—¿En qué puedo ayudarles hoy? —pregunta el hombre con amabilidad.—Buenas, estamos buscando arras gitanas para nuestra boda —es Marcus quien responde a la pregunta dándole una sonrisa amable al hombre.El dueño asiente y luego les invita a seguirlos hasta el mostrados donde comienza a mostrarles varias opciones. Vanessa observa las arras, tratando de concentrarse en la tarea de elegir las que usará para su boda en lugar de dejar que su mente siga perdida en los recuerdos que la asaltan. Vanessa siente una punzada en el corazón, pero se obliga a mantenerse serena.No es Emil en quien debería estar pensando en ese momento, él debería estar totalmente fuera de sus pensamientos, y si llega a colarse en ellos, no debería ser para hacerla sentir de esa forma, no, debería ser para sentir reproche hacia él por lo que Xavier intentó hacer a su familia.“¿puedes juzgar a Emil por las acciones de Xavier?”Las palabras de su padre resuenan en cabeza, pero esta vez lo hace con un reproche que ella
Emil sube la maleta a su auto y la acomoda. Ajustando la maleta una vez más, es como si estuviera ratificándose a sí mismo de que realmente tiene que irse.—¿Ya te vas? —La voz de Ioana suena cargada de preocupación a sus espaldas.Emil se da vuelta y ve a su hermana y abuelo acercándose con paso tranquilo. Ioana tiene los brazos cruzados, y el abuelo de esa forma tan característica que tiene de hacerlo cada cierto tiempo, una mirada que combina sabiduría y tristeza.—Sí. Ya hablamos de esto, es solo un viaje de negocios— Emil deja salir su respuesta, intentando sonar tan casual como puede, aunque los tres saben que sus palabras son una mentira a medias.Stefan se adelanta a Ioana, colocándose al lado de Emil. — Si estás seguro de esto, entonces déjame darte un consejo.Emil mira a su abuelo y guarda silencio en señal del respeto que siente por él y de que siempre presta atención a sus palabras.—La vida no siempre nos da segundas oportunidades, menos cuando estas oportunidades tienen
Vanessa y Marcus siguen sentados a la mesa en el pequeño bistró, la comida frente a ellos, pero sin que ninguno tenga un interés real por comer. El ambiente en el lugar es acogedor, con una suave música de fondo y el murmullo de otras conversaciones llenando el aire. Después de un rato de silencio entre ellos, Marcus decide abordar un tema que considera importante.—Vanessa —comienza Marcus, mirándola fijamente—. Quería preguntarte, ¿qué piensas hacer después de que nos casemos?Vanessa levanta la mirada y se encuentra con la seriedad en los ojos de Marcus. Sabe que aquella es una pregunta importante y justo por eso no quiere evadirla.—Bueno, anoche estuve pensando un poco en eso —responde mientras deja los cubiertos de lado, su voz tranquila pero llena de dudas—. La verdad es que me gustaría renunciar a mi trabajo. Quiero ayudar a mi padre con la cría de caballos y poder levantar de nuevo el negocio familiar. No creo que con su estado actual de salud sea bueno que él se dedique a to
Vanessa se queda en silencio, observando el celular de Marcus mientras procesa todas las palabras que acaba de escuchar por parte de Emil. Cada una de esas palabras resuena en su mente una y otra vez, como un eco que no sabe si puede acallar. El torbellino de emociones que la ha estado consumiendo los últimos dos meses ya luce como un laberinto del cual es incapaz de encontrar una salida. La confesión de Emil la ha dejado sin aliento y, aunque intenta mantener la compostura, siente cómo su mirada se nubla.Las lágrimas amenazan con escapar, pero antes de que estas puedan siquiera llegar a deslizarse por sus mejillas, Marcus toma sus manos entre las de él, dándole un apretón suave y reconfortante. Su toque cálido y firme se siente como un ancla, una que busca alejarla del caos emocional que la embarga en ese momento.—Vanessa —susurra Marcus con ternura, buscando su mirada—, no sé qué dijo Emil. Pero quiero que sepas que estoy aquí. Si necesitas un apoyo, puedes contar conmigo, podemos
Tatiana baja la mirada, jugando nerviosamente con los pliegues del bolsillo de su pantalón antes de hablar. Sabe que está pisando terreno delicado, pero la tranquilidad en la expresión de Klaus la anima a ser sincera.—La verdad es que, no es nada personal en contra Marcus—comienza, su voz suave y algo temblorosa—. Él puede ser un buen hombre y seguramente sería capaz de hacer todo lo posible por cuidar a Vanessa. Pero desde que éramos niñas, mi hermana siempre esperó que una lectura de cartas de nona se hiciera real. Vanessa se mantuvo creyendo en el amor por destino así que, siempre esperé ver a mi hermana casada por amor, no por un matrimonio de acuerdo.Klaus asiente lentamente, escuchándola con atención. Su mirada cálida y comprensiva la hace sentir un poco más cómoda al expresar sus verdaderos pensamientos en lo que refiere a la boda.—Puedo entender lo que dices. Es natural que en nosotros exista el deseo de esperar siempre lo mejor para los que amamos, principalmente si se tra
Vanessa despierta, parpadeando contra la luz suave que inunda su habitación. Su mente se siente pesada y confusa, como si estuviera emergiendo de un profundo y pesado sueño. Al principio, no reconoce dónde se encuentra. Sus ojos recorren la familiaridad de su habitación, pero su mente tarda en procesarlo y aquella fue una sensación tan familiar, que por instinto llevó su mano a su lado, pero encuentra el espacio vacío.—¿Qué pasó? —murmura después de un momento, intentando levantarse, pero una punzada de dolor taladrando tras su cabeza la hace detenerse.—Nessa, tranquila —escucha la voz de Tatiana a su lado. Incluso entre a bruma, reconoce las emociones que bañan la voz de su hermana: alivio y preocupación.Tatiana se acerca rápidamente a ella, colocando una mano suave en su brazo para tranquilizarla. Radu también se acerca, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y alivio al verla despierta.—¿Qué pasó? —pregunta Vanessa, tratando de recordar cómo terminó en su habitación.—Te
Tatiana sale del baño de su habitación colocándose sus aretes, su figura adornada con un traje tradicional de gitana en tonos azul y amarillo. La falda larga y amplia ondea suavemente alrededor de sus piernas, llena de intrincados bordados y patrones sin forma definida que danzan con cada uno de sus movimientos. La blusa, de un amarillo vibrante, tiene mangas amplias y adornos delicados que combinan con la falda, creando una imagen deslumbrante y llamativa.Radu, sentado en la cama, levanta la mirada al escuchar la puerta del baño abrirse. Sus ojos se abren en sorpresa y su expresión se torna perpleja al ver a Tatiana vestida de esa manera. Siempre había pensado que las gitanas solo se vestían así en las películas, y ahora tenía ante él una visión que parecía salida de una fantasía.—Wow, Tatiana, te ves… impresionante—asegura antes de volver su mirada al celular—. Pensé que las gitanas solo se vestían así en las películas,Tatiana sonríe con cierta timidez, acercándose a él mientras
Ioana finalmente llega a su casa, su mente aun procesando los eventos de las últimas horas. Al estacionar el auto de su hermano en el camino de entrada, nota inmediatamente el auto de su padre estacionado frente a la casa. Su corazón late más rápido, la mezcla de ira e incredulidad al ver que Xavier se atrevió a ir hasta allí.—Tiene que ser un maldito chiste —murmura entre dientes, saliendo del auto y cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. Definitivamente, si Emil estuviera allí, pegaría un grito ante ese gesto.Con pasos marcado, Ioana se dirige hacia la entrada. Empujando la puerta principal, entra en la casa. La atmósfera dentro es tensa, casi sofocante. Escucha la voz de su padre provenir desde el despacho de su abuelo y sin pensarlo dos veces, se dirige directamente hacia él.—¡Xavier! —grita, su voz llena de furia contenida mientras cruza la puerta de la habitación.Xavier, sentado en el sillón con una copa de vino en la mano, se gira para mirarla con una expresión d