Vanessa y Marcus siguen sentados a la mesa en el pequeño bistró, la comida frente a ellos, pero sin que ninguno tenga un interés real por comer. El ambiente en el lugar es acogedor, con una suave música de fondo y el murmullo de otras conversaciones llenando el aire. Después de un rato de silencio entre ellos, Marcus decide abordar un tema que considera importante.—Vanessa —comienza Marcus, mirándola fijamente—. Quería preguntarte, ¿qué piensas hacer después de que nos casemos?Vanessa levanta la mirada y se encuentra con la seriedad en los ojos de Marcus. Sabe que aquella es una pregunta importante y justo por eso no quiere evadirla.—Bueno, anoche estuve pensando un poco en eso —responde mientras deja los cubiertos de lado, su voz tranquila pero llena de dudas—. La verdad es que me gustaría renunciar a mi trabajo. Quiero ayudar a mi padre con la cría de caballos y poder levantar de nuevo el negocio familiar. No creo que con su estado actual de salud sea bueno que él se dedique a to
Vanessa se queda en silencio, observando el celular de Marcus mientras procesa todas las palabras que acaba de escuchar por parte de Emil. Cada una de esas palabras resuena en su mente una y otra vez, como un eco que no sabe si puede acallar. El torbellino de emociones que la ha estado consumiendo los últimos dos meses ya luce como un laberinto del cual es incapaz de encontrar una salida. La confesión de Emil la ha dejado sin aliento y, aunque intenta mantener la compostura, siente cómo su mirada se nubla.Las lágrimas amenazan con escapar, pero antes de que estas puedan siquiera llegar a deslizarse por sus mejillas, Marcus toma sus manos entre las de él, dándole un apretón suave y reconfortante. Su toque cálido y firme se siente como un ancla, una que busca alejarla del caos emocional que la embarga en ese momento.—Vanessa —susurra Marcus con ternura, buscando su mirada—, no sé qué dijo Emil. Pero quiero que sepas que estoy aquí. Si necesitas un apoyo, puedes contar conmigo, podemos
Tatiana baja la mirada, jugando nerviosamente con los pliegues del bolsillo de su pantalón antes de hablar. Sabe que está pisando terreno delicado, pero la tranquilidad en la expresión de Klaus la anima a ser sincera.—La verdad es que, no es nada personal en contra Marcus—comienza, su voz suave y algo temblorosa—. Él puede ser un buen hombre y seguramente sería capaz de hacer todo lo posible por cuidar a Vanessa. Pero desde que éramos niñas, mi hermana siempre esperó que una lectura de cartas de nona se hiciera real. Vanessa se mantuvo creyendo en el amor por destino así que, siempre esperé ver a mi hermana casada por amor, no por un matrimonio de acuerdo.Klaus asiente lentamente, escuchándola con atención. Su mirada cálida y comprensiva la hace sentir un poco más cómoda al expresar sus verdaderos pensamientos en lo que refiere a la boda.—Puedo entender lo que dices. Es natural que en nosotros exista el deseo de esperar siempre lo mejor para los que amamos, principalmente si se tra
Vanessa despierta, parpadeando contra la luz suave que inunda su habitación. Su mente se siente pesada y confusa, como si estuviera emergiendo de un profundo y pesado sueño. Al principio, no reconoce dónde se encuentra. Sus ojos recorren la familiaridad de su habitación, pero su mente tarda en procesarlo y aquella fue una sensación tan familiar, que por instinto llevó su mano a su lado, pero encuentra el espacio vacío.—¿Qué pasó? —murmura después de un momento, intentando levantarse, pero una punzada de dolor taladrando tras su cabeza la hace detenerse.—Nessa, tranquila —escucha la voz de Tatiana a su lado. Incluso entre a bruma, reconoce las emociones que bañan la voz de su hermana: alivio y preocupación.Tatiana se acerca rápidamente a ella, colocando una mano suave en su brazo para tranquilizarla. Radu también se acerca, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y alivio al verla despierta.—¿Qué pasó? —pregunta Vanessa, tratando de recordar cómo terminó en su habitación.—Te
Tatiana sale del baño de su habitación colocándose sus aretes, su figura adornada con un traje tradicional de gitana en tonos azul y amarillo. La falda larga y amplia ondea suavemente alrededor de sus piernas, llena de intrincados bordados y patrones sin forma definida que danzan con cada uno de sus movimientos. La blusa, de un amarillo vibrante, tiene mangas amplias y adornos delicados que combinan con la falda, creando una imagen deslumbrante y llamativa.Radu, sentado en la cama, levanta la mirada al escuchar la puerta del baño abrirse. Sus ojos se abren en sorpresa y su expresión se torna perpleja al ver a Tatiana vestida de esa manera. Siempre había pensado que las gitanas solo se vestían así en las películas, y ahora tenía ante él una visión que parecía salida de una fantasía.—Wow, Tatiana, te ves… impresionante—asegura antes de volver su mirada al celular—. Pensé que las gitanas solo se vestían así en las películas,Tatiana sonríe con cierta timidez, acercándose a él mientras
Ioana finalmente llega a su casa, su mente aun procesando los eventos de las últimas horas. Al estacionar el auto de su hermano en el camino de entrada, nota inmediatamente el auto de su padre estacionado frente a la casa. Su corazón late más rápido, la mezcla de ira e incredulidad al ver que Xavier se atrevió a ir hasta allí.—Tiene que ser un maldito chiste —murmura entre dientes, saliendo del auto y cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. Definitivamente, si Emil estuviera allí, pegaría un grito ante ese gesto.Con pasos marcado, Ioana se dirige hacia la entrada. Empujando la puerta principal, entra en la casa. La atmósfera dentro es tensa, casi sofocante. Escucha la voz de su padre provenir desde el despacho de su abuelo y sin pensarlo dos veces, se dirige directamente hacia él.—¡Xavier! —grita, su voz llena de furia contenida mientras cruza la puerta de la habitación.Xavier, sentado en el sillón con una copa de vino en la mano, se gira para mirarla con una expresión d
La atmósfera en el patio trasero de la casa es electrizante. Las luces colgantes iluminan el lugar con un cálido resplandor, y el aire se llena con el sonido de risas y conversaciones animadas. Las mesas están adornadas con flores frescas. Sin embargo, toda la atención se centra en el centro del patio, donde se encuentran Marcus y Vanessa.Las primeras coplas del yeli comienzan a llenar el aire. Los cantos para celebrar el honor de la novia, se dejan ir entre las voces de los invitados. La multitud aplaude y sus palmas y pasos se unen al ritmo, mientras cantan con entusiasmo y alegría.Vanessa, observa la emoción y felicidad en el rostro de todos los que la rodean, es tan fácil sentir y palpar la emoción de todos ellos. Cuando los cantos se intensifican y las palmas resuenan con más fuerza, ella comienza a moverse. Sus pies encuentran el ritmo, sus caderas se balancean y sus brazos se alzan con gracia. Ese baile es la expresión personal de sus sentimientos, y cada movimiento suyo es r
—¿Qué es una jardinera? —Radu escucha la emoción con la que todos anuncian la llegada de esa persona y cómo comienzan a palmear y a cantar con más fuerza. Ese era otro detalle que lo tiene atento: ¿cómo es que no les duelen las palmas de tanto aplaudir?—Es la encargada de hacerle la prueba del pañuelo a Vanessa —son las palabras de Irina al sacar el cigarrillo de su boca—. Si Vanessa no da las tres rosas, no solo no podrá casarse, sino que el honor de la familia quedará en duda.Irina suspira con frustración, deja caer el cigarrillo al suelo y se coloca de pie. Radu, por su parte, termina su cigarrillo y se levanta igual para tomar las camisas que le faltan por repartir.—¿No vas a hacer nada? —pregunta hacia Irina y esta solo lo mira, pero antes de que pueda darle una respuesta, el yeli interrumpe sus palabras.“En un verde prado, tendí mi pañuelo y salieron tres rosas como tres luceros, ya levanta a la novia pa' arriba, que se despida de su familia yeli yeli yeli, yeli yeli ya.”El