— ¡Es justo como lo recuerdo!Cuando el auto entró en la zona del lago, Vanessa no pudo evitar la emoción, la última vez que visitó el lago rojo fue para su cumpleaños dieciséis y en cuanto a Vanessa, casa final de año decía que iría a esquiar, pero desde que se mudó a la capital, solo lo había estado posponiéndolo una y otra vez.— ¿A las cabañas? — pregunta Radu al ver a Emil por el retrovisor.— No, toma el camino de la ladera. — Señala mientras se inclina hacia adelante del auto.Radu gira su rostro momentáneamente hacia Emil, no entiende porque seguirían ese camino. En la parte alta de la colina solo se encuentran las residencias privadas y el hotel más lujoso de la zona, y no cualquiera puede tener una casa en ese lugar y las habitaciones cuestan por noche lo mismo que cubriría una cabaña por toda una semana.— Presumido. — dice mientras vuelve a fijarse en el camino.— Aun no lo ves en acción—, comenta mientras se acomoda en el asiento y se gira a ver el rostro enojado de su he
Después de que cada uno se cambió y colocaron ropa más cómoda para el lugar donde están, el acuerdo de todos fue el de ir a pasear un rato al río; por lo que, una vez que bajaron la cava donde la abuela Irina les había colocado la comida y la dejaron en el refrigerador, el grupo regresó a la zona de actividades del parque para distraerse un poco.Mientras se preparan para subir a los botes, Vanessa nota cómo el encargado de las barcas le ofrece a Tatiana un chaleco, mismo que esta rechaza.— ¡Tatiana, ponte el jodido salvavidas! — susurra con firmeza hacia su hermana, y aunque sus palabras son una clara advertencia, su tono refleja una mezcla de preocupación y molestia por la terquedad de su hermana.— Ya estoy grandecita, Nessa. — es la simple respuesta de Tatiana, misma que, ignorando el tono de su hermana, se encamina al pequeño muelle y se acerca al resto del grupo. — Emil, ¿te molesta si subo con Radu? — pregunta a su prometido mientras se agarra del brazo del rubio.— No, no hay
Para ambos, el tiempo parece detenerse mientras continúan, dejando salir sus sentimientos y deseos; se ven envueltos en su propio mundo de atracción mutua. Vanessa siente cómo el corazón late con fuerza en su pecho, cada uno de sus latidos resonando en su cabeza como un eco de la pasión que los consume. Sin embargo, en medio de la pasión, un destello de conciencia se filtra en la mente de Vanessa, recordándole bruscamente la realidad de toda esa situación. Apartándose de Emil, apoya su frente en la de él, su respiración agitada y sus labios entreabiertos mientras busca desesperadamente recuperar el control de ella misma. Cuando Emil se mueve para volver a tomar sus labios, Vanessa retrocede evitando el nuevo contacto. — ¡Emil, esto... esto no está bien! —murmura, la voz de Vanessa totalmente temblorosa y llena de anhelo y miedo—. Eres... eres el prometido de mi hermana, ¡no podemos...! Sus palabras se interrumpen cuando la voz de Tatiana se escucha llamándola. Al volver su rostro h
Tuvieron que esperar cerca de media hora a que Ioana se reuniera de nuevo con ellos, pero cuando esta llegó junto al resto del grupo, sus ánimos se notaban alterados, y esto fue algo que no pasó desapercibido para ninguno, principalmente para Emil, mismo que, tomando a su hermana mayor de los hombros, la llevó un poco apartada del grupo para hablar con ella.Ninguno de ellos supo de qué se trataba, pero cuando vieron a la pelirroja secar rápidamente un par de lágrimas y detener el intento de Emil de apartarla para ir a otro lugar, entendieron que sea lo que sea que pasó, debió ser lo suficientemente grave. Vieron cómo Ioana adoptó una actitud fuerte e intercambió algunas palabras con Emil antes de asentir y dejar un beso en su mejilla para caminar de regreso con ellos.— ¿Qué piensan de hacer una barbacoa? —Radu pregunta aquello tan pronto como los hermanos estuvieron de regreso con ellos.— Eso suena bien — respalda Tatiana mientras acomoda su cabello en una coleta alta.— Suena como
— ¿Por qué le teme a las alturas? — Emil no duda en preguntar cuando están solo ellos tres.Tatiana camina a su lado y detrás de ellos va Radu, quien no está del todo convencido de haber dejado a Vanessa sola en ese estado.— Siempre les ha temido — es la respuesta de la chica. — Pero es la primera vez que la veo que se pone de esa forma. Su miedo nunca había llegado a tanto; incluso puede acercarse a sitios altos mientras tenga algún tipo de protección.— Tuvimos que subir a un helipuerto. — Radu habla una vez que Tatiana termina de exponer. — Una de las últimas campañas se hizo en un helipuerto; Vanessa la pasó verdaderamente mal ese día y su vértigo solo empeoró.Emil escucha atentamente a ambos y toma nota mental de no hacer ningún tipo de plan que incluya las alturas, así que su plan de llevar a Vanessa a subir a los globos queda definitivamente tachado de su lista.— ¿Por qué no me contó eso? — Tatiana se siente verdaderamente mal. De haber tenido esa información, no hubiese bus
— Debiste ver a Radu, casi se desmaya cuando vio la altura— Tatiana hace el comentario con tono de burla para luego beber de su copa. — Eso no es cierto, es solo que no esperaba que fuera tan alto. El comedor se encuentra en un ambiente alegre, todos hablan con tranquilidad, principalmente Tatiana quien es la más emocionada del grupo. Vanessa come de su plato mientras sonríe e intenta imaginar la cara de Radu por lo que le cuenta su hermana, sabe que Tatiana prestará mucha atención a cualquier cosa que tenga que ver con su rubio amigo. — Por lo menos yo no grité en el roller por creer que me caería. — Radu no se queda con las burlas y termina respondiendo de la misma manera hacia estas. — ¡El sistema sonó como si fuera a abrirse! — exclama en su defensa. — ¿Y tú que hiciste mientras no estuvimos? — Emil no tiene ningún interés en escuchar hablar sobre situaciones que él vio, prefiere saber qué pasó con la tarde de la pelinegra. — No mucho —responde en tono casual. — Solo dormí
A esas alturas de la madrugada, el sonido de risas resuena de forma alta en el aire, mezclado con los gritos y acusaciones de tres de los ocupantes de la casa. — ¡Vamos, Vanessa! — exclamó Ioana, con una risa juguetona—. Es tu turno. Dinos algo que nunca hayas hecho, porque nosotros no logramos hacerte beber.Vanessa se queda pensando qué decir; en realidad, sabe que nada de lo que ellos digan podría hacerla beber, solo Radu tiene esa oportunidad, pero su mejor amigo sabe cerrar la boca. Pensando en alguna tontería que decir, desvía su mirada hacia el ventanal. En algún momento de la noche había comenzado a llover y dentro de la sala se puede escuchar el arrullador sonido de la lluvia. Cuando la voz de su hermana la anima a hablar, regresa su atención al juego y termina por soltar lo primero que se le viene a la mente.— Yo nunca he... nunca he besado a alguien en la lluvia — dijo, desviando de nuevo la mirada hacia la ventana donde la lluvia golpeaba suavemente los cristales.Las tr
Cuando el sol comenzó a estar cerca de su punto más alto, Vanessa ya estaba de pie y con su bolso listo. Tan pronto como Radu despertara, le pediría que la llevara de regreso. Aun puede sentir cómo sus manos tiemblan debido a la molestia que recorre cada parte de su cuerpo, sus ojos rojos e hinchados debido a las lágrimas que estuvo dejando salir en varias oportunidades. Es solo que aún no entiende la verdadera razón por la cual las lágrimas se niegan a dejar de salir. Cuando los primeros pasos se escuchan fuera de su habitación, seca sus lágrimas y camina a la cama para tomar su bolso, pero el sonido de su teléfono capta su atención. Tomando el celular de la mesa de noche, contesta la llamada al ver que se trata de su jefa. — Puedo jurar que mi cabeza va a explotar. — son las palabras de Tatiana al bajar las escaleras y encontrar a Ioana y Emil sentados en la barra de la cocina, uno frente al otro en total silencio. — ¡Buenos días! — Buenos días, hay café. — ofrece la pelirroja mie