Cuando llegan a la casa, Derek nuevamente la toma en sus brazos para bajar del auto, ella todavía está muy afectada por la visión de ese hombre, ¿Quién era él? Y ¿Por qué ella se puso así? De una u otra manera obtendría las respuestas, pero en ese momento Liesel lo necesitaba. Pulso la clave en el elevador privado que lo llevaría hasta el penthouse, una vez dentro la llevo hasta la recámara y la colocó en medio de la cama, le quitó los bonitos zapatos que se adherían a su pierna con una fina pulsera y la arropó con una manta suave y cálida, antes de salir de la habitación.—¿A dónde vas? —la ansiedad en su voz, no quería estar sola.—Ahora regreso, tranquila aquí está a salvo.Derek se fue a la cocina para prepararle un té, y mientras esperaba llamó a su hermana.—Por favor llama a la Lysa, que esté enterada que Liesel se quedará conmigo esta noche.—¿Por qué haría eso? —Se cruzó de brazos.—Liesel se encuentra demasiado afectada como para volver a casa, además no quiere que su madre
Como había prometido, Derek la esperaba a la salida del restaurante.—Lista.—Si.Derek abrió la puerta del carro para ella, y Liesel subió, se sentía como una colegiala, las mariposas revoloteando en su estómago.—¿A dónde vamos?—Espera y verás.Después de manejar un rato Derek estaciono el auto, el cartel decía Manito Park.—¿Ya habías venido?Liesel se limitó a encogerse de hombros.—La verdad es que no lo recuerdo, pero será un gusto conocerlo a través de tus ojos.Derek comenzó dándole un tour, le contó que el parque se estableció desde 1904 —Y cuenta con áreas de picnic, un zoológico, y además cuenta con cinco áreas de jardines principales, el jardín japonés Nishinom
Ese día después de pasear por el jardín Derek la invitó a cenar.—¿Pasó por ti a las ocho?Ella consultó su reloj y vio que casi eran las seis.—Mejor a las 8.30 —era muy poco el tiempo que iba a tener para arreglarse.—Está bien. Entonces te veo más tarde. —Derek salió del auto para abrir la puerta y que ella pudiera bajar. La acompañó hasta la puerta de su casa y antes de que Liesel entrará la tomó de la mano y jalo de ella para darle un tierno beso en los labios.Derek se separó muy pronto para el gusto de Liesel que se quedó con ganas de más. Más de ese calor que emanaba de su cuerpo, de su pasión, se su energía, ella quería más de ese hombre, lo quería todo.—Te veo más tarde.Liesel no pudo m&aa
Derek ayudó a Liesel a subir al coche, pero no lo hacía solo por su buena educación, la verdadera razón era porque no podía mantener sus manos alejadas de su cuerpo.—Te apetece ir a cenar o prefieres hacer otra cosa.—¿Qué tienes en mente?A él se le ocurrían muchas cosas y sobre todo muchas posiciones sobre lo hacer esa noche. Así que solo le dedico una sonrisa maliciosa llena de intención.—Creo que me gusta más tu idea —Liesel había captado su indirecta.Derek manejó hasta su apartamento y subieron hasta el penthouse, sus intenciones no eran llevarla a su casa sino ir a cenar así que no tenía nada preparado.—Se te olvida que soy Cheff.—Para nada.—Déjame ver qué puedo hacer con lo que tienes —Liesel dejó su bolso de diseñador en la
Las sensaciones palpitaron por su cuerpo y reclamaron una liberación. Comenzó a rotar las caderas mientras él la acariciaba, extendiendo las piernas para experimentar mejor el poder de su hábil contacto.—Dios —murmuró él.Liesel volvió a adelantar los pechos, pero se echó para atrás en el instante en que los labios de él los tocaban. Derek gimió como un animal y le lanzó una mirada que rodeaba lo pecaminoso.—Eh —murmuró, la boca abierta buscando todavía el pezón. —No es justo…—Las damas primero —replicó ella de forma casi inaudible.Era delicioso y decadente tener ese control. Ponerse en primer lugar.Se masajeó los dos senos, observándolo mirarla, al tiempo que rotaba las caderas más deprisa contra la mano de Derek a medida que unas sensac
Liesel se separó de Derek, y fue a sentarse frente a él; necesitaba mirarlo a los ojos y ver la expresión en ellos mientras le contaba todo lo que sucedió mientras estuvo en la Hermandad.—Mi tiempo en el laboratorio fue lo más terrible que recuerdo haber experimentado nunca, aún no tengo todos los recuerdos de mi vida pasada, pero dudo que me hubiera sucedido algo más terrible que eso.Derek se tuvo que morder los labios para no decirle, para no contarle sobre la pérdida de su hijo.—No recuerdo cómo fue que llegue ahí, así que, si tú lo sabes, te agradecería que me lo contarás, tampoco recuerdo los primeros días dentro de ese lugar.Derek le contó que ellos tuvieron una diferencia mientras estaban cenando en un restaurante de la ciudad y que ella salió corriendo.&
Era una mañana gris y fría para los inicios del otoño, una leve llovizna hacía que el clima fuera hasta un poco lúgubre. Liesel se había cambiado con la ropa de la noche anterior y Derek se preparó para el trabajo, con su habitual traje echo a medida de color gris Oxford.—Estarás bien con eso —quiso saber Derek, ya que ella estaba poco abrigada para el clima que esperaba fuera del apartamento.—Solo es un poco de viento y agua —respondió restándole importancia.Eso le recordó a él sobre la plática que habían tenido está mañana. Ambos subieron al coche y Derek la llevó hasta su casa.—¿Te veo está noche?Ella lo pensó un par de veces antes de responder.—Está bien.Liesel bajó del carro sin decir nada más, sin siquiera un fr&iacu
Derek no podía creer lo que estaba pasando, durante mucho tiempo deseo que ella lo olvidara, que lo alejara de su vida para siempre, que incluso buscara a alguien más para que pudiera ser feliz, pero ahora que estaba sucediendo precisamente eso, que él tanto había querido, era como si el mundo se le venía encima. Él intentó convencerla, hacerle ver que ellos eran el uno para el otro, pero Liesel ya había tomado una decisión.A Liesel se le estaba rompiendo el corazón, y en partida doble porque, por un lado, la angustia que le provocaba la separación del hombre de ojos negros, aunado al sufrimiento que le estaba causando a él, le dolía más que su propio dolor. No se lo merecía, no era justo que ella lo hiciera pasar por eso, ella menos que nadie debía causarle tal dolor, pero lo hacía por su bien, por su seguridad, no podía exponerlo a que