En casa de Don Cheto, ya todos se encontraban durmiendo, hasta que se escuchó una ráfaga de disparos que despertó bruscamente a Tamara, quien se puso de pie inmediatamente y corrió a la habitación de Paola.— ¡Paola! ¡Hey Paola, despierta!— Agitaba sus hombros con desespero.— ¿Qué pasa mamá? mira la hora que es, déjame dormir por favor.— ¡Acabo de escuchar muchos balazos cerca de aquí, yo no puedo domir así!Paola, al escuchar esto inmediatamente se puso de pie, y corrió a asomarse a la ventana con su madre, pero al notar que la puerta de la habitación de Andrés estaba abierta, Tamara se acercó para avisarle lo que había ocurrido; y lo que se llevó fue una sorpresa enorme, encontrando la habitación totalmente vacía.Tamara, caminó por todos los rincones de la casa buscándolo, y no aparecía por ningún lado, entonces se angustió; y mil pensamientos pasaron por su cabeza, haciendo que ella gritara de desespero, y esto despertó a Don Cheto.— ¡¿Qué es lo que te ha ocurrido Tamara?! ¡Tre
Caminando apresurada hacia el gallinero, Doña Tilita recordó que no tenía nada para defenderse, y si resultaba ser que algún ladrón había caído en la trampa, no podría dominarlo; así que, se dirigió a su casa a buscar el palo con los que le pegaban a los cochinos rebeldes.Mientras ella revisaba en su escaparate, Don Juan paseaba por la siembra a ver si cosechaba algunos frijoles, pero al pasar cerca del gallinero, también notó que se había caído un poco la puerta, y al acercarse a arreglarla, por supuesto no tardó en notar el profundo boquete que había hecho Doña Tilita (con pajas en el fondo), y que obviamente ahí estaban Andrés y Josefa durmiendo, sentados.— ¡Andrés! Psss,psss. ¡Hey, Andrés! ¿Qué haces ahí con Josefa?— Preguntaba a voz baja, mirándolos con mucha curiosidad y asombro.Andrés despertó en el instante, pero Josefa seguía a su lado dormida.— ¡Por favor Don Juan, ayúdenos a salir de aquí rápido! Ambos pasamos toda la noche en este hueco, y ya me duele la espalda, luego
Al mirarse tan alterada, Don Cheto y Pablo, sacaron a la fuerza a Tamara de la cocina, mientras que Paola seguía disfrutando del momento al ver a Blanca llorar (sin saber con claridad, que era lo que ocurría).— Te lo dije sucia campesinita, que no te le metieras a mi hermano por los ojos, y ahora por no hacerme caso, la estás pasando muy mal jajaja, que risa me das.— Lárgate de aquí, si no quieres que limpie el piso con tu pelo, estúpida pretenciosa. ¡Ja! como dicen por ahí, la clase no se compra.— Blanca la veía de arriba hacia abajo.— ¿Clase? ¿Qué vas a saber tú de clase? Te aseguro que nisiquiera sabes como es un lápiz o un cuaderno, arrastrada.Blanca, no soportó tanta grosería de parte de Paola, y no tardó en tomar un puño de harina de trigo para lanzarselo a la cara, pero cuando lo aventó, ella se agachó y terminó cubriéndole la cara a Andrés con esto.Blanca, consternada por todo lo que estaba pasando, tomó su pequeño bolso y corrió del lugar, pero Andrés la detuvo con mucha
Apenas Doña Tilita le arrojó un balde con agua fría y trocitos de hielo a Josefa, ella se puso a gritar desesperada.— ¡Saquenme de aquíííííííí ! ¡Ayudenmeeeee ! — decía en tanto temblaba del frío y su piel se erizaba completamente.Blanca, al escuchar los escandalosos gritos se acercó corriendo al gallinero, mientras Doña Tilita la veía con rareza, pues no esperaba que volviera tan pronto a casa.— ¡Mamá! ¡¿porqué está Josefa ahí adentro?! ¡¿quién hizo ese agujero tan profundo en el gallinero?! — Blanca estaba muy confundida, no sabía lo que pasaba.— Yo te dije claramente hija, que iba a capturar al ladrón de las gallinas, y mira quién vino a caer en la trampa.— Decía en tanto señalaba a Josefa con sus dos manos.Josefa, sintió mucha ira al ver a Blanca reirse de ella, y empezó a gritar mucho más fuerte, a tal punto, que Paty (que andaba cerca) la escuchó y también se acercó.— Blancaaaa... Doña Tilitaaaaa... He escuchado la voz de Josefa, venía de esta dirección, ¿ella está aquí ve
Antes de ir a visitar a Don Cheto, los tres (Tamara, Andrés y Paola) hicieron un acuerdo, y este fue, no llevar ninguna tarjeta de débito, para evitar que alguna se les fuera a extraviar; así que, el dinero en efectivo, era el único del que podían disponer estando en el pueblo, por esto Tamara se preocupaba tanto.— Relájate madre, en casa te espera mucho más que eso para gastar.— habló Andrés, en tanto pensaba que ella no se podía enterar que él lo había gastado en las vacas de Don Juan.— Lo sé, pero ví una casa muy bonita, frente a la plaza del pueblo y quería comprarla, para no estar molestando a Cheto cada vez que vengamos, pero claro ahora eso va a tener que esperar, y además quiero saber quien lo agarró sin avisar, esto no debería ser un misterio, Andrés.Paola, quien no le estaba prestando atención a su madre sino al celular, recibió un mensaje de una de sus amigas de la ciudad, y empezó a reir, despertando sospechas en Tamara.— Ajá, fuiste tú Paola, seguro te recordaste que
El tono de voz que usó Josefa para llamar a Andrés, lo alertó sobre un reclamo; así que, él prefirió seguir caminando como si no la hubiese escuchado, pero esto no le sirvió de nada, porque ella corrió y gritó aún más fuerte.— ¡Hey, Andrés! ¿No piensas detenerte?— Sin ganas de disimular su enfado, Josefa se agachó y recogió unas conchas de mango podridas, que estaban tiradas en el piso y se las pegó por la espalda, manchando su camisa.Andrés, se detuvo en el acto y volteó a ver a Josefa, en tanto se limpiaba su espalda con la mano.— ¿Qué te sucede Josefa? ¿te estás volviendo loca? — habló extrañado como si desconociera el motivo de su molestia.Paty, muy nerviosa por la situación, empezó a pedirle a Josefa que se fueran, pero ella se negaba en hacerlo, y solo se alteraba más cada segundo que pasaba, creando así un gran espectáculo.— ¿Por qué me dejaste sola en el gallinero, despues de haber pasado la noche juntos? ¿No se supone que eres todo un caballero?— Gritó Josefa y todos los
Al entrar a la cocina, Blanca observó como Andrés trataba de conversar con Tamara, pero ella solo lo ignoraba, mientras se servía un té tibio para calmar sus nervios.— Andrés, vete de la cocina por favor, necesito hablar a solas con Blanca.— Tamara miraba hacia el suelo, muy desilucionada, en tanto él se retiraba; y con su mano, señaló a Blanca la silla para que tomara asiento.— Dígame señora, ¿qué es lo que quiere conversar conmigo?Tamara sacó una pastilla de su brassier y la introdujo en su boca, para luego hablar más calmada.— Andrés me tiene preocupada Blanca, yo vine a este pueblo con la intensión de pasar un rato agradable, pero él está haciendo que pierda la paciencia, yéndose por ahí a hacer no sé qué cosas, con las marginales de este pueblo.— ¡Señora, yo no puedo opinar sobre este asunto!— Sé que no es lo más adecuado, pero él no me deja más remedio que mantenerlo vigilado. A partir de ahora, quiero que vayas a donde él vá, que comas lo que él come, que seas su sombra e
Al continuar manejando en la carretera, Andrés dudó en regresar directo a la casa de Don Cheto; así que prefirió detenerse frente al viejo bar del pueblo.— Aquí hay mucha gente, no debes tener miedo, Blanca. Estamos fuera de peligro.— ¿Miedo yo?, ¿de qué hablas Andrés? Eras tú, quien por poco se lleva un ganado entero en la carretera jajaja.Molesto al sentir que Blanca lo llamaba cobarde, Andrés se bajó del carro y aprovechó de echar un vistazo a las llantas; sin darse cuenta de quien estaba parado frente a la entrada del bar.— ¡Muchacho! ¿Qué haces aquí? ¡Que sorpresa!— Dijo uno de los viejos ganaderos del pueblo, en tanto se acercaba a él con una gran sonrisa, y extendiéndole la mano para chocarlas. — ¡Lo mismo digo, no esperaba verlo tan pronto!— Andrés, lo saludó con el mismo cariño, y por supuesto esto llamó la atención de Blanca.— ¿De dónde se conocen este par?— Dijo ella a voz baja, en tanto limpiaba el vidrio del parabrisas (con su vestido) pues estaba un poco empañado,