—Vete a la m****a —gritó dolida y corrió fuera de aquel lugar, se quitó el hiyab que la asfixiaba y su cabello cayó sobre sus hombros. Tuvo que levantar su vestido de túnica que no la ayudaba a correr con agilidad por lo largo que era.Pasaron al menos unos minutos cuando sus ojos dejaron de ver la luz de repente, sus brazos parecían haberla dejado junto a toda su fuerza. Cuando trató de moverse, se dio cuenta de que estaba dentro de un cajón.Gritó tanto como su fuerza se lo permitió en aquel momento, entonces vio la luz cuando alguien abrió el sarcófago donde estaba metida. Se trataba de Adom. Él solo le hizo señas con los labios para que hiciera silencio, volvió a cerrar el sarcófago y Romina sintió que muchas manos agarraban su cuerpo y la llevaban a un vacío debajo de ella.Cuando sintió caer en el suelo aun en oscuridad, sintió que su vigor volvía y se levantó comenzando a correr en tinieblas sin ninguna dirección. Rendida se postró en el suelo, y sintió que su vientre dolía c
—¿Cómo es posible?—Te sacrificaste la primera vez por tu pueblo.Romina mantenía su mirada en aquella estatua parecida a ella, con ojos llorosos y manos temblantes. Estaba completamente conmocionada con este descubrimiento.—Tú fuiste la reina más poderosa en tu tiempo —dijo el genio—. Neiht es tu nombre. Su significado es digno de ti. Una guerrera…—¿Y Hasan…? —Se movió a su izquierda para mirar a la figura que estaba a su lado—. ¿Qué tuvo que ver él en esto?—Él fue tu amor… Uno que te arrebataron de las manos.—¿Por qué he vuelto a nacer?El genio movió sus pies y se acercó a ella con su brillo que iluminaba el rostro de la trigueña.—En tu sacrificio le pediste a los dioses que te permitieran reencarnar y que te dieran una nueva oportunidad con el hombre a quien más amaste. O eso fue lo que entendió la diosa Isis, cuando sintió los deseos de tu corazón.Romina llevó sus manos a la cabeza que le dolía.—Si hice un sacrificio y pedí que atrajeran al amor de mi vida, ¿por qué diablo
—¿Qué ha pasado? —preguntó con fingido espanto al verle la cara a Badra, que parecía no haber dormido en toda la noche—. No me digas que…La musulmana sin responderle se fue a su habitación.En la madrugada Hasan y sus esposas oraban a Allah, Romina no quiso y Hasan tampoco la obligó a hacerlo. Todo eso se repetiría todos los días a la misma hora por tradición y cumplimiento a las enseñanzas islámicas.La trigueña se paseaba por la enorme casa extrañando, la que su esposo le había regalo. Cuando se adentró al vestíbulo observó al musulmán en traje y corbata listo para irse a su empresa.—Hola. —Había algo extraño en esa mañana entre ellos dos. Y eso era porque el musulmán había estado con su otra esposa, lo que hacía incómoda la relación—. Vendré por la tarde —informó—. Por favor, no se maten.Intentó despedirse con un beso en su mejilla, pero Romina lo esquivó.—Te observo y me das náuseas, ni te acerques a mí. —Se alejó sabiendo que eso lo haría sentir mal.El hombre gachó su cabeza
—¿Estás segura que se encuentran aquí? —Las dos iban forradas de pies a cabeza con mantos para no ser reconocidas.—Basima me dijo que así era. —Las dos mujeres estaban detrás de los arbustos que se encontraban frente a un establecimiento que por frente parecía un edificio cualquiera.Un hombre en traje abrió las puertas de cristal y al otro momento Romina llevaba arrastras a Kalila, coleándose adentro de aquel lugar. Las dos perseguían a aquel hombre silenciosamente por esos vacíos pasillos. Aquello llegó hasta un punto donde se detuvieron y lo observaron adentrarse a un ascensor y miraron que paraba en el piso 40.—Vamos, no lo debemos perder de vista… —Kalila detuvo a Romina antes que esta pudiese ir al ascensor.—Espera, Romina. —La trigueña aguantó el paso y le devolvió una mirada de extrañez—. ¿Ya has pensado lo que vamos a decirles si nos descubren? Mujer, si esos musulmanes nos llegasen a encontrar nos vuelan la cabeza.Romina en
—Lo estamos perdiendo… —Intento de reanimación número 3… —Su pulso sigue crítico… —Intenta, no lo podemos perder… —Lo siento, no responde… —¡Intenta! —Último intento… —Se ha ido… Cuando dábamos nuestro último suspiro no sabíamos con exactitud qué pasaría con nosotros. Algunos decían iríamos a un lugar de paz, otros que a uno de tormento. Pero, ¿cuál sería realmente ese paraje a dónde íbamos después de la vida? Hamza luchaba por su vida en ese instante, los médicos lo daban por perdido, pero… ¿habría en verdad un ser superior que daba segundas oportunidades? ¿Uno que controlaba la vida y la muerte? Más allá de lo que conocíamos, existían mundos inimaginables para el ser humano. Mundos que aún eran un misterio para la humanidad y hasta la misma ciencia. ¿Creían cuando comenzaron esta historia que este narrador solo narraría la historia de dos individuos? ¿Tan aburrido creían que sería? Mis palabras viven en estos textos, este es un mundo, uno donde yo, Aren, soy el que lo
—Esto es gigante… —musitó Romina mientras contemplaba el gigantesco palacio en Qatar.Habían llegado hacía unas horas donde guardias los recibieron y llevaron al palacio. Era momento de reunirse con la familia real en el comedor, donde compartirían un almuerzo.Las puertas dobles se abrieron y la familia Asghar se levantó de sus asientos y recibieron a Hasan Abadallah y a sus esposas con asentimientos de cabezas y leves sonrisas.—La paz de Allah sea con todos ustedes —dijo Hasan haciendo una reverencia y sus esposas lo siguieron.El primero en acercarse a saludar fue Bahir. Le cedió su mano a Hasan como saludo, y juntos asintieron. Las mujeres con sus respectivos vestidos e hiyab, le sonrieron al príncipe. Romina le guiñó su ojo y los dos se miraron con complicidad.El almuerzo fue agradable, las dos esposas de Hasan comentaron varias cosas con la reina y los hombres charlaban sobre negocios. Romina estaba en silencio porque ap
Presente.Romina se acercó a Basima y le guiñó el ojo.—¿A quién miras con tanto interés? —Le sonrió para ponerla nerviosa—. Todos los hombres que han venido al baile están bien guapos.Basima bebió de su jugo y le dijo:—Yo en nadie… —mintió—. Sí, sí… supongo que están guapos.Un muchacho la observaba desde un grupo de hombres que charlaban agrupados en una mesa. Basima no hallaba la manera para evitar que la mirase tanto.—Quiere algo contigo… —siguió Romina, incitándola—. Si quieres puedo cantarte la zona.—¿Cantarme qué? No te comprendo…Romina giró sus ojos y dejó la copa que contenía jugo de uva sobre la mesa.—En mi país nos referimos a eso, cuando debemos cuidar de que personas, o alguien en especial se entere de cualquier acción que estés llevando a cabo. Cantar la zona es avisarte si un imprevisto surge.Basima rio con gusto.—No, para nada. Yo estoy casada…Romina enarcó una ceja.—¿No te gustaría la compañía de un hombre en este momento? Tal vez incluso enamorarte…Basima
Hasan llegó a la morgue con el corazón hecho pedazos. Le pidió perdón al cadáver fallecido de Basima y le prometió vengar su muerte. La policía de Qatar dio con Romina cuando ella llamó al número de emergencias. Contaron que la encontraron abrazada al cuerpo del cadáver. Su estado era deprimente, fue ingresada al hospital central de inmediato con signos de un futuro aborto. Según contaron también los doctores que esa mujer fue bastante fuerte al mantenerse cuerda en todo el trayecto.La familia real de Qatar lamentó lo sucedido y prometió a los Abadallah dar con los responsables de este suceso. En Arabia saudí la prensa estaba comentando posibles causas del por qué asesinaron a la esposa del joven millonario Abadallah.Romina fue ingresada a un establecimiento de recuperación para que sus hijos estuvieran a salvos, dado al estado depresivo en el que entró dos semanas después cuando la iban a dar de alta en el hospital.La relación entre el musulmán y la latina comenzó a verse afectada