Christian esperaba a Enzo en el mismo bar donde lo había citado la primera vez, desde la última llamada realizada entre ambos desde el hospital donde él esperaba que su hijo despertara, desde esa última llamada no habían tenido más contacto, pese a que Enzo le aseguro ir a su casa por la noche ese día.No sé, tomó a mal el que no fuera, ya que podría estar haciendo aquello que le pidió o bien Enzo no había querido hablar del tema que iban a hablar mientras Jareth estuviera en coma.Pero ahora ya no estaba en coma su hijo, es más, estaba tan bien que le había mandado fotos de la primera ecografía del nuevo integrante de la familia, así que ya se habían acabado tanto los pretextos de él como los de Enzo para no verse.En ese momento Christian se volvía a encontrar nervioso como la primera vez que volvieron a verse, pese a que eran circunstancias diferentes.—Toma viejo amigo, no sé que te tiene tan inquieto, pero esto te ayudará a calmar un poco la ansiedad— le menciono Bobby, el dueño
— Ni siquiera dije nada todavía — respondió Enzo tomando la botella y llenando su vaso para beber todo el contenido de golpe, era tan difícil mirarlo a los ojos y saber que debía alejarse de él — pero sí, debo marcharme, volver a Italia, mañana debo estar allí ya.No quería apartarse de él, era lo que Enzo menos deseaba en el mundo, entrelazó los dedos con los de él y se contuvo de llorar porque sus ojos dolían demasiado en ese momento.Si todo había acabado del mismo modo en que había empezado de manera rápida, era muy poco el tiempo que ambos habían vuelto a compartir para el gusto de Christian, quien en ese momento entrelazaba sus dedos con los de Enzo.Joder esa despedida le dolía, tanto como el haber perdido casi a su hijo momentos antes.Aunque no eran iguales ambas situaciones, pero el dolor era casi el mismo. Dos golpes seguidos, Christian solo esperaba que su corazón no decidiera joder también al detenerse, al menos no frente a Enzo lo único que no deseaba era imponerle aún m
Ella jamás había creído que después de la muerte las almas de los muertos irían al infierno, pero justo en ese momento. Prefería que fuera de esa manera que seguir en el infierno que se había convertido su vida, si bien en su momento supuso que esconderse en un lugar como ese era buena idea, la verdad es que no era así.No desde que ese hombre apareció en su vida, su cuerpo, antes impoluto, ahora se encontraba lleno de cardenales que no podían curarse y no se curarían, porque la mayoría de los hombres con los que trataban era una copia barata de su primer cliente.Eleonor aún se estremecía ante el recuerdo de ese primer cliente y eso que apenas tendría casi las 72 horas en ese sitio.La forma en la que la trato y subyugo a su voluntad era algo que no podía quitarse de la mente con facilidad y pese a que los que clientes que le siguieron no eran tan sádicos como él, sí que le hacían querer huir. Si tan solo pudiera, pero Regina, quien había visto el potencial que tenía y la cantidad de
Mientras caminaba por el burdel, el sonido de las habitaciones llegaban hasta él. Los sonidos provenientes de las habitaciones no solo se trataban de placer. Algunos de esos sonidos eran de dolor, acompañados del sonido de uno que otro azote con la mano abierta o algún tipo de pala u otros objetos, junto al inconfundible sonido fuerte de un látigo al ser empleado y que terminaría en la piel de alguna de las mujeres o de alguno de los hombres.Porque por lo que pudo entrever a través de las puertas entreabiertas de algunas de las habitaciones no solo había mujeres jóvenes trabajando o atendiendo a hombres ricos o de clase media. También hombres, y por lo que veía, la única excepción que se les conduce a dichos hombres era la de no dejar ningún tipo de huellas visibles en ellos.Definitivamente, la mujer había caído en un maldito vertedero, es más, podría decirse que el matarla era salvarla del maldito infierno en el que ella misma se había metido. Un infierno en la tierra era el burd
El cuerpo de la mujer callo sin vida con los ojos abiertos, en espera de que los cuervos fueran a por ellos.Pietro soltó un largo suspiro antes de volver caminando a paso tranquilo hasta el coche que ya le estaba esperando, sacando su móvil para hacer la llamaba que ahora era necesaria hacerle al hijo de su jefe y para el que trabajaba en ese momento.— Es hora de volver a casa— fue lo único que le dijo cuando él le respondió. Era momento de que el joven príncipe cumpliera con la parte de su trato y le diera a su padre el pago por los favores hechos.El que pasaría entre el rey D'Alturi y su heredero era algo que deseaba ver, tenía curiosidad saber si su jefe podría imponerse ante su hijo o su hijo tomaría la decisión de imponerse a su padre. En ese momento eran dos mundos a punto de colisionar. El pasado y el presente. La pregunta cuál era el futuro que vendría después de ese gran choque entre el viejo Eros y su hijo Enzo.Enzo correspondía el beso con toda la necesidad que ese homb
El semblante de Jareth Mars, era el de un hombre furioso y no era para menos, las noticias que observaba en el iPad no eran para menos. Todas las noticias giraban en la escabrosa revelación sobre la sexualidad de un importante arquitecto de renombre y no solo eso ponían en tela de juicio si él era su hijo.—¿Es por este motivo que mi padre no ha venido a verme?— le preguntó Jareth a Claire.Ya se le había hecho raro que su padre no hubiera aparecido más frente a él. Le molestaba lo que leía sobre su padre, pero más le molestaba el no poder ir a hablar con él y darle su apoyo.Porque conocía a su padre tanto como a él mismo y sabía de sobra que en ese momento Christian Mars la estaba pasando muy mal. Lo peor de todo lo que leía no era que pusieran en tela de duda que él era su hijo, lo que realmente le estaba alterando los nervios y molestando a Jareth Mars es que pusieran a su madre como una santa. —Aquí la cuestión no es si mi padre gusta de los hombres o de la madre de cada uno de
—Claire sabes que yo no…El que su nuera e hija pareciera no querer escucharlo hizo que Christian solo supiera hondamente, dejándose llevar no hasta la puerta de su habitación sino hasta la puerta del baño que había dentro de su habitación.—Harás el favor de asearte y salir a ver a tu hijo en este jodido momento. Jareth te extraña y quiere verte — aseguró empujándolo al interior de la habitación. Posiblemente, a otras personas tal vez le serviría un abrazo y decirle que podía contar con ella, pero no a Christian, las lamentaciones solo harían que terminara todavía más avergonzado de sí mismo por algo, por lo que no debía sentir ningún tipo de vergüenza.—Está bien iré a verlo— respondió su suegro.No había nada que Christian pudiera hacer una vez ella se decidía a hacer algo. Por lo que se metió al cuarto de baño, sabía que Claire no se saldría de su habitación hasta que él saliera ya duchado.Apenas había pasado un día, pero el semblante que tenía el hombre que él veía a través del
¿Qué hijo desea explicarle a su padre que no importaba que el sexo de la persona que le gustaba, que él seguía queriéndolo y respetado de igual manera? Porque su padre no dejaría de ser su padre solo por el hecho de que le gustaran los hombres, ni lo hacía un mal padre o un mal hombre, todo lo contrario.Jareth no podía estar más orgulloso de llamarlo padre, porque después de que su madre los abandonó a ambos, él se había hecho responsable de cuidarlo, dejando de lado un poco su propia felicidad personal. Por lo que él no era nadie para impedirlre a su padre ser feliz.Christian por su lado, también parecía no saber como empezar a decirle a su hijo lo que deseaba decirle. Por lo regular son los padres quienes se plantean qué sentir o cómo actuar. Si una vez un hijo o hija, llegara con ese tipo de confesión, y aun así, muchos padres optaban por tomar las peores decisiones al despreciar a sus hijos o tratar de cambiarlos, sin entender que no importa sus preferencias sexuales que seguían