~•⊰ Sandy ⊱•~Apenas entramos a la discoteca, nos sorprendimos gratamente por su decoración marítima. Caminamos por unos pasillos, donde hay diferentes “escenarios” para tomarse fotografías y una vez llegamos al interior, vimos que había gente de todas las edades y la música, muy variada y para todos los gustos, aunque la mayoría en alemán.Nos fuimos a sentar a una zona donde hay mesas y sillas. Rápidamente nos atendieron y comenzaron a llegar las cervezas, que no podían faltar.—¡Ven, Sandy! ¡Vamos a bailar! —Stacy y las chicas me tomaron de la mano y me arrastraron a la pista, para comenzar a bailar, pues los chicos estaban enfrascados en una conversación sin muchas ganas de mover el esqueleto.A pesar que la música que sonaba estaba en el idioma local, nos dejamos llevar por el ritmo, mientras movíamos nuestros cuerpos al compás de la melodía. Por primera vez en el día, deje de pensar en el futuro con Mike y disfruté del momento junto a las chicas, que gritaban y bailaban sin para
~•⊰ Mike ⊱•~Habíamos abordado el tren hace unos minutos y esta vez, nos tocaron asientos separados, así que los señores Sherewood se sentaron en los que estaban antes de nosotros, por si se les ofrecía algo, los pudiésemos ayudar.—¿Vas a escribir, pequeña? —Sandy miraba por la ventana, mientras el tren salía de la ciudad. Volteó a verme y sonrió.—No tengo ganas —Hizo un puchero—. Escribí en la mañana y creo que he cumplido con mi cuota del día —Se excusó. Miró mis manos, donde sostenía el KindIe—. ¿Vas a leer? —Me encogí de hombros.—¿Tienes un plan mejor? —Se quedó pensativa unos minutos. Su sonrisa se ensanchó y sus ojos brillaron.—¿Juguemos “verdad o reto”? —Propuso con un entusiasmo al que difícilmente podría decir que no. Me hice el que me la pensaba, poniéndome serio—. Prometo no hacer preguntas incómodas… —dijo poniendo sus manos juntas como haciendo una súplica, lo que me hizo reír.—¿Entonces cuál es la gracia del juego? —pregunté. Sus ojos se abrieron como platos y me di
~•⊰ Mike ⊱•~Llegamos cerca de las diez de la noche a la ciudad de Ámsterdam, que nos recibía con una noche completamente despejada y estrellada, aunque bastante fresca. Nos reunimos en el andén, mientras terminaban de bajar todos del tren.Por suerte y para nuestra tranquilidad, la señora Sherewood no volvió a sentirse mal, así que el resto del viaje fue bastante tranquilo.—¡Atención, grupo! —dijo Román—. Espero que vengan con apetito, pues pasaremos a cenar antes de irnos al hotel —explicó, por lo que todos asentimos de acuerdo.—Por lo mismo, guardaremos nuestro equipaje en unos casilleros especiales que están habilitados dentro de la estación y nos iremos al restaurant, donde nos están esperando —agregó Xavier, comenzando a caminar para que lo siguiéramos.Una vez guardado todo, entramos al “Grand Café Restaurant 1e klas”, un restaurant muy bonito de estilo clásico, dentro de la misma estación, donde el olor a carne asada, inunda mis fosas nasales de inmediato, abriéndome el apet
~•⊰ Sandy ⊱•~Habíamos salido de la quesería y Stacy no pretendía soltarme del brazo y aunque la conocía poco, había conseguido ganarse mi confianza desde el primer instante, cuando quiso desahogarse conmigo al estar enojada con Ismael. Con Andrea y Maggie, también nos llevábamos de maravilla, pero no tenía la misma confianza que con la rubia. Realmente eran un grupo de amigos muy cercano y simpático, era imposible no aprender a quererlos con el tiempo, además, nos han acogido muy bien a Mike y a mí.—Entonces, ¿qué es esa cara que traes? —preguntó la rubia—. Se nota que las cosas entre ustedes están más que bien, ¿por qué estás tan seria?—Es difícil, Stacy… —Suspiré—. Mike es el hombre perfecto y no lo digo sólo por una cuestión física, sino que… es todo. Encajamos tan bien, nos llevamos increíble, tenemos una química maravillosa y saber que todo esto que tenemos, tiene fecha de vencimiento, es como una astilla en el corazón que, por mucho que intentes sacar, se clava más y más aden
~•⊰ Sandy ⊱•~Terminamos de recorrer ese lugar de ensueño, mientras caminábamos hacia el “Kasteel Keukenhof” (Castillo Keukenhof), que es una mansión de campo de estilo clasicista, construida en mil seiscientos cuarenta y uno, muy conocida de la Edad de Oro de la República Holandesa.Por supuesto, el castillo es precioso, pero quedé maravillada por la cantidad de Dalias que hay en sus jardines, encontrando incluso mis favoritas de color anaranjado.Con refinados muebles y una exhibición de un gabinete con porcelana china y japonesa, pudimos apreciar cómo vivían los holandeses, en la Edad de Oro.—Insisto, calzas a la perfección en un paisaje como este —dijo Mike, abrazándome por la cintura.—Calzo perfecto, pero contigo —respondí segura. Lo miré de reojo y sonreí triunfal, al ver su cara de desconcierto. Se aclaró la garganta.—Bueno, sí —respondió—. Pero, en serio, eres como una princesa y este castillo queda perfecto contigo —explicó.—Estoy lejos de ser una princesa —contesté—. So
~•⊰ Mike ⊱•~Sabía que lo que le había pedido a Sandy, era injusto. Ella no necesitaba sentirse insegura, y postergar esa conversación la haría sentir así, pero necesitábamos pensarlo mejor, haciendo a un lado las emociones, por muy difícil que fuera.No había mentido en lo que le dije: ella me había vuelto el alma al cuerpo. Me devolvió las ganas de amar una vez más. Me mostró con su propia experiencia y sabiduría, que debía pasar página y seguir adelante con mis sueños.Cuando la escuché sollozar, la abracé a mi cuerpo con todas mis fuerzas, como intentando evitar que se rompiera de alguna forma. La conexión que teníamos era tal, que sentíamos los mismos miedos, la misma impotencia por la distancia y el tiempo, pero hacer como si nada ocurriera, era tan o más doloroso que ignorarlo.Limpié sus lágrimas y tras el beso más dulce que pude darle, dejándole saber que el sentimiento era mutuo, esa vorágine de emociones que nos invaden al estar juntos, se apoderaron de los dos. En cosa de
~•⊰ Mike ⊱•~Al llegar al hotel, subimos a nuestra habitación, donde, entre besos y caricias, terminamos haciendo el amor en la ducha, matando dos pájaros de un tiro. Nos vestimos a la velocidad de la luz y arreglamos nuestro equipaje, checando que todo estuviera en orden y así bajar a la recepción, para hacer el checkout. —Grupo, acérquense, por favor —Pidió Román—. No se dio la oportunidad de despedir a Lindsay y Jonathan como lo hemos hecho con todos, pero les deseamos un buen regreso a casa y por supuesto, decirles que fue un placer conocerlos —dijo, dándoles la despedida a la pareja.—Fue un gusto conocerlos a todos —dijo Lindsay.—Lo pasamos muy bien —agregó Jonathan—. Muchas gracias a todos y que disfruten mucho París —señaló.Sandy me quedó mirando con cara de pregunta y me encogí de hombros, pues que ellos estén o no, ya no influye en nada para nosotros y es lo que habíamos dejado claro la noche anterior.—Fue un gusto conocerte, Sandy —dijo mi ex, acercándose a nosotros, pa
~•⊰ Sandy ⊱•~Comencé a desperezarme, cuando siento la nariz de Mike, inhalando con fuerza el perfume de mi cabello. Al parecer, era algo que le gustaba mucho hacer y a mí, me encantaba que lo hiciera, pues me hacía sentir especial y sabía que le provocaba cosas.—Buenos días, pequeña —Su voz por las mañanas, era capaz de encenderme por sí sola. Profunda y ronca.—Buenos días —Volteé y me abracé a su pecho, dejándome consentir por sus caricias y aferrándome a él, como si quisiera fundirme a su cuerpo—. ¿No podemos quedarnos aquí? —Me quejé, pues era tan temprano, que ni siquiera salía el sol.—Qué más me gustaría, pero estamos en París, justo donde querías estar —respondió.—Lo sé, pero es muy tempranoooo —Lloriqueé. Su risa hizo eco en su pecho.—Vamos, pequeña, te aseguro que valdrá la pena… Hasta ahora, los chicos no me han decepcionado —señaló.—Tienes razón —bufé—. Pero qué perezaaaa —Me volví a quejar.—Vamos, ¡arriba! —Mike comenzó a hacerme cosquillas, así que exploté entre ri