y no pudo resistirse a girar el rostro y ver el cuerpo desnudo de Pilar sobre la cama, era tan jodidamente perfecta que su polla saltó a la vida de nuevo entre sus pantalones ¡Estaba loco, una mirada y estaba cayendo a los pies de Pilar Di Monti!Domenico se mesó el cabello y se pasó la mano sobre el rostro tratando de serenarse, aunque sabía que eso no era medianamente posible. Pues en ese momento Pilar se movió dejando ver su dos hermosos pechos desnudos y su pelvis húmeda por su reciente actividad y por primera vez tuvo que huir de su propia habitación, porque no estaba seguro de poder soportar la tentación ni un solo minuto más.—¿Huyendo? —preguntó Vittori
¿Era amor u obsesión? La mansión estaba a oscuras cuando él llegó, se fijó en la hora y no era horas de visita, pero eso él ya lo sabía desde el momento que salió de casa de su padre y se subió al helicóptero que lo llevó a su casa en Grecia.«¿No era esto lo que quería?», pensó mientras caminaba de manera silenciosa por el interior de su casa, como si fuese un vulgar ladrón y no el dueño, amo y señor.«Sí, esto era lo que quería, deseo encontrarla dormida y tener la suerte de meterme entre sus sábanas, hacerla mía, enterarme en su caló y quedarme allí», se respondió con vehemencia, con el deseo corriendo en su interior como lava ardiente.«¿Qué es lo que espero de todo esto?», su debate mental continuó hasta abrir la puerta de su habitación y ver la figura de Pilar sobre la cama, ella parecía esperarlo.Domenico negó con un movimiento cabeza, era absurdo pensar que ella esperaba por él, su relación no era la mejor del mundo y salvo sus dos apasionados encuentros, fuera de la cama p
Viajando a España «Embarazada»Aquella palabra formada de diez letras acompañó a Pilar por el resto de la noche, ni siquiera la partida de Domenico le hizo olvidar que, existía aquella pequeña posibilidad, ella se llevó las manos al vientre, mientras miraba el cielo de Grecia.«Un hijo», pensó. Un hijo era lo que su padre esperaba del matrimonio entre Domenico y ella, pero… ¿Tenía razón Domenico al temer por un hijo nacido de ellos?El miedo se instaló en el corazón de Pilar, mientras recordaba el dolor y el miedo en la voz de Domenico, él sentía terror de que sus enemigos supiera de la existencia de Paolo, ella ahora comprendía la razón.Las mafias no perdonaban y golpeaban donde más podía dolerle a un hombre, su familia, sus hijos y sus mujeres. Pilar no recordaba ver miedo en los ojos de su esposo cuando fue el atentado contra Alessio, él se lo había tomado casi con calma, pero era una cosa distinta cuando se trataba de Paolo.«No quiero que vivas con miedo, Pilar» le había dicho
Venganza siciliana El cuerpo de Domenico se tensó al escuchar las palabras del investigador privado, ¿Aarón Mondragón, el asesino de Pía?El siciliano siempre había creído que el avión de Pía había sido un accidente y no un accidente provocado. La ira ardió dentro de su pecho y su deseo de venganza le nubló el pensamiento.Domenico arrugó la carpeta entre sus manos y el golpe que le siguió espantó el hombre frente a él.—¿Señor? —pronunció con temor.—Su trabajo ha terminado, tome el cheque y piérdase, si alguna vez alguien le pregunta sobre mí, niéguelo todo o considérese un hombre muerto —rugió con frialdad.El hombre salió disparado de la habitación, recogió el cheque en la salida y se perdió por las calles de Madrid, mientras Domenico luchaba contra sus demonios y su sed de venganza. Su sangre siciliana pedía a gritos que cobrara con sangre la muerte de Pía y fue eso exactamente lo que hizo.Domenico llamó a su nuevo jefe de seguridad, ordenó que distribuyera a todos sus hombres