Los pétalos de flores cubrían toda la entrada de la iglesia, esperando a que ella hiciera su gran aparición. Yo la esperaba al pie del altar, emocionado y nervioso; de repente empieza a sonar la marcha nupcial que me indica que ella ha llegado. Levanto la mirada, y en efecto, ahí viene ella, caminando por el pasillo al compás de la música, con su hermoso vestido blanco, y un velo que cubría su precioso rostro, a medida que avanzaba mi corazón se aceleraba, por fin estaríamos juntos, por qué yo la había elegido a ella y solamente a ella, a mi amor, mi único y verdadero amor, mi Chloe.
Sin embargo, pasa el tiempo, ella sigue caminando, pero no llega a mi encuentro, algo pasa, así que la voy a buscar, no puedo esperar más para hacerla mi esposa, pero entre más camino, más se aleja, intento correr para alcanzarla, pues no puedo, no quiero perderla otra vez, corro más y más, hasta que por fin logro alcanzarla, tomo aire y la abrazo fuertemente, pido que prosigan con la ceremonia, pero no está el cura, y los invitados tampoco, ¡no importa!, aun así, ¡nos casaremos! —Chloe, estaremos juntos, pase lo que pase. —Le digo, y ella solo asiente, así que procedo a levantar su velo. Cuando lo levanto, para ver su hermoso rostro, ¿qué veo?, tú no eres Chloe, ¿Crystal que haces aquí?, ¿dónde está Chloe? —Tú la dejaste ir, ¿recuerdas? —No, no, tú le hiciste algo, ¿dime qué le hiciste? —Se lo hiciste tú Damián, y me lo hiciste a mí también. —Apenas dice esto, desaparece. —Crystal perdón, devuélveme a Chloe. CHLOEEEEEE, CHLOEEEE —Grito sin parar una y otra vez. Mientras grito, escucho una voz a lo lejos. —Damián, Damián, despierta por favor, Damián… Todo se torna borroso, de repente abro los ojos, mi respiración es agitada y puedo sentir como el sudor me empapa. Intento calmarme —Damián, ¿estás bien? Era un sueño, todo era un maldito sueño. Intento recomponerme e identificar a la persona que me estaba hablando. —Sí, estoy bien —Digo mientras levanto la mirada y veo que es mi hermana Ava —¿Otra vez soñando con Chloe?, pensé que después de 5 años ya la habías superado. —Dice —¿Qué haces aquí?, deberías estar en la universidad —Me escapé, quise venir a visitarte, mi padre no me deja verte y además no me gusta la carrera que escogió mi padre para mí. —Lo sé cariño, pero si se entera de que estás aquí, se va a enfurecer, además solo debemos esperar a que cumplas los 21 y podrás ser libre para venirte a vivir conmigo. Lamento que lo de la emancipación judicial no resultara, pero está claro que nuestro padre tiene demasiados contactos como para dejar que algo así pasara. Suspira frustrada… —Está bien, solo un año más, quizás me termine gustando por fin la administración de empresas durante ese tiempo. —Dice y me hace reír. —Ahora aprovechemos que aún estoy aquí, y dime, ¿Aún la extrañas? —Sabía que se refería a Chloe, pero no sé si estaba listo para hablar de ella. —Si, —Suspiro un par de veces antes de continuar hablando. —Pero no quiero hablarlo en este momento. Más bien dime, ¿cómo va el tratamiento?, ¿te has sentido mejor? —Mmmmm —Asiente. —Eso creo, no me he vuelto a desmayar, y las taquicardias han disminuido, me siento más fuerte, durante un mes entero he ido a la universidad sin faltar una sola vez, a excepción de hoy. —Que bueno, no sabes cuanto me alegra oírlo, cuando el médico hablo sobre el trasplante y esperar a un donante, creí que todo empeoraría, pero ahora te ves más fuerte, y eso nos dará tiempo a que aparezca un donante que sea compatible. Asiente feliz. —Bueno me voy. —Está bien, deja que mi chofer te lleve. —No hace falta, tomaré un taxi. —Ava no es prudente que hagas eso, tu enfermedad... —Me interrumpe —¿Crees acaso que no lo sé?, pero estoy harta de ser una inútil, en casa estoy rodeada de enfermeras y escoltas, en la universidad igual, hoy milagrosamente pude escaparme y ver al único amigo que tengo, tú, mi hermano, así que te pido qué no actúes también como si yo fuera una inválida porque no lo soporto. —Está bien, ve con cuidado, me llamas apenas llegues por favor. —Me da un abrazo y se dirige hacia la puerta para salir de mi habitación, antes de girar el pomo me dice —Hermano... —Si cariño. —Sé que no quieres hablarlo, pero para que sepas, yo también la extraño mucho, y créeme que si mi corazón estuviera sano no dudaría en buscarla. —Se gira nuevamente y se va. Las palabras de Ava me dejan pensativo, ¿acaso debía intentar buscarla otra vez?, no, ella seguramente me odia. Si hace mucho decidió marcharse y desaparecer de mi vida es porque yo no supe amarla, ¿quien era yo para atormentarla nuevamente después de 5 años?, además no tenía como encontrarla. Decido no pensar más en ello, últimamente me resulta mejor comportarme como un cobarde omitiendo todo, así que me baño y me alisto para ir a trabajar, mientras estoy en la oficina, empiezo a trabajar como loco, reviso los nuevos diseños para el nuevo hotel que será creado en el centro de Manhattan, al cabo rato me llama Ava, para informarme que está en casa, lidiando con mi padre que le ha prohibido verme, pues según el yo no pertenezco a esa familia. Intento calmarla, no quiero que sufra una recaída. Luego de hablar con ella, me siento iracundo. En mi ataque de ira, destruyo todos los diseños que hay sobre mi escritorio. «Si Michael Roberts cree que me va a alejar de mi hermana, está muy equivocado». Se abre la puerta de repente, es mi secretaria Maria —Señor… —Dice y me mira sorprendida, pero no asustada, ya ella está acostumbrada a mis ataques de ira, los cuales son los únicos que no he podido controlar cada vez que pasa algo con mi padre. —Disculpe, es que el señor Ethan lo busca. —¿Ethan?, ¿Ethan Optimus? —Pregunto más calmado. Maria intenta responderme, pero en ese justo momento, Ethan, asoma su cara por la puerta. —¡Vaya!, tú sí que sabes como mantener el orden en la oficina. —Dice sarcásticamente y nos echamos a reír. Sin dudarlo, intento omitir mi desastre y me acerco para darle un gran abrazo. Ethan y yo nos hemos hecho muy buenos amigos, después de haber ayudado a Linda, ahora incluso soy uno de los padrinos de sus bebés. —Amigo, que gusto verte, ¿Cómo estás?, ¿y Linda?, ¿y los niños? —Están muy bien, te envían saludos, que por favor no te pierdas tanto. —Bajo un poco la cabeza cuando dice eso, porque hace varios meses que deje de visitarlos. —Con su permiso, me retiro y los dejo hablar. —Dice Maria, de quién me había olvidado por completo. —Adelante. —Le digo y sale de la oficina, dejándome a solas con Ethan. —Disculpa el desorden Ethan, es que yo... —Intento explicarle, pero me detiene. —No te preocupes, no me tienes que explicar nada, yo más que nadie sé lo que es tener tanta rabia acumulada que lo único en que piensas es en destrozar todo a tu paso. —Si, así es, mejor no pudiste describirlo. Pero siéntate por favor, y cuéntame, ¿qué te trae por aquí?. —Los dos nos sentamos omitiendo el desorden —La verdad es que vine en un viaje de negocios por dos días, entonces aproveché para visitarte y renovar nuestro contrato, ya que al parecer se te olvido que hace una semana debías reunirte con nosotros para hacerlo. —Es cierto, lamento no haber ido. —Vamos amigo, no digas que lo lamentas cuando has dejado de ir a vernos con premeditación desde hace ya varios meses. Linda está furiosa contigo, y la verdad es que yo también lo estaba, te alejaste sin razón. Así que voy a ser muy sincero contigo. ¿Acaso te alejaste porque aún sigues enamorado de mi esposa? —Pregunta de forma muy seria, y la verdad me toma por sorpresa, pero no puedo evitar ser sincero con él, es lo mínimo que merecía. —Si, me alejé por Linda. —Él me mira muy sorprendido y se nota bastante incómodo. —Pero no es por lo que tú crees. Es cierto que tu esposa es muy bella, y en algún momento llamó mi atención, y hasta llegué a pensar que me había enamorado de ella, pero no fue así. —¿Ah no? —No, Linda es una gran amiga, así como tú lo eres ahora. La razón por la que en un principio Linda llamó mi atención fue porque se parece mucho a alguien, una mujer a la que yo amé profundamente y por idiota la perdí. Llevo cargando con ese peso un largo tiempo, y hay momentos en que creo que la podre superar, pero no es así, y por eso he dejado de visitarlos, porque ver a Linda me la recuerda a ella y a lo imbécil que fui y que sigo siendo. —Apenas termino de hablar, respira con tranquilidad. —¡Entiendo!. ¿Sabes?, creo que el primer paso para avanzar sería hablarlo y no ahogarte tú solo con todo lo que sientes. —Lo miro con algo de duda, pues jamás he hablado de esto con nadie, ni siquiera con Ava que conoce la historia. —Créeme —Dice. —Te lo dice alguien que hacia lo mismo, y lo único que lograba era alejar a la poca gente que de verdad se interesaba por mí. Tal vez Ethan tenga razón, quizás sería bueno que alguien escuchara lo que tengo para decir, y lo que siento. Mi historia, mi versión. —Es que no sé por donde empezar, además la oficina no es un lugar para hablar de estos temas. —No lo creo, yo pienso que no hay lugar más seguro para un hombre de negocios que su oficina y su estudio, ¿y lo de por donde empezar?, que tal si lo haces por el principio. —¡Wao!, eso sería mucho que contar. —Pues yo hoy estoy libre, y tal vez tú no, pero se nota que necesitas hablar, así que... te escucho.Suspiro algo nervioso ante la idea de hablar de mi pasado con alguien, pero tal vez eso sea lo que necesite para sacar todo esto que llevo dentro y que aún después de tantos años no sé cómo superarlo. —Está bien Ethan, aunque debo advertirte que mi historia puede cambiar tu concepto de mí, hace unos años no era el mismo qué soy hoy. —Tranquilo, todos tenemos un pasado, un presente y un posible futuro, y sé perfectamente que en ninguno de los tres tiempos somos los mismos. —¡Muy bien!, como decir esto, ¡mmm!, mi padre y yo no nos llevamos bien, nunca lo hicimos, él siempre estuvo muy ausente, pero cuando murió mi madre, simplemente todo empeoró, la enfermedad de mi hermana era una de esas cosas y las demás son cosas de las que no quisiera hablar. —Le aclaro, por qué no me interesa mostrarme como el pobre hombre al que su padre maltrató de joven. —Entiendo, no te preocupes, cuéntame lo que creas conveniente. —Suspiro nuevamente para continuar con mi relato. —Ok, básica
—Chloe, ¿quién es Chloe? —Le pregunto a Ava, algo intrigado, pues creí que mi abuela haría este viaje para que Ava se liberara del estrés que le causa tener enfermeras y gente cerca cuidándola. —Es una especie de niñera que contrató mi abuela para que esté las 24 horas del día pegada a mí. —Me responde Ava muy enojada. Para ser sincero, estaba un poco extrañado, pero no era algo que me molestara, si mi abuela había contratado a alguien, era porque Ava lo necesitaba, y que estuviera acompañada de alguien más, además de mi abuela me hacía sentir más tranquilo. —No te preocupes cariño, solo es un fin de semana, para cuando regreses la tal Chloe solo será un recuerdo de cuando visitaste Londres. Le digo intentando calmarla. —Es que ese precisamente es el problema Damián, que mi abuela la contra... —Damián, aún te estamos esperando. —Grita mi padre desde el otro lado de la habitación, haciendo que me distraiga de mi conversación con Ava y de lo que ella tenía que decirme.
—¿Quién es ella? —Pregunta Chantal. —No es nadie. —Le digo intentando restarle importancia a la situación. —¿Vamos? —Le pregunto mientras tiendo mi mano para guiarla adentro del apartamento. —¿Y la loca de anoche?, ¿hoy no va a venir a interrumpirnos? —Veo que me pregunta por Crystal. —Jajaja, una loca con la cual no pudiste, fuiste muy débil delante de ella. —Mi comentario la hace enojar. —Eso es porque yo si soy una dama, no me ando por ahí peleando con la gente. —¿Dama?, lo dudo, de lo contrario no estarías aquí. —Eres un idiota Damián. —Dice frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. Cosa que realmente no me importa, me quito la corbata y me acerco a ella, me coloco detrás de su espalda y le vendo los ojos. —Si, tal vez soy un idiota, pero uno que te ofrece el mejor sexo de tu vida, así que déjate de niñerías y a lo que viniste. —Le digo mientras termino de vendarle los ojos con mi corbata. Le quito el vestido Negro de strapple y me doy cuenta de que venía preparad
—¿Señor Alfa? —Le pregunto algo sorprendido. «¿Acaso esta chica me llamaba así?» —Eh, eh... —No para de titubear, sin darme respuesta alguna. Me acerco a ella e intenta retroceder, pero la encimera que está detrás de ella, la detiene, mientras yo sigo acercándome. Nuestros cuerpos están a tan solo unos pocos centímetros de distancia, la miro a los ojos directamente, se ve algo nerviosa, pero me sostiene la mirada, sus ojos color miel me hacen sentir hipnotizado. —¿Qué quiere de mi señor? —Al fin rompe el silencio que había entre los dos. —¿Qué podría querer un hombre como yo, de una chica como tú? —Le pregunto, pero no dejo que me conteste, porque deseo seguir hablando. —Ni siquiera estás vestida. —Le digo y le arrojo una mirada, algo sexual, pues debo admitir que es imposible no observar su cuerpo con detenimiento cada vez que puedo. Me excita, y es algo que no puedo controlar. —¡Mierda!, la toalla. —Exclama y se sonroja, por reflejo cubre su cuerpo aun envuelto en la
—¿Estás loca?, ¡no lo haré!, no convertiré en mi sumisa a la nueva niñera de mi hermana. Tu nivel de sadismo está por las nubes. ¡No lo haré! —Al decir esto, Crystal no deja de reírse a carcajadas. —¿Qué?, ¿que te parece tan gracioso? —Le pregunto bastante irritado ante su risa sin mesura. —Discúlpame, pero es que no puedo evitar reírme, ¿yo soy la sádica?, no Damián, pero gracias, por qué tus excusas me han confirmado que escogí bien, esa chica definitivamente es mi boleto ganador. Es claro que quizás Crystal tenga razón, aunque hay una especie de magnetismo entre Chloe y yo, no es una chica fácil y yo no soy del tipo que ruega, la verdad es que una parte de mi sabe que no será nada sencillo convertir a Chloe en mi sumisa y menos en tan poco tiempo. —¿Acaso no te molesta que me acueste con ella?, es una chica muy bonita, podría llegarme a gustar mucho. —Digo esto y Crystal borra la sonrisa de su rostro. —No creas que me hace feliz verte con otra, pero ese es el precio que t
Chloe arroja una media sonrisa algo fingida. —¿Esto es una broma?, ¿te parece gracioso Damián, querer meterte en mi cabeza y jugar conmigo? —No, no es así. —Ah ¿no?, entonces, ¿por qué yo, Damián? —Tal vez lo que te voy a decir te va a sonar ridículo, pero siento una especie de atracción magnética hacia ti. No sé por qué, pero siento la necesidad de... —Me detengo a pensar que es exactamente lo que quiero decir. Si bien es verdad que tengo que conquistar a Chloe para convertirla en mi sumisa y ganar la apuesta que tengo con Crystal, también es cierto que sí, pasa algo, que me hace sentirme locamente atraído hacia ella. —Conocerte. —Digo por fin, intentando sonar coherente con lo que había dicho anteriormente. —¿Conocerme?, O sea follarme. —Dice sin el más mínimo reparo. Está claro que Chloe no es tonta, y no se anda con rodeos. —Eso también, ¿qué hombre no quisiera follarte? —Abre los ojos de par en par, y no entiendo por qué, si ella misma saco el tema. —Pero la realida
—¿Quieres salir conmigo? —Pregunto expectante, por qué para ser sincero es la primera vez que invito a salir a alguien. Sin embargo, Chloe se gira sin darme respuesta alguna, se mete en el carro y entonces no me queda más que seguirla para llevar a Ava a la escuela. Para cuando llegamos Ava como siempre se despide de mí en el carro, pues no es costumbre que yo me baje a despedirla, eso lo hacía la abuela, pero Chloe se baja junto con ella, y no puedo evitar observarlas desde la ventana. Veo como la abraza y le dice algo, bajo el vidrio de la puerta del carro unos dos centímetros para poder escuchar que le dice. —Recuerda que eres especial y no por tu problema del corazón. —Le dice Chloe a Ava y la abraza. Eso me agrada, pues Chloe nada más lleva un día aquí y Ava parece más tranquila. Unas chicas pasan, y le gritan a Ava. —Ya tu abuela también se aburrió de ti que te contrataron nueva niñera Ava. —Pero que coño, escuchar como la molestan me enoja, pero parece que Chloe ti
Mientras me dirijo al trabajo, mi padre me llama para recordarme la cita que tengo al medio día con un canal de TV para la entrevista. Un rato después llega a mi correo una especie de guion enviado por John, el secretario de mi padre, donde se especifica exactamente lo que tengo que hacer, hay algunas cosas que no me quedan claras, así que lo llamo. —Hola, John, podrías explicarme que es esto de hablar de mi tierna infancia. —En caso de que te pregunten como fue la infancia con tu padre, debes decir que fue un hombre excepcional, que se esforzaba por darte todo el amor y el tiempo que... —¡Wao!, ¡wao!, ¡wao! Alto, con todo el respeto John, intentaré ayudarlos con esto, colocando mi mejor sonrisa y fingiendo hasta donde mis principios me lo permitan, pero no me coloquen a inventar historias sobre algo que jamás paso, porque seguramente el día de mañana, esas historias no las recordaré y sus mentiras se verían expuestas si algún día me volvieran a preguntar por ellas. Yo respond