Capítulo 20: La gratitud del CEO.

El rostro del pequeño se transformó por completo, pasando de la confusión al enojo, inflando sus mejillas, sus ojitos se llenaron de lágrimas y gritó:

—¡NO! ¡Familia mía es: mamita, papito y yo!

Franklin frunció el ceño, claramente irritado.

—Freddy Robinson, cállate. No quiero escuchar más nada del tema. Siéntate y come.

Pero el niño, herido y enfadado, se levantó de la mesa y salió corriendo hacia la playa, llorando desconsoladamente.

Jack reaccionó al instante, persiguiéndolo.

Emily, horrorizada, miró a Franklin con reproche.

—¡Fuiste muy cruel con él! ¡Es solo un bebé! ¡No es la manera de decirle las cosas, no lo entiende! —dijo ella, sin poder ocultar su indignación.

Franklin arqueó una ceja, claramente molesto por el comentario.

—¿Pedí tu m@ldita opinión? Siéntate, cállate, y come conmigo. No eres nadie para alzarme la voz. Y para que te quede claro, quiero que te lleves bien con él, no que intentes ser su madre. Ya tiene una. Una madrastra nunca será igual.

Las pala
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