El invierno llegó y las nevadas se precipitaban violentas sobre todo el pueblo...
Un manto blanco cubría al mundo mientras un frío cada vez mayor los hacía refugiarse. A pesar de todo, gran parte del ejército se movilizó como escolta cuando Seth Scrammer partió del pueblo en dirección al este. Cien soldados a caballo partieron bajo una tenue nevada.Mientras Camielle avanzaba en su caballo gris en medio de la columna, Annie no dejaba de tiritar. —Deja de moverte—exigió. La joven no dejaba de temblar pesé a llevar un grueso abrigo de lana y bufanda bajo la capa brillante de Niccolo—. Ambos nos caeremos.—Hace mucho frío—dijo mientras casteñeaba los dientes—... ¿Por qué tuvimos que venir?Aún nevaba, pero era una llovizna débil como las de principios de otoño. El rey Seth encabezaba la avanzadilla a través de la nieve y los árboles congelados sobre un esbelto corcel bayo de crines rojas. A su lado trotaba, orgullosa, Lucca della Robbia sobre una yegua clara y el cUn animal se movió fuera del edificio, lo escuchó arrastrarse sobre la nieve. Frida se estremeció en sueños con el rostro pálido perlado de sudor, descansó finalmente muy entrada la noche. Damian se levantó de la cama y fue a asegurarse de que la puerta estuviera bien cerrada, últimamente estaba desapareciendo el ganado en el pueblo y los campesinos se lanzaban cizañas entre ellos. El cerrojo estaba trancado, una sombra cruzó la alfombra de luz que llegaba desde las lámparas de hierro en la calle. Se estremeció y fue a cerrar las cortinas, estaban sucediendo extraños acontecimientos en Puente Blanco. Su esposa seguía dormida, se alegró de que descansara, las fiebres habían bajado con mucho esfuerzo ya que Frida lo vomitaba todo. Estaba muy débil. Se pasó una mano por la barba negra y exhaló un vaho de aliento cálido.Damian Brunelleschi encendió una vela de cera perfumada. Las guardaba en un cofrecito de plata como un tesoro. Ya sólo quedaban tres velas, tendría que ir al Tem
El horror terminó... El pueblo los recibió con una lluvia de flores y gritos de regocijo. Pero agotados tras la marcha, la alfombra de flores de colores vivos quedó pisoteada y lúgubre bajo la columna estropeada de hombres, caballos y carros destartalados de madera chirriante. Todos aclamaban al caballero del Dragón Escarlata, pero bajo la zarrapastrosa cape rouge, Cedric Scrammer no se sentía triunfante, ni heroico. El último mes había sido una sucesión de horrores que habían arrastrado a los suyos a lentas y dolorosas muertes. Podía escuchar al duende masticando al ritmo del goteo de las tuberías oxidadas mientras una puerta crujía al abrirse…Bajo las botas altas de cuero negro, aún llevaba los restos de flores, sangre, suciedad, recuerdos… Miraba sin ver, cargando todo ese sufrimiento y pérdida. Los suyos tenían aquella expresión, hombres y mujeres en caballos desnutridos, personas a pie, heridos en carros agonizantes… pers
–Tenía el color rojo en las manos–fantaseó Annie–. Todo estaba oscuro como siempre está en mis sueños… Un mar de luces brillantes brotaba de ellas.Louis tomó un mechón de su larga melena castaña y lo acarició entre las yemas del índice y el pulgar.–¿Era atractivo? –Los ojos avellana de la muchacha decían una y mil cosas.–Pues…–por un momento Annie se sonrojó–. Iba envuelto en una larga cape noir…– Lo último que dijo la hizo pensar en su padre.Ella misma se había despertado acalorada. El sueño había sido tan vivido que olvidarlo era imposible. La rue empedrada se abría ante ellas con una alfombra de baldosas relucientes, los adornos colgaban por doquier: luces coloridas atenuadas por el atardecer y las increíbles pinturas de los murales; pasaron junto a u
La escalerilla era de madera y Niccolo se subió a ella para alcanzar el cuero duro del libro en la parte superior del anaquel, oculto. Tanteó estirándose hasta tocar la piel vieja y curtida. Estuvo a punto de caerse cuando lo tomó con un pequeño salto, pero se mantuvo en pie.Había una fina capa de polvo pero Niccolo la barrió con la palma. Se lo llevó a la larga mesa de fresno y leyó Los Cuentos del Siervo del Bosque. El mito de un viejo écrivain sobre un adusto magician henchido de rabia que causó un incendio en gran parte del Bosque Espinoso tras ser rechazado por una bella ninfa. La deidad del Bosque se entristeció por los árboles y animales que murieron quemados, y mientras el mago dormía sembró una semilla de manzana en su saco de vino. Cuando el resentido mago lo bebió, se convirtió en una criatura obscena que parecía una mezcla de todos los animales. Maldito por el bosque, los hombres y los dioses. Rechazado e irreconocible. Se adentró en lo profundo del B
El cielo estaba cubierto de estrellas y cada una de ellas era un sueño hermoso. La luna estaba especialmente hermosa en su día, desde tiempos inmemoriales la adoraban porque de ella habían nacido maravillas…Annie se había lavado el cabello dorado, lo peinó, perfumó y lo llevaba en una larga trenza llena de flores. Se había puesto un ligero vestido morado y sandalias de piel atadas con cordones que le llegaban hasta las rodillas. Alrededor del cuello llevaba una gargantilla de oro adornada con zafiros que le hacían juego con los ojos.Louis estaba deslumbrante envuelta en satén blanco, aunque su figura mostraba demasiado. Pulseras de plata en las muñecas y una rosa blanca a modo de aguja en el moño castaño.Recorrieron la plaza llena del humo de la comida, el olor del vino, el ron, la cerveza y otras bebidas. Por todos lados había bullicio: los espectáculos, los duelos de jaques y magos errantes. Un hombre de túnica verde a rayas rojas se subió a los h
El calor rectaba por la oscuridad como si ambas fueran una misma sustancia. Las sombras ondulaban, parecían vivas… Aquella cámara laberíntica de la Maison de Noir era llamada le estomac du dragon y desde el principio Friedrich estuvo de acuerdo con aquel nombre. Estaba sudando como un demonio… Deseaba arrancarse la cape noir, el jubón de cuero, las botas; todo… Lo único que se lo impedía era el sentido común, allí dentro se podía prender fuego, y no quería por nada del mundo revivir aquel desgarrador momento. En ocasiones, cuando alguna emoción lo perturbaba, podía sentir las llamas consumiendo su mano.Comodoro lo guió con una lámpara de hierro que cortaba la asfixiante oscuridad de los túneles. Según contaban, el recinto fue construido sobre un conjunto de cuevas subterráneas que mantenían a raya los accidentes alquímicos… La red de túneles era tan profunda que uno podía pasar una vida entera recorriéndolos.La gigantesca cámara tenía treinta y tres hornos de los
El viento giraba en el cielo y cantaba.Una mariposa azul le hizo cosquillas en la nariz, extendió las hermosas y delicadas alas y voló a través de la brisa como una hoja arrastrada por el otoño. El mismo viento que hace silbar los mismos arboles le acarició los rizos dorados como los dedos cálidos de Sam… A veces le parecía que no tenía importancia, la noche se esfumó pero con ella no trajo la claridad. Su mente seguía ensombrecida, no podía estudiar El mundo y sus demonios, recostada sobre la hierba templada… Pero: lo que debía hacer no estaba bien.<<El viento puede ser tan libre–envidiaba aquella corriente que recorría el mundo–. Puede tocar cada palmo al mismo tiempo>>.Era esclava de una prisión de carne y hueso…–Sólo es una redecilla de pelo–le había prometido el alquimista–.
La campana de bronce tañía una larga nota grave en lo alto de la torre. Marcaba el mediodía y Niccolo sintió un violento escalofrió como un latigazo. Los oídos le zumbaron bajo la sombra del campanario…<<Una larga nota fúnebre…>> le recordó el día de la supuesta muerte del roi Joel, el campanario había llorado desde el amanecer hasta la puesta del sol. Pero cuando una nueva alba rayo el cielo, se esparció la noticia de que sólo era un engaño tonto…<<Pero aun así…>>Su tío Marcel Brosse y el Grand Maître Guérisseur Chett habían visto languidecer al rey…–Las fiebres se lo estaban llevando–le dijo mientras se alisaba la espesa barba entrecana sujeta en un anillo de oro–. Por más que lo intentemos un hombre no puede vivir para siempre, es un hombre muy viejo…–miró en derredor como si tuviera miedo de que las paredes le escucharan–. Y esta figura aparece y...El corazón se le agolpó en la garganta y sentía la sangre como brea…Gene le p