Vanessa despierta, parpadeando contra la luz suave que inunda su habitación. Su mente se siente pesada y confusa, como si estuviera emergiendo de un profundo y pesado sueño. Al principio, no reconoce dónde se encuentra. Sus ojos recorren la familiaridad de su habitación, pero su mente tarda en procesarlo y aquella fue una sensación tan familiar, que por instinto llevó su mano a su lado, pero encuentra el espacio vacío.—¿Qué pasó? —murmura después de un momento, intentando levantarse, pero una punzada de dolor taladrando tras su cabeza la hace detenerse.—Nessa, tranquila —escucha la voz de Tatiana a su lado. Incluso entre a bruma, reconoce las emociones que bañan la voz de su hermana: alivio y preocupación.Tatiana se acerca rápidamente a ella, colocando una mano suave en su brazo para tranquilizarla. Radu también se acerca, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y alivio al verla despierta.—¿Qué pasó? —pregunta Vanessa, tratando de recordar cómo terminó en su habitación.—Te
Tatiana sale del baño de su habitación colocándose sus aretes, su figura adornada con un traje tradicional de gitana en tonos azul y amarillo. La falda larga y amplia ondea suavemente alrededor de sus piernas, llena de intrincados bordados y patrones sin forma definida que danzan con cada uno de sus movimientos. La blusa, de un amarillo vibrante, tiene mangas amplias y adornos delicados que combinan con la falda, creando una imagen deslumbrante y llamativa.Radu, sentado en la cama, levanta la mirada al escuchar la puerta del baño abrirse. Sus ojos se abren en sorpresa y su expresión se torna perpleja al ver a Tatiana vestida de esa manera. Siempre había pensado que las gitanas solo se vestían así en las películas, y ahora tenía ante él una visión que parecía salida de una fantasía.—Wow, Tatiana, te ves… impresionante—asegura antes de volver su mirada al celular—. Pensé que las gitanas solo se vestían así en las películas,Tatiana sonríe con cierta timidez, acercándose a él mientras
Ioana finalmente llega a su casa, su mente aun procesando los eventos de las últimas horas. Al estacionar el auto de su hermano en el camino de entrada, nota inmediatamente el auto de su padre estacionado frente a la casa. Su corazón late más rápido, la mezcla de ira e incredulidad al ver que Xavier se atrevió a ir hasta allí.—Tiene que ser un maldito chiste —murmura entre dientes, saliendo del auto y cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. Definitivamente, si Emil estuviera allí, pegaría un grito ante ese gesto.Con pasos marcado, Ioana se dirige hacia la entrada. Empujando la puerta principal, entra en la casa. La atmósfera dentro es tensa, casi sofocante. Escucha la voz de su padre provenir desde el despacho de su abuelo y sin pensarlo dos veces, se dirige directamente hacia él.—¡Xavier! —grita, su voz llena de furia contenida mientras cruza la puerta de la habitación.Xavier, sentado en el sillón con una copa de vino en la mano, se gira para mirarla con una expresión d
La atmósfera en el patio trasero de la casa es electrizante. Las luces colgantes iluminan el lugar con un cálido resplandor, y el aire se llena con el sonido de risas y conversaciones animadas. Las mesas están adornadas con flores frescas. Sin embargo, toda la atención se centra en el centro del patio, donde se encuentran Marcus y Vanessa.Las primeras coplas del yeli comienzan a llenar el aire. Los cantos para celebrar el honor de la novia, se dejan ir entre las voces de los invitados. La multitud aplaude y sus palmas y pasos se unen al ritmo, mientras cantan con entusiasmo y alegría.Vanessa, observa la emoción y felicidad en el rostro de todos los que la rodean, es tan fácil sentir y palpar la emoción de todos ellos. Cuando los cantos se intensifican y las palmas resuenan con más fuerza, ella comienza a moverse. Sus pies encuentran el ritmo, sus caderas se balancean y sus brazos se alzan con gracia. Ese baile es la expresión personal de sus sentimientos, y cada movimiento suyo es r
—¿Qué es una jardinera? —Radu escucha la emoción con la que todos anuncian la llegada de esa persona y cómo comienzan a palmear y a cantar con más fuerza. Ese era otro detalle que lo tiene atento: ¿cómo es que no les duelen las palmas de tanto aplaudir?—Es la encargada de hacerle la prueba del pañuelo a Vanessa —son las palabras de Irina al sacar el cigarrillo de su boca—. Si Vanessa no da las tres rosas, no solo no podrá casarse, sino que el honor de la familia quedará en duda.Irina suspira con frustración, deja caer el cigarrillo al suelo y se coloca de pie. Radu, por su parte, termina su cigarrillo y se levanta igual para tomar las camisas que le faltan por repartir.—¿No vas a hacer nada? —pregunta hacia Irina y esta solo lo mira, pero antes de que pueda darle una respuesta, el yeli interrumpe sus palabras.“En un verde prado, tendí mi pañuelo y salieron tres rosas como tres luceros, ya levanta a la novia pa' arriba, que se despida de su familia yeli yeli yeli, yeli yeli ya.”El
“Saca las almendras que trajimos para ti, que sean flores al aire del color del carmesí.”Y esa última copla hace que los vítores y palmeos se silencien, esa es la señal de que es la hora de comenzar con la prueba del pañuelo.—¿Nona? ¿Radu? —pregunta al ver que son los únicos integrantes de la familia de los que no se ha despedido, por lo que, comienza a buscarles entre la multitud sin encontrarlos.Cuando su mirada se encuentra con la de Tatiana, ve cómo ésta la cuestiona con sus gestos, por lo que solo moviendo sus labios menciona a su abuela y mejor amigo. En ese momento Tatiana también los busca y al no encontrarlos, se sale de la multitud para ir por ellos.Al sentir un agarre en su hombro, se gira para encontrarse con una mujer mayor, su traje todo blanco y su cabello cubierto por una pañoleta blanca le deja en claro que se trata de la jardinera.—¿Lista? —pregunta con un tono amable mientras le dedica una sonrisa cálida.¿Lista? No, lo que está es aterrada, con ganas de salir
—¡Nessa! —exclama Vaiana mientras se hacer a Vanessa quien sigue llorando contra las piernas de su abuela.—Tu hijo acaba de humillar a mi hija—son las palabras de Nicolau al momento que cierra la puerta de la cocina y solo quedan ellos dentro de la casa.—Marcus no humillo a Vanessa—asegura Klaus con total tranquilidad—. Solo la salvó y evitó que todo se volviera un escándalo mayor.—¿Qué está insinuando? —Radu, aunque no tiene idea de que pasa, si entiende lo que el mayor dice y que Vanessa sea puesta en duda es algo que no va a permitir.—Por favor, vamos a calmarnos y hablemos—son las palabras de Marcus mientras se coloca entre su padre y Nicolau.—¡¿Dónde están tus testigos?! —Nicolau no puede evitar explotar al preguntar.—No los necesito —es la tranquila respuesta de Klaus—. Nicolau, eres un amigo al que tengo gran aprecio y al que nunca me atrevería a ofender, y mucho menos a tus hijas…—¿Te atreves a decir eso mientras ofendes a mi hija?Sin querer alzar la voz o caer en una
Tatiana se abre paso hasta llegar con Marcus. Tomando el hombro del mayor lo hace girarse y su mirada se fija en la de él. Su corazón late con fuerza mientras intenta procesar la petición de Vanessa.—Dime ¿qué está pasando? —pregunta, su voz llena de urgencia—. ¿Por qué Vanessa está pidiendo una prueba de miramiento? Se supone que ella debía pasar la prueba del pañuelo.Tatiana no entiende absolutamente nada. Primero, los cantos que se escucharon dentro de la cocina le dieron a entender que todo está bien, después de todo, era el yeli, y el yeli solo se canta cuando la novia entrega las rosas. Luego Vanessa entra llorando a la cocina, los videos que envió Xavier y ahora Vanessa pidiendo un miramiento, a este punto siente que se va a volver loca. Marcus abre la boca para responder, pero antes de que pueda decir algo, Klaus se adelanta, poniendo una mano en el hombro libre de su hijo.—Tatiana, Marcus ofreció la dote sin pedir la prueba del pañuelo —explica Klaus, su voz grave y seria