Capítulo 19
En la habitación oscura solo se percibía el silencio, Zeleo estaba envuelto en una cobija, como si eso pudiera protegerlo, o transportarlo a otra realidad, como cuando era pequeño y hacía eso mismo para escapar de la discusión de sus padres, obviamente no funcionaba, pero lograba encontrar paz hasta quedarse totalmente dormido.
Juliett abrió la puerta suavemente para entrar a la habitación, sus manos sostenían una taza de porcelana que contenía un humeante té de manzanilla. Ella se sentó en la cama de Zeleo con delicadeza. Verlo todo envuelto en esa cobija le destrozaba el corazón, no le gustaba verlo llorar, de hecho, no recordaba verlo llorar desde los diez años cuando el divorcio se había hecho legal.
-Cariño –susurró-, te traje un té, est&
Epílogo. Estaba sentada en la sala de la casa de Diara con un té de menta entre mis manos, Zeleo no paraba de hablar de los posibles nombres que podrían darle al bebé que Niki tenía en su vientre. Todos reían, todos festejaban el cumpleaños de Diara. Éramos una pequeña reunión, porque a pesar del amplio círculo de amigos de Diara, ella solo quería estar con los más allegados. Diara sonreía y me hablaba de cómo había conocido a Zeleo, mientras lo abrazaba de un modo cariñoso, lucía débil, pero la forma en la que hablaba y sonreía, la hacía lucir fuerte. Diara fue al baño, y al regresar lucía mucho más escuálida, ella era flaca desde que la conocí, pero ahora lucía de un modo exagerado, se sentó en una silla mientras escuchaba como todos comenzaban a cantarle una canción, ella cerró los ojos y dejó permanecer una sonrisa mientras nos escuchaba. Y al concluir la canción, descubrimos que ella n
Prólogo. — ¿Ves a aquella rubia? —dijo Zeleo a Lucas, este último le dio un pequeño trago a su bebida antes de inclinarse para detallar a la chica a la que se refería Zeleo. —Apenas —se burló—, parece un sensual Oompa loompa, en cambio la castaña... —Ni hablar, yo vi a la castaña primero —lo interrumpió Zeleo—, necesito que las separes, invita a la rubia a bailar o algo. Lucas le dio otro trago a la botella que tenía en la mano y se cuadró de hombros dirigiéndose hacia la rubia. La música zumbaba por todo el lugar, el ambiente era puro alcohol, drogas, personas riendo y bailando por todos lados. Una pareja comenzó a correr escaleras arriba justo cuando Diara caminaba por ahí, casi se la llevan por el medio si Nicole no la hubiera agarrado por el hombro para contenerla. —Esos dos sí que están apurados —gritó Nicole al oído de Diara
Capítulo 1 Los gritos retumbaban en toda la casa cuando Zeleo abrió la puerta, Por un momento quiso dar media vuelta y volver a la casa de Sara, la había pasado muy bien anoche y tal vez ella aún no se había despertado, recordó que se vistió y la dejó ahí acostada, podría hacerle el desayuno y quedarse el resto del día con ella, o tal vez podría ir a casa de su novia con la excusa de que la extrañaba. Cuando por fin Zeleo se decidió a irse de su casa para visitar a su novia, alguien se asomó por la puerta. —Zeleo —dijo su padre abriendo sus ojos avellanas en sorpresa, sin duda no se esperaba que el estuviera ahí tan temprano. — ¡Vete de un vez Mateo! —gritó Juliett apareciendo detrás del padre de Zeleo quien se había apartado para dejar entrar a su hijo. —Creo que llegué en mal momento —musitó Zeleo, no entendía qué hacía padre en la casa de su mamá, pe
Capítulo 2 Anaís visualizó que Zeleo se baja del auto, así que emprendió a correr hasta saltar encima de él, causando que sus bolso cayera al piso, ella enredó sus piernas a su alrededor y cruzó los brazos alrededor de su cuello sin dejar de besarlo. —Ana —murmuró Zeleo apartando su rostro—, estás haciendo una escena. —No me importa —replicó—, quiero que todos sepan que tú eres mío y solo mío. Zeleo soltó una casta carcajada correspondiéndole el beso a su novia con tanto esmero como pudo, ella era la chica más linda de su clase, su cabello era de un color bronce y sus ojos eran tan verdes como un bosque, pero más allá que atracción física, no la
Capítulo 3 Diara entró a la oficina del director de la escuela de modelaje, habían llegados puntuales y por suerte no habían tenido que esperar porque al llegar el director Winston la agarró por el brazo y prácticamente la arrastró a su oficina. Diara observó a Donnatelo Mottazone, sentado en la silla que habitualmente ocupaba el director, la respiración de Diara se hizo algo irregular por la emoción, él era el hombre que llevaba a las chicas a concursar para el miss universe, además de que tenía una gran compañía donde convertía a las modelos ordinarias en súper modelos. —Diara, él es el señor Donnatelo Mottazone —dijo el director Winston halando el brazo de Diara hacia el empresario ya que ella se había quedado congelada. El em
Capítulo 4 Zeleo entró al apartamento con Diara en brazos totalmente inconsciente, a pesar de que ella era delgada pesaba bastante, pero no más que las pesas que Zeleo levantaba en el gimnasio. Por alguna extraña razón una imagen de unos recién casados se reflejó en su cabeza, de cuando el esposo lleva a su esposa en brazos y entran a la casa, casi podía percibir a Diara reírse y darle besos como si de verdad estuvieran recién casados, lo cual era extraño, Zeleo se prometió que jamás se casaría porque jamás existiría la mujer indicada para él, pero... ¿qué pasaría si Diara fuera la mujer que él había estado esperando? -Llévala a su dormitorio, al fondo a la derecha -dijo Marta lanzando su bolso de mano al sofá-, debe de
Capítulo 5 Zeleo entró a la cocina de su casa para desayunar antes de irse a la universidad, esta vez se arregló más de lo normal, incluyendo que se aplicó el perfume de hombres que solo usaba cuando iba a fiestas, ansiaba ver a Diara, solo quería hablar con ella y bromear acerca de cualquier cosa, le parecía extraño el hecho de que no la hubiera podido sacar de su mente desde que se despertó, era como una sensación nueva para él y eso le gustaba. -... ¿Y por qué no me lo puedes decir a mí?... -decía su mamá Juliett por el teléfono de la casa en tono enfadado, alzó sus ojos advirtiendo a Zeleo observarla, seguidamente inclinó la cabeza a un lado señalando el desayuno que había hecho para él, servido en la mesa. Zeleo se sentó
Capítulo 6 Habían pasado los días: martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, sin rastro alguno de Diara. Era extraño para Zeleo extrañarla de ese modo, era como si ansiara verla o hablar con ella. Recordó cuando terminó con Anaís el miércoles, cuando ella se le acercó solo para discutir. -Eres un idiota -había gritado Anaís mientras le daba una bofetada-, ¡¿cómo puedes andar por ahí sin siquiera acercarte para preguntarme por qué estoy molesta?! -¡Porque no me importa si te molestas por una estupidez que ni yo entiendo! -le había respondido Zeleo mientras pasaba una mano por su propia mejilla sintiéndola pulsar de dolor por la bofetada que le había dado ella. Recordaba cuando Anaís le había levantado su delgada mano para abofetearle otra vez, pero Zeleo se la aguantó en pleno vuelo a su cara. -No pienses en golpearme otra vez -l