Nicolau nota como su hija tarda en volver de ver quien era la persona en la puerta, es por ello que con paso lento se encamina hacia esta. Su voz profunda y cansada se escucha claramente una vez que está al final del pasillo.—Nessa, ¿quién es?Vanessa apenas si tiene tiempo de hacer un amago de responder antes de que su padre aparezca en el pasillo, caminando con paso lento pero firme. Al ver a Emil, una sonrisa ilumina el rostro del hombre mayor.—Emil, muchacho, ¡qué bueno que llegaste! —exclama Nicolau, acercándose con los brazos abiertos.Vanessa vuelve su mirada hacia su padre, y al verlo acercarse hacia Emil con aquel gesto de cariño, se aparta para darle paso. En silencio observa la escena con una mezcla de desconfianza y resignación, no es momento para alterar a su padre. Emil, sintiendo un alivio momentáneo, sonríe de vuelta.—Señor Nicolau. Me alegra de verlo tan bien.Nicolau se separa extrañado al ser llamado “señor”, Emil ya había dejado de hacerlo, pero sin querer darl
Cuando Vanessa y Vaiana regresan de la cocina, no tardan en notar la ausencia de Nicolau y Emil. Dejando la bandeja sobre la mesa, Vanessa se mueve con la intención de ir hacia el despacho de su padre y detener su conversación con Emil antes de que este último diga algo que pueda causar la recaída de su padre, pero su intención muere en el momento que Marcus toma su mano y detiene su amago de caminar.—¿Podemos hablar? —es la pregunta del mayor una vez que tiene la atención de Vanessa—. En privado.Vanessa duda por un momento, pero sabe que es una falta de respeto negarse cuando no tiene un pretexto valido para hacerlo, por lo que, dirigiendo su mirada en dirección del despacho de su padre, la regresa a Marcus y asiente suavemente.—Claro— responde para luego ir con él hacia el comedor.Una vez allí, Marcus cierra tras ellos la puerta que conecta el comedor con la sala, creando una atmósfera de privacidad.—Y bien ¿Pasa algo? —Vanessa deja salir su pregunta, tratando de mantener la ca
El sonido del agua corriendo y los utensilios tintineando mientras los mueve en el fregadero resuenan en el silencio de la noche. Vanessa se encuentra terminando de lavar los platos en la cocina. Todos los demás ya están en sus habitaciones, descansando después del largo día. Una vez que termina de lavar todo y de acomodarlo, suspira, secándose las manos con un paño antes de dirigirse a la sala con la intención de ver televisión y distraerse un poco.Al entrar en la sala, se detiene al notar que su padre todavía está allí. Sentado en su sillón favorito, tiene una expresión pensativa mientras observa la apagada chimenea. Vanessa sonríe al verlo y se acerca despacio, tomando asiento junto a él. Sin decir una palabra, se recuesta, apoyando su cabeza en las piernas de su padre.Nicolau sonríe con ternura, sus dedos acariciando suavemente el oscuro cabello de Vanessa. —¿Cómo estás? —pregunta en un tono suave y cariñoso.Vanessa se permite cerrar los ojos, disfrutando del consuelo de su pa
Vanessa se siente horrible cuando sale de la cama, no pudo dormir en toda la noche, y el dolor de cabeza que siente es demasiado como para querer estar de pie, pero teniendo en cuenta que se casa al día siguiente, no es como que tenga muchas opciones. Caminando hasta el baño, espera que una ducha fría le despeje la mente y le quite un poco del malestar. Mientras el agua corre por su cuerpo, cierra los ojos y trata de calmar su el ritmo desbocado de su corazón.Media hora más tarde, se encuentra en la cocina, sirviéndose una taza de café, cuando su nona entra con una expresión de indescifrable en su rostro.—Buenos días—dice con suavidad, acercándose para besar la mejilla de su nieta—. ¿Todo bien?Vanessa intenta sonreír, pero el dolor de cabeza y el cansancio la hacen lucir abatida.—No, realmente no he dormido nada y me duele mucho la cabeza —responde mientras se sienta a la mesa, sosteniendo la taza de café con ambas manos.—Demasiadas emocionen provocar eso—Irina se sienta frente a
—¿En qué puedo ayudarles hoy? —pregunta el hombre con amabilidad.—Buenas, estamos buscando arras gitanas para nuestra boda —es Marcus quien responde a la pregunta dándole una sonrisa amable al hombre.El dueño asiente y luego les invita a seguirlos hasta el mostrados donde comienza a mostrarles varias opciones. Vanessa observa las arras, tratando de concentrarse en la tarea de elegir las que usará para su boda en lugar de dejar que su mente siga perdida en los recuerdos que la asaltan. Vanessa siente una punzada en el corazón, pero se obliga a mantenerse serena.No es Emil en quien debería estar pensando en ese momento, él debería estar totalmente fuera de sus pensamientos, y si llega a colarse en ellos, no debería ser para hacerla sentir de esa forma, no, debería ser para sentir reproche hacia él por lo que Xavier intentó hacer a su familia.“¿puedes juzgar a Emil por las acciones de Xavier?”Las palabras de su padre resuenan en cabeza, pero esta vez lo hace con un reproche que ella
Emil sube la maleta a su auto y la acomoda. Ajustando la maleta una vez más, es como si estuviera ratificándose a sí mismo de que realmente tiene que irse.—¿Ya te vas? —La voz de Ioana suena cargada de preocupación a sus espaldas.Emil se da vuelta y ve a su hermana y abuelo acercándose con paso tranquilo. Ioana tiene los brazos cruzados, y el abuelo de esa forma tan característica que tiene de hacerlo cada cierto tiempo, una mirada que combina sabiduría y tristeza.—Sí. Ya hablamos de esto, es solo un viaje de negocios— Emil deja salir su respuesta, intentando sonar tan casual como puede, aunque los tres saben que sus palabras son una mentira a medias.Stefan se adelanta a Ioana, colocándose al lado de Emil. — Si estás seguro de esto, entonces déjame darte un consejo.Emil mira a su abuelo y guarda silencio en señal del respeto que siente por él y de que siempre presta atención a sus palabras.—La vida no siempre nos da segundas oportunidades, menos cuando estas oportunidades tienen
Vanessa y Marcus siguen sentados a la mesa en el pequeño bistró, la comida frente a ellos, pero sin que ninguno tenga un interés real por comer. El ambiente en el lugar es acogedor, con una suave música de fondo y el murmullo de otras conversaciones llenando el aire. Después de un rato de silencio entre ellos, Marcus decide abordar un tema que considera importante.—Vanessa —comienza Marcus, mirándola fijamente—. Quería preguntarte, ¿qué piensas hacer después de que nos casemos?Vanessa levanta la mirada y se encuentra con la seriedad en los ojos de Marcus. Sabe que aquella es una pregunta importante y justo por eso no quiere evadirla.—Bueno, anoche estuve pensando un poco en eso —responde mientras deja los cubiertos de lado, su voz tranquila pero llena de dudas—. La verdad es que me gustaría renunciar a mi trabajo. Quiero ayudar a mi padre con la cría de caballos y poder levantar de nuevo el negocio familiar. No creo que con su estado actual de salud sea bueno que él se dedique a to
Vanessa se queda en silencio, observando el celular de Marcus mientras procesa todas las palabras que acaba de escuchar por parte de Emil. Cada una de esas palabras resuena en su mente una y otra vez, como un eco que no sabe si puede acallar. El torbellino de emociones que la ha estado consumiendo los últimos dos meses ya luce como un laberinto del cual es incapaz de encontrar una salida. La confesión de Emil la ha dejado sin aliento y, aunque intenta mantener la compostura, siente cómo su mirada se nubla.Las lágrimas amenazan con escapar, pero antes de que estas puedan siquiera llegar a deslizarse por sus mejillas, Marcus toma sus manos entre las de él, dándole un apretón suave y reconfortante. Su toque cálido y firme se siente como un ancla, una que busca alejarla del caos emocional que la embarga en ese momento.—Vanessa —susurra Marcus con ternura, buscando su mirada—, no sé qué dijo Emil. Pero quiero que sepas que estoy aquí. Si necesitas un apoyo, puedes contar conmigo, podemos