—¿Señor Alfa? —Le pregunto algo sorprendido. «¿Acaso esta chica me llamaba así?» —Eh, eh... —No para de titubear, sin darme respuesta alguna. Me acerco a ella e intenta retroceder, pero la encimera que está detrás de ella, la detiene, mientras yo sigo acercándome. Nuestros cuerpos están a tan solo unos pocos centímetros de distancia, la miro a los ojos directamente, se ve algo nerviosa, pero me sostiene la mirada, sus ojos color miel me hacen sentir hipnotizado. —¿Qué quiere de mi señor? —Al fin rompe el silencio que había entre los dos. —¿Qué podría querer un hombre como yo, de una chica como tú? —Le pregunto, pero no dejo que me conteste, porque deseo seguir hablando. —Ni siquiera estás vestida. —Le digo y le arrojo una mirada, algo sexual, pues debo admitir que es imposible no observar su cuerpo con detenimiento cada vez que puedo. Me excita, y es algo que no puedo controlar. —¡Mierda!, la toalla. —Exclama y se sonroja, por reflejo cubre su cuerpo aun envuelto en la
—¿Estás loca?, ¡no lo haré!, no convertiré en mi sumisa a la nueva niñera de mi hermana. Tu nivel de sadismo está por las nubes. ¡No lo haré! —Al decir esto, Crystal no deja de reírse a carcajadas. —¿Qué?, ¿que te parece tan gracioso? —Le pregunto bastante irritado ante su risa sin mesura. —Discúlpame, pero es que no puedo evitar reírme, ¿yo soy la sádica?, no Damián, pero gracias, por qué tus excusas me han confirmado que escogí bien, esa chica definitivamente es mi boleto ganador. Es claro que quizás Crystal tenga razón, aunque hay una especie de magnetismo entre Chloe y yo, no es una chica fácil y yo no soy del tipo que ruega, la verdad es que una parte de mi sabe que no será nada sencillo convertir a Chloe en mi sumisa y menos en tan poco tiempo. —¿Acaso no te molesta que me acueste con ella?, es una chica muy bonita, podría llegarme a gustar mucho. —Digo esto y Crystal borra la sonrisa de su rostro. —No creas que me hace feliz verte con otra, pero ese es el precio que t
Chloe arroja una media sonrisa algo fingida. —¿Esto es una broma?, ¿te parece gracioso Damián, querer meterte en mi cabeza y jugar conmigo? —No, no es así. —Ah ¿no?, entonces, ¿por qué yo, Damián? —Tal vez lo que te voy a decir te va a sonar ridículo, pero siento una especie de atracción magnética hacia ti. No sé por qué, pero siento la necesidad de... —Me detengo a pensar que es exactamente lo que quiero decir. Si bien es verdad que tengo que conquistar a Chloe para convertirla en mi sumisa y ganar la apuesta que tengo con Crystal, también es cierto que sí, pasa algo, que me hace sentirme locamente atraído hacia ella. —Conocerte. —Digo por fin, intentando sonar coherente con lo que había dicho anteriormente. —¿Conocerme?, O sea follarme. —Dice sin el más mínimo reparo. Está claro que Chloe no es tonta, y no se anda con rodeos. —Eso también, ¿qué hombre no quisiera follarte? —Abre los ojos de par en par, y no entiendo por qué, si ella misma saco el tema. —Pero la realida
—¿Quieres salir conmigo? —Pregunto expectante, por qué para ser sincero es la primera vez que invito a salir a alguien. Sin embargo, Chloe se gira sin darme respuesta alguna, se mete en el carro y entonces no me queda más que seguirla para llevar a Ava a la escuela. Para cuando llegamos Ava como siempre se despide de mí en el carro, pues no es costumbre que yo me baje a despedirla, eso lo hacía la abuela, pero Chloe se baja junto con ella, y no puedo evitar observarlas desde la ventana. Veo como la abraza y le dice algo, bajo el vidrio de la puerta del carro unos dos centímetros para poder escuchar que le dice. —Recuerda que eres especial y no por tu problema del corazón. —Le dice Chloe a Ava y la abraza. Eso me agrada, pues Chloe nada más lleva un día aquí y Ava parece más tranquila. Unas chicas pasan, y le gritan a Ava. —Ya tu abuela también se aburrió de ti que te contrataron nueva niñera Ava. —Pero que coño, escuchar como la molestan me enoja, pero parece que Chloe ti
Mientras me dirijo al trabajo, mi padre me llama para recordarme la cita que tengo al medio día con un canal de TV para la entrevista. Un rato después llega a mi correo una especie de guion enviado por John, el secretario de mi padre, donde se especifica exactamente lo que tengo que hacer, hay algunas cosas que no me quedan claras, así que lo llamo. —Hola, John, podrías explicarme que es esto de hablar de mi tierna infancia. —En caso de que te pregunten como fue la infancia con tu padre, debes decir que fue un hombre excepcional, que se esforzaba por darte todo el amor y el tiempo que... —¡Wao!, ¡wao!, ¡wao! Alto, con todo el respeto John, intentaré ayudarlos con esto, colocando mi mejor sonrisa y fingiendo hasta donde mis principios me lo permitan, pero no me coloquen a inventar historias sobre algo que jamás paso, porque seguramente el día de mañana, esas historias no las recordaré y sus mentiras se verían expuestas si algún día me volvieran a preguntar por ellas. Yo respond
Después de pasar por Ava, tuvimos tiempo para ir por un helado, me agradó ver que Ava estaba más animada, por primera vez quiso comentar como le fue en la escuela, y también me pidió no ver tantos cursos extraescolares, pues la aburrían y no le gustaban, mi padre la había matriculado sin su consentimiento; debido a que mi padre está tan centrado en su campaña electoral, no vi nada malo en retirarla de algunos. También llamamos a Flor, nuestra empleada que había sido despedida hace pocos días por mi padre, quisimos recontratarla, pues Ava necesitaba ciertos cuidados, que Chloe aún no sabía y ella conocía muy bien. Una ayuda jamás está de más. Esa noche, al llevarlas a casa, Ava recordó que la abuela me había dejado una carta, la cual me entregó, al regresar a mi Penthouse, quise ver lo que decía. Quedé algo perplejo después de abrir el sobre con la carta, pues no solo había una carta, también estaba el testamento de mi abuela, donde dejaba todos sus bienes a mi nombre, como única c
Mientras nos adentramos en el Club, Chloe parece algo asombrada, empieza a ver a todos lados sin dejar de preguntarme con su mirada ¿qué está pasando?, para resolver sus dudas, decido empezar a explicarle como esta organizado el Club. —¿Estás bien?, pareces algo... —Asombrada, absorta, atónita, boquiabierta. —Me dice, terminando de hablar por mi. —¡Exactamente! —Disculpa, es que todo es tan extraño, hay mucho cuero, y mucho latex, jamás había visto tanta piel junta...Todas las personas de aqui están... —Viviendo su sexualidad al máximo. No es extraño que explores tu sexualidad, el sexo va mas allá de follar a una mujer en la cama de una habitación a puerta cerrada. —Esto último se lo digo al oido, y puedo ver como se eriza. —¿Vamos? —La guío, para iniciar la explicación del lugar donde estamos. —Esa que está sentada sobre un cojín, con un collar de cuero unido a una cadena de hierro que sostiene ese hombre que esta sentado en la barra, ¿es una mujer? —Pregunta Chloe, con
—¿Esos son látigos? —Pregunta Chloe, alejándose de mí, y acercándose a la pared donde están colgados los látigos, sé que lo hace para cambiar de tema. —¿Has usado alguno de estos? —Si, de hecho, los he usado todos. —Le respondo muy serio —¿En serio? Me acerco a ella y le pregunto con curiosidad —Sí. ¿Hay alguno que llame tu atención? —Ese —Dice señalando con el dedo un látigo negro y largo. —¡Mmm!, interesante elección. El de cuero de venado, un látigo algo agresivo para una inexperta como tú. —Digo mientras lo descuelgo de la pared y lo azoto contra el piso, al lado de Chloe, lo que la hace saltar. Empiezo a enrollar una parte del látigo en mi mano para acortar su longitud, veo como Chloe mira muy atentamente lo que hago, traga saliva y empieza a respirar más fuerte. —¿Qué te parece?, con este látigo podría satisfacerte de tantas maneras —Al decir esto, a ella se le escapa un leve gemido y esa simple acción me pone caliente. Intento controlarme, pues una de las princi