— ¿Qué crees que pase cuando lleguemos? — Radu observa el paisaje rural y al notar que están cerca de la casa no duda en expresar su duda. — ¿Crees que ya estén allí?— Seguramente.Vanessa se muestra nerviosa, es irónicamente divertido que en tan solo una semana sus sentimientos al venir a la casa de sus padres fuesen los mismos, miedo, incertidumbre y dudas. Acomodándose el blazer deja salir un suspiro. Cuando viene a casa, Vanessa evita marcadamente hablar o mostrar cualquier cosa de su trabajo, pues sabe lo incomodo que es el tema, por ello, llegar a su cena de presentación luciendo como una ejecutiva de revista no le es divertido, pero teniendo en cuenta que salió de la oficina directo al aeropuerto, no tiene más opciones.*— ¿En dónde está Vanessa? — Vaiana observa por la ventana de la cocina continuamente, casi como si así pudiese hacer aparecer a su hija mayor de un segundo a otro. — Primero deja a su hermana sola con su prometido en el lago, y ahora llega tarde a su cena de
Vanessa siente que el nudo en garganta viaja y cae hasta sentirlo en su estómago al darse cuenta de la presencia del Gerente de Marketing de VC Motors en la sala de su casa. La confusión y el desconcierto la invaden uniéndose a la tormenta de sentimientos que ya sentía.— Esto tiene que ser una broma...Es el susurro de Vanessa que Radu apenas si alcanza a medio escucha. Cuando los sonidos de pasos a su espalda se dejan escuchar, el rubio gira su rostro para ver de quien se trata y termina notando como Vaiana se acerca a ellos.— ¡Allí están! — escuchan todos exclamar a Nicolau. Colocándose de pie, el hombre mayor extiende su mano hacia su esposa, misma que sin poder decir o hacer nada sigue su camino, pasando de largo a Vanesa para tomar la mano de Nicolau. — Vaiana, con orgullo te digo que nuestra hija mayor ha encontrado propuesta de boda y según nuestra ley, esta fue aceptada.Escuchar aquellas palabras, clavan dagas en el corazón de Vanessa, pero ya no siente que le duela, cada d
El hecho de que Vanessa confirmara el compromiso establecido por su padre para Tatiana cae como un balde de agua fría sobre ella. Tatiana siempre admiró a su hermana y toda la determinación de Vanessa para seguir lo que quiere, y no lo que otros esperan de ella, es por eso que verla aceptar con resignación seguir un compromiso que no la hará feliz la deja descolocada. A diferencia de ella, que renunció a sus sueños para cumplir con lo que se espera de ella, pero Vanessa, ella no es así. Había estado esperando fervientemente que rechazara la propuesta de matrimonio.Cuando Marcus se acerca a ella para recibir la felicitación de su parte, Tatiana le dedicó una rápida sonrisa y aún más corta felicitación, pero cuando sus manos se estrecharon, Tatiana pudo sentir una leve descarga recorrer su cuerpo. Simplemente la ignora y, retirando su mano, se acerca a su hermana para llevarla a una zona apartada cerca de las escaleras desde donde quedan ocultas.— ¿Vanessa, esto es en serio? —preguntó
Emil se encuentra sentado a los pies de la cama; el vaso de whisky en su mano es la compañía con la que está compartiendo el cómo se siente. Manteniéndose en silencio, observaba fijamente el líquido de color ámbar, perdido en sus pensamientos. Durante el fin de semana, la noticia inesperada del compromiso de Vanessa lo había golpeado con fuerza, despertando un torbellino de emociones dentro de él. Por un lado, al saber que la mujer de la que secretamente se había enamorado desde el primer momento que la vio iba a casarse con otro hombre, le hizo sentir una marcada punzada de dolor en su pecho. Por otro lado, sabe que por más que desee evitar que esa boda suceda, al final del día, él también está comprometido, y no con cualquier mujer, no; su compromiso es con la hermana de la mujer que tiene su corazón en sus manos. ¿Acaso se puede estar más jodido que eso? El golpeteo en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Colocándose de pie, observa la hora en el reloj de noche: son las 2:00 de
Vanessa bajó las escaleras con un paso lento, casi como si su subconsciente no quisiera que ella llegara al comedor, lugar donde tendría que enfrentar el comienzo de sus días llenos de compromisos y responsabilidades. El aroma del café recién colado flota en el aire, mezclándose con el sonido suave de los platos y el murmullo de las conversaciones tan típicas que se sostienen durante el desayuno. Sin embargo, antes de poder llegar a la cocina, Vanessa es interceptada en el pasillo por Emil.— ¿Podemos hablar un momento? — Pide, su voz, aunque serena, se siente cargada de una confusa mezcla de emociones.Vanessa se detuvo en seco en el momento que Emil trancó su paso. La pelinegra puede sentir un nudo en el estómago al ver a Emil frente a ella. Después de lo ocurrido el sábado en la noche, no se habían dirigido una palabra o tan siquiera una mirada, pero, dentro de ella sabe que no podría evitar esta conversación por mucho tiempo.— Emil, no creo que sea una buena idea hablar justo aho
Vanessa cerró la puerta del auto y se colocó el cinturón de seguridad, después de eso no pasó mucho para que el auto se pusiera en marcha. Con un suave movimiento de mano y una ligera sonrisa se despide de todos mientras Emil lleva el auto fuera de la propiedad, en ese momento su sonrisa muere y voltea a ver a Emil con una sonrisa incomoda y ligeramente molesta. — ¿No te parece que esto es algo bastante infantil? — pregunta en referencia de hacerla ir con él aun cuando ambos saben que lo de ver cosas para la boda es una excusa barata. — Se supone que la boda está pospuesta, entonces ¿Cuál es el sentido de sugerir algo tan estúpido? Emil mantiene la vista fija en el camino. Puede sentir como el pequeño espacio queda impregnado de incomodidad ante las palabras tan directas de Vanessa. Respirando hondo piensa bien sus palabras antes de responder. — No creo que sea infantil el buscar una oportunidad de arreglar todo lo que claramente está mal. Sabes que necesitamos hablar sobre lo que p
Cuando el auto ingresó en el porche de la casa, Vanessa estuvo por bajar tan pronto como el freno de mano fue colocado y el motor apagado, pero el agarre de Emil en su muñeca la detiene. — Emil, por favor — pide en tono bajo. — ¡Sólo déjalo!El silencio se hace dentro del auto y es que, aunque no existan más palabras, y aunque lo de ellos es algo que no tiene nombre más allá de una atracción, ambos pueden sentir cómo dejarlo ir es doloroso; tal vez es porque los amores que no pueden terminar de nacer tienen una muerte más caótica que aquellos a los que se nos permite vivir.Emil afloja su agarre lentamente, pero no puede evitar que su mirada busque la de Vanessa hasta dar con ella. En esa mirada, ambos ven reflejadas sus propias frustraciones, el anhelo que cada uno siente y el dolor de la oportunidad perdida.—Lo siento, Vanessa —dice finalmente, su voz apenas un susurro—. Es solo que... es complicado aceptar perder lo que por primera vez deseo.Vanessa asiente al escucharlo, pero ter
Vanessa colocó su teléfono en silencio después de la llamada 42 de Tatiana y la 59 de Radu. Emil tuvo que hacer lo mismo con su teléfono, el cual estaba inundado de mensajes del padre de Vanessa.— Deberías atender una — comenta Emil sin retirar la vista del camino. — Deben estar muy preocupados.Vanessa escucha las palabras de Emil y, aunque ahora ya se encuentra un poco más calmada, la idea de atender la llamada no es una que le agrade. En estos momentos, sus sentimientos originales de tristeza y decepción fueron cambiados por los de reproche, amargura y un leve tinte de ira. Toda su vida vivió intentando llenar expectativas, expectativas que otros no respetaron, pero colocaron ese peso sobre sus hombros. Al pensar en ello, sintió de nuevo un nudo en su estómago, y las ganas de vomitar que había dejado atrás horas antes regresaron a ella.— Tal vez — es su simple respuesta.— ¿Incluso Radu? — insiste con discreción. Una cosa es que quiera alejarla de todo lo que está ocurriendo, de l