(Seven White)
El fin de semana me había vuelto loco, en especial el puñetero sábado. ¿Cómo me atreví a bailar con ella? ¿A acercarme si quiera? ¿Cómo me atreví a ir a una cita con ella? Yo no era así, no iba a citas, siempre solía dejarlas plantadas y las llamaba en el último momento asegurándoles que me había salido otro compromiso. Pero con ella no pude, a causa del maldito alcohol.
Me gustó bailar con ella, me gustó ella. Pero el lunes volvimos a la rutina, ella volvió a ser una alumna rebelde a la que debía castigar, y yo el rector gay con miedo a salir del armario.
Las retuve el martes después de clase y las obligué a hacer una redacción sobre el honor y el respeto de tres horas. En ese tiempo, no dejé de mirarla ni una sola vez, con disimulo, por supuesto. Pero ella d
(Anastasia Clark)Debía estar loca por andar con mensajitos con un tipo al que ni siquiera conocía, sonriendo por las esquinas, y sintiendo mariposas cada vez que tenía noticias sobre él.Era la primera vez en toda mi vida que estaba ansiosa por un chico. Estaba deseando que llegase el domingo, deseando verle, deseando demostrarle que no iba a salir corriendo, que iba a quedarme y que él tendría que cancelar su otro compromiso por mí. Realmente era lo que quería, seguir jugando con él, sin pensar en nada más.En si aquello estaba bien o mal, no quería pensar en nada.El resto de la semana pasó sin altibajos, el idiota del rector no pudo importunarme, pues yo estaba demasiado feliz aquellos días.El sábado vino a verme a la actuación, lo supe porque me escribió un mensaje y me lo dijo, justo cuando me desped&
(Seven White)Estuve histérico todo el maldito día, y no era para menos, pues sabía que ella dejaría de hablarme en cuanto supiese que era el rector White. Pensé que metí la pata anoche, cuando le hablé sobre mi padre, pero ella no pareció darse cuenta de nada. Eso fue todo un alivio, aún podía hablar con ella un poco más antes de perderla para siempre.¿Por qué me molestaba tanto no volver a hablar con ella? Eso era lo que no entendía. ¿por qué no podía dejar de pensar en ella? ¿Por qué quería escribirle, a todas horas, escuchar su voz y verla? Aquello se estaba descontrolando, se suponía que sólo era un juego, que terminaría en cuanto me viese, pero… estaba incluso planeando darle plantón para poder mantener lo que teníamos.Algo estaba mal en m&iacut
(Anastasia Clark)Acababa de salir del club, aún sin poderme creer aquello. Él no podía ser el rector, no podía ser él.Pensé en cada una de las señales detenidamente. En Kara, diciéndome que me llevaría una sorpresa en cuanto conociese a Seven. En él mismo, diciéndome que huiría en cuanto supiese quién era él, en realidad.Seven, ese chico que me hacía reír, por el que había llegado a sentir algo, a pesar de que me lo negase mil veces.Podía recordarle en los miles de mensajes, en sus llamadas, incluso la semana pasada cuando bailamos.“Te marcharás corriendo en cuanto me veas” – retumbó en mi cabeza. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que huir, sólo porque él fuese el capullo del rector? Él no era el tipo reprimido
(Seven White)Sus besos eran una adicción, lo supe en cuanto ella me besó. Porque sí, ella me besó, contra todo pronóstico. Se suponía que después de dejarme todo habría acabado, de echo buscaba la salida para marcharme del local cuando ella apareció, besándome, justo como habíamos hablado que sucedería.Me sorprendió muchísimo, no sólo que hubiese vuelto, si no también… sus besos. Y lo que más me sorprendió de todo aquello fue que no estaba ni un poco incómodo.Ni siquiera me di cuenta antes de hacerlo, ni siquiera supe lo mucho que quería besarla hasta que lo hice. No pude dejar de hacerlo después de aquello, no pude porque sus labios eran como un helado que no quería dejar de disfrutar. Me encantaba besarla, la forma en la que nuestros labios encajaban, la forma en la qu
(Anastasia Clark)La semana se me pasó volando. Le veía por los pasillos, y recibía mensajes suyos todos los días. Aquello que teníamos seguía adelante, fuese lo que fuese, y me asustaba, claro que lo hacía, porque nunca había sentido algo así por nada, pero al mismo tiempo me gustaba.El show del viernes y el del sábado fueron como la seda, y sé que él estuvo allí mirándome, pero como de costumbre, quería esperar a nuestra cita para vernos.Seven.¿No puedes esperar un par de horas?Yo.No, ¿qué puedo hacer? Estoy demasiado ansiosa por verte.Seven.Si te veo ahora te raptaré, y te llevaré lejos antes de nuestra cita.Me reí, divertida al leer aquello, mientras Petra llegaba hasta mí
(Seven White)Habíamos llegado hacía ya media hora, le había preparado algo para comer, y ahora lo devoraba, mientras yo la miraba. Me encantaba verla feliz.¿por qué me miras así? – preguntó, justo cuando daba un bocado a la ensalada de canónigos que le había preparado – eres un acechador – me dijo. Reí a carcajadas.Tuve una cita el martes – le dije, cambiando de tema, porque si le decía la razón por la que la miraba de aquella forma, ella se asustaría, creedme, me asustaba hasta yo al pensar en ello – fue la primera cita, a parte de las nuestras, en la que no salí huyendo.¿Negocios o placer? – preguntó, dando un bocado al trozo de pan, bajando la mirada al hacerlo.Ambos – cont
(Anastasia Clark)Él estaba más bueno de lo que pensé en un principio, tenía abdominales, estaba fuerte. Bajé mis manos y acaricié su torso desnudo, haciéndole estremecer, sobre mi boca.Oye, había pensado que podríamos ver una película antes de dormir, ¿te apetece? – preguntó, algo nervioso, echándose hacia atrás, cuando empecé a acariciar su pelvis – vamos a cambiarnos, te espero abajo, ¿vale?Acepté y le vi marcharse sin más, entonces agarré el teléfono y me percaté de que Dante había estado llamándome. No iba a cogerlo, eso estaba claro.Cuando bajé él ya tenía preparadas las palomitas y la película de comedia romántica.Se que a las chicas os encantan estas ñoñerías &nd
(Seven White)Me desperté como un reloj, sobre las siete y media de la mañana, justo como cada domingo. Me puse algo cómodo, y bajé a desayunar. Observándola por la ventana, bañándose en el lago.Ella siempre me sorprendía, con ella siempre quería hacer cosas que salían de mi zona de confort.Caminé hacia el muelle, en zapatillas, olvidándome por completo del desayuno, y no me detuve hasta llegar allí. Ella me observó, molesta, y yo la observé aún más.¿Se puede saber qué haces? – pregunté, echo un basilisco, mirando hacia sus ropas en el borde del muelle - ¿estás… estás desnuda?La ropa me pesaba – se quejó, haciendo caso omiso de mi reprimenda – era incómodo nadar con ellas.<