*Reacondicionando la obra, disculpen las molestias*
*Capítulo nuevo*
(Brad Allen)
En lo alto de un afamado edificio, en la azotea, me encontraba, cerrando un importante trato que haría ganar a la compañía millones. Había conseguido que uno de los mayores inversores del país apostase por nuestra empresa para que le llevase sus finanzas. Eso era lo mejor que podía pasarnos, y por supuesto, yo era el que había hecho todo el trabajo.
¿Y qué es lo que toca después de un trabajo bien hecho? Pues… una puta, no podía ser de otra forma. Aunque, en aquella ocasión no había requisado los servicios de ninguna señorita de compañía, era mi propia secretaria la que me esperaba en mi despacho, con los deberes hechos y su trasero al descubierto, más que lista para una buena emboscada.
Disfruté de lo lindo, no os voy a dar detalles de la transacción empelada-jefe que llevamos a cabo en mi despacho. Pero os diré una cosa, Karen no era ni de lejos Nicky.
La maldita rubia de oro, así solía llamarla. Una bailarina de un afamado club de la ciudad, que había desaparecido sin dejar rastro, junto a su amiga Anastasia, de la que mi mejor amigo, estaba locamente enamorado.
El amor… no hay sentimiento más rastrero que ese. El hombre más astuto de la ciudad, será capaz de hacer cualquier cosa por la mujer a la que ama, incluso arrastrarse por los suelos. Me parecía denigrante.
¿Por qué disfrutar de una sola mujer cuando había una amplia gama en el mercado? La vida es demasiado corta para conformarse con una sola.
El amor es de pardillos, era mi frase favorita.
Y, después de obsesionarme con Nicky, supongo que estaba dispuesto a borrar cada rastro de esa mujer con cada mujer de la ciudad, y mi secretaria llevaba intentándolo durante los dos últimos meses, aunque no le llegase ni a la suela de los zapatos. Pero … obsesionarse con una tía que está muy buena y echa unos polvos de muerte es una cosa, y enamorarse, otra bien distinta.
Reitero, el amor no está hecho para un tipo como yo.
El teléfono comenzó a sonar, haciéndome salir de mis pensamientos, tomar consciencia de dónde estaba, dejar de evadirme por los resquicios de mi mente.
Estaba en el auto, de camino a casa, y lo descolgué desganado. Era el señor White, de nuevo preocupado porque su hijo no había asistido a una reunión sobre la fusión. Yo en su lugar tampoco hubiese asistido, aquello parecía un muermo.
Me lo quité de encima como pude, y luego llamé a Gladis, necesitaba que contratase los servicios de una señorita, quería desquitarme con ella después de un largo día, y ya que no podría salir de fiesta, pues al día siguiente tenía una importante reunión con los accionistas, sería responsable, por una vez en mi vida.
El semáforo se puso en rojo, y yo miré, despreocupado por la ventana, justo cuando una preciosa muchacha de cabellos castaños se bajaba de un taxi y se preparaba para entrar a un alto edificio. Ni siquiera me fijé en ella, si no lo hubiese hecho, quizás me habría ahorrado muchas cosas, o quizás no.
Es sólo para que veáis lo pequeña que es la ciudad, o quizás sea que hay personas destinadas a encontrarse, algo que escapa completamente a nuestra lógica.
Si me hubiese fijado en ella, quizás la hubiese reconocido en nuestro segundo encuentro. Pero … no lo hice.
*Reacondicionando la obra, disculpen las molestias**El capítulo sigue igual, solo cambie el número :P*(Seven White)Leía el periódico, despreocupado, un nuevo artículo sobre la fusión salía en portada. Ya había fecha, no se demoraría mucho, todo estaría listo el próximo mes.El auto se detuvo en uno de los miles semáforos de la ciudad, de camino a casa, tras un largo día, muy agotador, dónde había asistido a la reunión en la que se habían discutido bastantes aspectos sobre la fusión. Al final lo habíamos conseguido, Christi y yo, que la cláusula de la separación apareciese en el contrato. Pronto estaríamos casados, pero ello no duraría más de 5 años.Debíamos ir a recoger a Lucy, de nuevo volvía a
(Anastasia Clark) A mediados de esa tarde, Jonathan apareció, con su adorable sobrina Esther, que venía con un tutú puesto y todo. Ambos entraron, y yo los atendí con una enorme sonrisa, pues teníamos cinco minutos de descanso en ese justo momento. ¿vengo en mal momento? – preguntó. Negué con la cabeza, en señal de que no era así – Esther estaba ansiosa – la saludé con la mano y ella me sonrió, agradecida de que lo hiciese. Hola – la saludé, reforzando mi saludo anterior, para luego agacharme frente a ella - ¿a qué tipo de baile quieres apuntarte? A ballet – aseguró, con su voz tímida, haciéndome sonreír. Estupendo, aún tenemos plazas para esa clase – aseguré, para luego levantarme y hacerles una señal para que se sentasen, sentándome yo al otro lado del escritorio – Mira, este es el horario de bal
(Brad Allen)Estaba agotado aquella maldita semana, tantas reuniones me estaban matando, tenía pensado salir de cacería, pero antes si quiera de haberlo organizado, recibí un inesperado mensaje de mi mejor amigo. Cosa rara en él, pues no solía ser el primero en dar el primer paso.Lo ojeé, despreocupado, dejando a un lado el balance de la semana, me estaba mareando con tanto número. Masajeé el tabique nasal y por poco no me ahogo con mi propia saliva cuando leí el nombre de aquella diosa.Sosainas:Tío, no te lo vas a creer, pero he descubierto dónde se esconde tu diosa del placer Nicky.Yo:¡Hijo de puta!¿Cómo coño has conseguido esa información antes que yo?Sosainas:<
(Anastasia Clark) Aquel día estaba feliz, pues el cupo de alumnos estaba lleno, era señal de que el negocio iba como la seda. Sonreí, de oreja a oreja, mientras preparaba mi clase de bachata, junto a Nicky. Deberíamos contratar a más personal, nosotras no vamos a dar abasto con todos los tipos de bailes – se quejaba, y la entendía perfectamente, pero de momento, al menos hasta el próximo mes tendríamos que bastar las dos – Por cierto - añadió, al darse cuenta de que me estaba tomando más tiempo del que debía en responder - ¿Qué tal te fue ayer con Jonathan? – preguntó, con cierto rintintín, como si quisiese emparejarme con él, de alguna forma – Me dijo Brenda que vino a recogerte y todo, ¿eh? Sólo se ofreció a llevarme a casa, ya que Brenda se iba con su marido y su hija, y tú te fuiste antes a esa cita de la que ni siquiera me quieres hablar – me quejé, haciéndola reír.
(Seven White) Me pasé toda la puta semana pensando en Anastasia Clark, atado de pies y manos, porque la señora Winston estudiaba mis movimientos. No sé, quizás se quería asegurar de que no metía la pata con la fusión, o de que no cancelase la boda en el último momento. Aunque, si es cierto que iba a verla todas las noches, a mirarla desde la ventana, sin ver apenas mucho. Si es cierto que la vi reír varias veces, mientras hablaba con Nicky. Brad, por supuesto, por poco no me hace alabanzas y se pone a rezarme como si fuese un puto dios, cuando le dije que sabía dónde se escondía su diosa del placer. Me aseguró que iría el fin de semana a buscarla, y le aseguré que le acompañaría. Pero cuando llegamos allí, aquel sábado por la tarde, no había nadie en casa, las persianas estaban bajadas y no había luz en el interior. ¿Dónde demonios se habían metido aquellas dos? Era imposible que estuviesen trabaja
(Seven White)Iba a matar a Brad, me había hecho venir a ver la puesta de sol al puerto, porque su “diosa del placer” le había citado en el puerto, junto a un montón de barcos. Justo iba a liársela cuando ocurrió, algo que podría cambiarlo todo.Mi mundo se detuvo en cuanto la vi, subida en un barco, atracando en el puerto, junto a ese tipo y su amiga Nicky. Ella sonreía, lucía feliz, su risa retumbó en el silencio de aquella tarde oscurecida, y por supuesto, no era yo el causante de ella.Nicky bajó del navío, visualizándonos en ese justo instante, caminando luego hacia nosotros, mientras yo la seguía con la mirada, a Anastasia, mi Ana, esa que tan desesperamente busqué durante semanas estaba allí, a escasos metros de mí, con una sudadera prestada, junto a un tipo que no dejaba de
(Anastasia Clark)Cogimos un total de veinte peces aquella mañana, y Nicky no dejaba de gritar cuando yo sacaba uno, parecía una loca, pero le emocionaba tanto o más que a mí. Él, por el contrario, había dejado de pescar y tan sólo nos miraba, parecía estar pasándoselo en grande.A la una de la tarde, dejamos de pescar, metió los peces en la nevera, ante el sofocón de Nicky, que no quería que los matara, y luego sacó nuestro almuerzo.- He traído unos bocadillos – aseguró, dándonos uno a cada una, mientras Nicky le miraba con cara de pocos amigos.- A mí me dejas – se quejó, molesta – mata peces – él tan sólo sonrió, pero no bajó la mano con su bocadillo.- ¿Qué crees que &i
(Seven White)Estaba totalmente negado a aceptar su petición y estuve más que tentado a fugarme con ella, pero afortunadamente no lo hice, tan sólo la llevé a su casa, y me despedí de ella.- Buenas noches, Ana – me despedí, pero ella no salió del maldito auto, tan sólo se giró, para mirarme, lucía molesta – he sido un idiota esta noche, en el muelle – me disculpaba – de verdad, yo …- No existe ese tipo de relación que insinúas entre Jonathan y yo – aseguró, dejándome noqueado en el acto, pero al mismo tiempo aliviado – sólo es un conocido, ni siquiera somos amigos, Seven – añadía, para luego apoyar las manos en sus rodillas, haciendo que se le escurriese las mangas de la sudadera hacia abajo, tapándoselas casi por co