Su objetivo se encontraba justo a un par de metros a su alcance, al igual que él se encontraba caminando por los vitrales de ese centro comercial de la mano de su prometido.El hombre casi sintió pena por la mujer al verla tan feliz que por un momento se preguntó ¿Si el padre de ella dejara de hablar al saberla en peligro?Negó por la estupidez de sus pensamientos. Si el hombre quisiera a su hija dejaría de hablar, pero no lo hacía, continuaba abriendo la boca y hablando con los federales.Él tampoco podía darle más tiempo, necesitaba hacer aquello, por lo que se le contrató.Ahora se trataba de su vida y la de ella.Entre ser y no ser. Estaba él. Su objetivo estaba en ese momento saliendo por fin del centro comercial. Era ahora o nunca, su pareja se encontraba pidiendo el auto donde ambos se irían.—Avanza— le pidió a su compañero mientras se preparaba en la parte de atrás con una jeringuilla lista para inocular el sedante en el cuerpo de la rubia una vez la tuviera en su poder.Era
Ella estaba feliz y enamorada cada día más que el anterior, hablando con su esposo de las ganas que tenía de enseñar el proyecto para volver a casa por fin con sus pequeños, pero poco pensaba que de un momento a otro esa posibilidad se volvería muy lejana.Lo último que recordaba era ser metida a la fuerza en un coche y como una mano le tapó la nariz y la boca haciendo que perdiera la consciencia en un instante.Cuando despertó ella ya estaba a oscuras tendida sobre una pequeña cama de muelles que sonaba a cada pequeño movimiento que hacía.Algo metálico y fuerte le rodeaba el pie hasta el momento causándole dolor al moverlo y el olor a humedad era muy palpable a su alrededor, nada más podría decir hasta el momento porque no había ningún pequeño destello de luz en ningún lugar.— ¡Hola! ¿Hay alguien ahí?— gritó ella intentando moverse, pero lo que tenía atado al pie era demasiado pesado como para intentarlo.Parecía que no, ni siquiera un lejano ruido le llegaba de fuera, solo el de l
No podía disfrutar de ese tipo de reacción, no cuando su hijo se encontraba mal, y él no tenía como ayudarlo.—Claire…— fue decir el nombre de la madre de sus nietos y Christian Mars desmoronarse.Dejándose caer en uno de los muebles, no podía permanecer más tiempo parado y aunque Enzo lo sostendría, se negaba a recibir esa clase de apoyo.—Ella fue secuestrada, por lo que me contó Jareth y lo que aparece en las noticias, ha sido un maldito secuestro que le pudo pasar a cualquiera, pero hay algo que me dice que no es así, algo me dice que a Claire la han secuestrado.Enzo le había tomado mucho cariño a Claire durante el tiempo en el que estuvo fingiendo ser su prometido, pero ver a Christian así fue lo que realmente lo hizo sentarse a su lado y a pesar de que él quisiera o no, atraerlo contra su cuerpo y rodearlo entre sus brazos.— Pero ¿Quién podría querer hacerlo? La verdad es que es muy raro que una mujer europea sea secuestrada en las Vegas, pero si quieres yo podría…— Enzo odiab
Ella no podía ser Claire Mars, tenía que ser Eleonor. Los nervios y el miedo por lo que ese error supondría para él. Lo estaba matando.O mejor dicho lo mataría porque si no le entregaba a esos hombres a Eleonor, ellos se encargarían de eliminarlo, así como el asesino a su primo, el hombre tras el volante.¿De qué había servido matar a alguien de su familia, si él mismo estaba a punto de morir?Por lo que tras colocarse el pasamontañas entró a la habitación donde se encontraba la mujer que había secuestrado. Con pasos rápidos caminó hasta ella tomándola de los cabellos, no le importaba si eso la dañaba.—¡Dime tu nombre, maldita sea! ¿Cómo te llamas mujer? ¡Dímelo!Necesitaba saberlo, porque de no ser Eleonor tenía que pensar en cómo actuar.Odiaba eso, odiaba que las cosas no salieran tal y como él las había planeado. Le costó mucho encontrar la aparición del tal Jeremy Mars con su supuesta prometida, como para que no se tratara de ella. ¡Tenía que ser ella! No podía ser nadie más.
La secretaria de Tiziano no hizo esperar al arquitecto Mars, tenía órdenes expresas tanto de la esposa de esta como del mismo Tiziano de hacerlo pasar, no importaba si estaban en alguna junta.Jareth no era más que la sombra del hombre de tres días atrás. Su aspecto era el de un pobre desquiciado, sin ningún tipo de ilusión y así era como se encontraba sin Claire.Sin ella no encontraría motivos para vivir, aunque no podía darse ese lujo, tenía sus dos hijos por los cuales ver.Era el tercer día, los dos primeros días no había podido hablar frente a frente con el ítalo americano, en esos dos días no había salido más que de su habitación a la embajada y de ahí con la policía que no dejaba de llamarle a dar sus declaraciones.Jareth no entendía cómo podían considerarlo sospechoso, solo porque antes estaba prometido con otra mujer.Mujer la cual en ese momento se encontraba a salvo de él en casa de su padre. A salvo porque las palabras de su padre seguían alimentando su furia.“Esa muje
—Ho il rapporto su quanto richiesto. Avevi ragione sulla donna, ma non è lei la responsabile. (Tengo el informe de lo que me has pedido. Tenías razón sobre la mujer, más ella no es la responsable) — la voz de Eros D’Alturi era firme y clara.Le había costado menos de 24 horas encontrar aquello que le había pedido su hijo Enzo.— Ho tutte le informazioni nelle mie mani, le invierò al tuo cellulare via email privata, spero che tu le conservi. (Tengo toda la información en mis manos, te la enviaré a tu móvil a través del correo privado, espero que lo sigas conservando)Por supuesto que D’Alturi ayudaría a su hijo, no solo por amor filial. También por negocios, la organización responsable de la desaparición de esa mujer era un grano en el culo entre todas las organizaciones internacionales del crimen organizado, no es que no tuvieran disputas entre ellos, pero al menos sabían jugar, tenían sus propias lealtades, esa maldita organización no tenía nada de eso, es más pretendia oprimir a tod
Lo mejor que él podía hacer en la situación en la que se encontraba era sacar el mayor beneficio y huir.Su fallo era un error que los hombres de la organización a la que él había entrado no contemplaban. Tenían una única regla inexpugnable. «No errores»No importaba si ese error había sido culpa de ellos por no darles la información correcta. Era culpa de él por no hacer bien su trabajo y su trabajo era encontrar a Eleonor.La tal Claire le había dicho que su familia pagaría muy bien por su regreso.No perdería nada intentándolo y si ganaba mucho si era verdad lo dicho por la mujer. Tal vez hasta tuviera una oportunidad de redimirse.—Come mujer— le dijo a su prisionera, colocando frente a ella un sándwich frío y un poco de sopa de una lata que había abierto y calentado en un cuenco.Apenas puso la comida frente a ella, Claire tomó el bol y empezó a comer la sopa, estaba triste, ansiosa y no sabía que sería de su vida, pero después de varios días sin comer era incapaz de resistirse
Todo estaba pareciendo volver a su cauce, tal vez no tenía a Eleonor Richards ni la aprobación del grupo al que había querido pertenecer, pero tendría dinero 3 mil millones de dólares. El dinero suficiente para poder salir de ese lugar y hacerse una buena vida, tal vez en México. Ahí si había inseguridad, pero había poblados dónde con el dinero que obtendría de la familia de esa mujer podría vivir como rey. Se daría la vida de un rico, se lo merecía tanto tiempo aguantando y aguardando por algo bueno. El hombre se sorprendió por el silencio que reinaba en ese momento.Era un milagro que ella no estuviera gritando por ayuda, como días anteriores que salía y la encontraba de esa manera.Bien, iba aprendiendo, eso era bueno para una sana convivencia entre ambos. Sin embargo, fue entrar y llegar hasta sus fosas nasales el olor nauseabundo de lago agrio.El suelo, a un lado de la cama donde la mujer se encontraba acostada, lucía una gran mancha, y no era para menos, ella había vomitado t