TRINITY—Bien, mantén tu ginecóloga, le pediré un informe de tu método anticonceptivo y ¡sí, mantendrás tu mensualidad y la de Scarlett! Todo lo demás lo discutiremos con calma, abiertos a modificaciones, ¡ambos!Me separa y me aclara, asiento dudosa, pensando en modificar la mitad de ese papel culero.—¿Y si salgo embarazada por accidente, Nathan? ¿Qué haremos? —le pregunto y al momento me arrepiento de hacerme la chistosa. La expresión de Nathan se queda un poco rígida, es obvio que no le ha hecho ni pizca de gracia.—Tranquilo, la respuesta es más que obvia por tu cara. Tampoco está en mis planes quedar embarazada de ningún cachorro debido a una aventura pasajera, ya bastante tengo criando a una hija despreciada, como para buscarme otro —le aseguro, separándome de él. En realidad lo dije por decirlo, sin pensarlo mucho, como de costumbre, pero me sentí un poco decepcionada por su expresión ¿Qué esperaba?— Tampoco lo digas con ese tono, como si fuese un cabrón. Trinity…—Ya dije
NATHANComo rara vez en la vida, mi padre me felicita chequeando los contratos que hice con el idiota de Dominic. —Gracias —le dije sin más. Obviamente, todo le salió al revés a Dominic y para evitar más escándalos, accedió a casi regalarme los materiales. Era lo menos que podía hacer y no me quedé para nada satisfecho con solo eso. Estoy planificando la manera de joderle el negocio maderero y hundir su manada de alguna forma. En las tierras del Alfa Morgan también hay esos materiales, solo que mi padre se ha negado a cambiar de socio comercial por su alianza con la manada de Dominic.Eso cambiará muy pronto, por ahora, haré mis proyectos privados y personales comprándole a Morgan.—Solo no entendí muy bien lo de Emma, ¿de verdad te dejó tirado así, sin más? —frunció el ceño, de tonto no tiene un pelo este viejo lobo. —Bueno, encontró a su mate y se volvió loquita de amor, no será la primera ni la última. ¿Ya me puedo ir a descansar? —hago por levantarme.Quiero irme a hablar co
TRINITYIba casi saltando en un pie después de reunirme con la directora para firmar los papeles de admisión de Scarlett al colegio. ¡Había aprobado el examen! Y no, no fue condescendencia por la influencia de Nathan, mi beba realmente demostró ser una niña muy inteligente. Creo que incluso más que su madre, que últimamente solo hacía burradas.Salí del edificio administrativo un poco perdida, pero seguí por el caminito de piedras hacia un pequeño jardín cercano donde los dejé.—… entonces te puedo enseñar a patinar en la nieve, una niña del aula se cayó y se le aflojó un diente el invierno pasado… —escuché la voz baja de Luca.—¡Ah, hermano entonces no quiero, no quiero quedarme sin más dientes! —sonreí al escuchar el melodrama de mi hija.Hablaban de un campamento educativo de invierno que me mencionó la directora. Los observaba detrás de unos arbustos, ambos sentados en un banco. Luca le batía el potecito de yogur para luego dárselo con el sorbete, la tenía demasiado mimada.—
TRINITY Mis ojos querían perforar su rostro, levantarme y decirle hasta del mal que se iba a morir. ¿Cómo podía estarme hablando tan tranquilamente hace unos minutos cuando me había robado de alguna manera mi idea? —Bien, me parece muy prometedora esta propuesta, excelente —la aplaudieron y todo cuando terminó. ¡Yo sabía muy bien que la propuesta estaba genial! Se sentó a mi lado y la miré con rabia, antes de abrir la boca, fui mencionada para exponer, todos los ojos en mí. Apreté la carpeta y me levanté con piernas temblorosas, las manos me sudaban. Coloqué las hojas sobre el estrado y me quedé como idiota mirando al micrófono. ¿Qué iba a decir ahora? ¿Repetir lo mismo que ella, armar un escándalo y decir que la idea era mía?—Srta. Miller, estamos esperando por usted —la voz de la madre de Nathan resonó en la sala en silencio.Mis ojos se cruzaron con los suyos sosegados, no parecía saber nada de lo que sucedía. —Yo… —tragué en seco—. Parece que ha habido un problema con m
TRINITY—Eso, piensa en tu hija, Trinity. Ella, una ciudadana canadiense, se va a quedar a cargo del servicio social, menor de edad, sin un padre responsable… y su madre presa en los Estados Unidos… A medida que soltaba su veneno y veía a pupilas de loba contraerse, me iba imaginando toda esa tragedia. Sin poder evitarlo una lágrima rodó por mi mejilla, me la tragué, limpiándome con la mano, pero bajé la cabeza derrotada. —¿Qué quiere de mí? —Así, me gusta, que conozcas tu lugar debajo de la suela de mi zapato —clavó su uña afilada debajo de mi barbilla y me obligó a enfrentar toda su malicia, sus caninos rabiosos afuera a centímetros de mi rostro.—Eras una humana pobretona que tuve la consideración de emplear y me apuñalas por la espalda, tsk, tsk, eso no se hace, Trinity —me hablaba entre dientes, llena de odio, lo sabía, todo esto era por Nathan, ella lo descubrió.—Para empezar, saldrás por esa puerta y dirás lo que te voy a indicar y más te vale no llamar a Nathan y quejarte
TRINITY—¡Si me vuelves a tocar, te voy a partir la cara, abusivo! —le grité enojada, pero el elevador ya se cerraba. Nadie se metió a defenderme, las mujeres aplaudiendo su buena obra, infelices, y los tenía como mis buenos compañeros hasta hace unas horas. Todo para quedar bien con la manda más. Salí a las escaleras de emergencia, no eran tantos pisos. Subí enfurecida con el destino, con mi mala suerte, pero sobre todo conmigo. —¡Ay! —grité cuando el tacón se me viró de la fuerza con que daba los pasos.Me enredé con mis propias piernas y resbalé, iba a mitad de las escaleras, así que maniobré como pude. Manoteando mi brazo, que por suerte se aferró al tubo del pasamanos, pero todo mi cuerpo cayó de golpe hacia delante y me deslicé un escalón abriéndome con el borde, una herida en la rodilla derecha. Aguantándome duro y apoyando la otra mano en el suelo, pude evitar una caída peor. Me senté en el escalón jadeando, respirando deprisa. Un dolor sordo en mi tobillo,
NATHAN El traductor me estaba explicando todo lo que mi socio quería, pero de cada diez palabras captaba una. Mi mente ansiosa me llevaba una y otra vez a los problemas que dejé en Halifax. William me había informado que mi madre se había reunido con Haley e incluso había ido al colegio de Luca y se había cruzado con Trinity. ¿Casualidades? No lo creo. Adoro a mi madre, pero no llegó a ser la Luna de la manada y ha mantenido su puesto solo regando las flores del jardín. Más temprano intenté llamar a Trinity y no me respondió. Quiero pensar que estará en alguna reunión, muy ocupada, pero ni siquiera un mensaje y eso me está sacando de quicio. Blaze está inquieto queriendo regresarse en medio de estas negociaciones, le da lo mismo, él solo quiere verla. Durante el recorrido nocturno por el muelle, el teléfono comenzó a sonarme.—Lo lamento caballero. Dígale al Sr. Lorenzo que tomemos un receso, necesito atender una llamada de urgencia —sin siquiera esperar respuesta,
NATHAN—James, no importa lo que te diga, vigílala todo el tiempo, no te despegues de ella aunque esté en su casa, cualquier movimiento, quien vaya a verla, ¡lo que sea!, me lo informas y si tienes que intervenir no esperes a consultarme, ¡hazlo, yo asumo las consecuencias! —le ordeno apretando los dientes.Mi lobo está que rabioso, tensos ambos, quisiéramos tener alas para salir ahora mismo volando hacia Canadá.—Sí señor, no se preocupe, por favor intente convencerla que se suba al coche, está cojeando, tiene la pierna muy mal —me dice y mi alma se va quebrando.Diosa, tengo ganas de matar a quien la haya dañado, a pesar de que sé muy bien que esto es obra de mi propia gente. ¡Maldición!Cuelgo con James y la llamo, la llamo, la llamo, insisto una y otra vez y ella me cuelga y me cuelga, hasta que el teléfono me da apagado.—¡ME CAGO EN TODO! —rujo a punto de aventar el aparato contra el suelo.Calmo mis instintos, hay humanos cerca y me estoy saliendo de control.—Señor… Señor Lan