Vanessa se siente exhausta por la intensidad de las emociones que ha experimentado en las últimas doce horas, pero sabe que si quiere acabar con todo, debe escuchar a Emil. Es por ello que accede a su petición de darle una oportunidad para explicarse. Aunque prefiere que hablen allí donde todos puedan verlo y donde se siente segura, la insistencia de Emil por hablar en un lugar más privado la hace acceder a regañadientes. Lo sigue hasta un restaurante cercano, donde Emil elige un rincón apartado donde puedan hablar sin sentir que algún conocido de sus familias pueda verlos o escucharles. Una idea nada descartable si tiene en cuenta lo cerca que están de Plessa.Una vez que están sentados y después de ordenar algo de beber, Emil comienza a buscar las palabras para comenzar a hablar.— Vanessa, ¿qué recuerdas de ese día? Aunque por lo que está pasando y todo, es claro que no recuerdas mucho, incluso podría apostar que nada.— Me basta con recordar el cómo despertamos. — dice con tono ba
Ambos siguen caminando mientras Vanessa disfruta del refrescante sabor del granizados, mismo que hace más llevadera la caminata. Las mejillas de la pelinegra se mantienen un poco sonrojadas debido al calor, pero, aun así, se mantiene caminando sin prisa.El viento fresco acariciaba suavemente sus rostros en el momento que se deja sentir. Emil observaba a Vanessa con una atención tranquila, sus ojos capturando cada detalle del momento en que la ligera brisa hace danzar algunos hilos de su cabello.Cuando vio el destello de emoción aparecer en los ojos de Vanessa, volvió su vista al lugar que ella observa y alcanza a divisar lo que parecía ser una tienda de bodas a lo lejos, Emil no pudo evitar sonreír ante su entusiasmo. La forma en que sus ojos brillaban con ilusión le hace pensar en cómo luciría la pelinegra con su vestido de boda y adornada con cada detalle que debe llevar ese día, especialmente, imagina el cómo se vería la más baja portando las arras que él tan celosamente guarda e
— Ese es maravilloso — son las palabras de la vendedora, palabras que rompen la atmósfera y les hacen volver en cuenta de lo que está pasando. — Te verás hermosa durante la boda.Vanessa, al escuchar eso, mueve la mano de Emil con premura, haciendo que este quite el velo de su cabeza.— Oh, no, nosotros no estamos juntos de esa manera — explica Vanessa, tratando de contener la pena que siente.— ¿No lo están? — pregunta con asombro.— No. — es la rápida respuesta de Vanessa, casi como si fuera una necesidad maximo el dejar claro que entre ellos no hay ese tipo de relación.— Lo siento, creo que me confundí. ¿Entonces quién es la novia? — pregunta la vendedora, mirando alternativamente entre Vanessa y Emil.— Es el prometido de mi hermana — Vanessa juega con su cabello intentando así quitar un poco de la vergüenza que siente. — Yo solo estoy aquí para ayudar con las arras — añade, intentando aclarar la situación.Al escuchar esas palabras, la vendedora se sonroja ligeramente por su err
El ambiente en el auto es tranquilo, con Emil concentrado en la carretera y Vanessa perdida en sus ideas. Sobre las piernas de ésta se encuentra la caja con el velo, misma que es resguardada por sus manos. Aunque Emil tenía planeado quedarse un poco más, la decisión de volver fue tomada por Vanessa, y es que ninguno de los dos se había dado cuenta de en qué momento la tarde había llegado a nublarse tan rápido, amenazando con una tormenta inminente.— Tal vez debería tomar los baches del camino —es el comentario de Emil, mismo que hace con tono divertido mientras vuelve su mirada para ver a Vanessa. Lo que encuentra es una mirada reprobatoria de vuelta. — ¿Qué? Tú lo hiciste.— Mi auto no es uno de lujo —es la simple respuesta de la pelinegra al entender por qué el comentario de Emil.— ¿Crees que eso me importa? —pregunta mientras regresa su atención al camino.— ¿No es así? —responde retadora. — No soy yo quien viene a un lugar rural con un Audi del año.Satisfecha de saber que Emil
Emil se encuentra sentado en la sala, con la mente en otro lugar, mientras su padre y el padre de Tatiana y Vanessa continúan discutiendo acaloradamente sobre la cancelación de la boda. El sonido de sus voces se mezcla en un murmullo constante, pero para Emil, es solo ruido de fondo. Su atención está completamente enfocada en la escalera por la cual ambas hermanas subieron y se pregunta qué podría estar pasando entre Tatiana y Vanessa en otra parte de la casa.Se muerde el labio inferior, sintiendo una punzada de ansiedad que le impulsa a levantarse e ir a buscar respuestas. ¿Qué estarán hablando Tatiana y Vanessa en este momento? ¿Estará Vanessa convenciendo a su hermana de seguir con la boda, o simplemente estará buscando la razón por la cual decidió cancelarla? Emil desea estar allí, escuchando esa conversación, o incluso con las mujeres en la cocina, en cualquier lugar, menos en ese.De repente, la voz de su padre lo saca de sus pensamientos.— Emil, ¿cuál es tu posición sobre la
Tatiana y Vanessa regresan a la sala, ambiente se vuelve tenso cuando ambas hermanas entran, y un incómodo silencio llena la habitación. Ninguna puede evitar no sentirse un poco cohibidas por la mirada de desprecio que Xavier les dirige cuando cruzan el umbral del pasillo. Xavier cruza los brazos sobre el pecho, su expresión dura y desaprobadora mientras observa a Tatiana y Vanessa con atención. Las hermanas intercambian miradas nerviosas, sintiendo el peso del juicio de los mayores presentes sobre ellas. Sin embargo, antes de que la tensión en la habitación se vuelva insoportable, Nicolau se acerca a sus hijas y toma a Tatiana de sus hombros con una expresión serena en el rostro. — Papá ¿Qué pasa? — pregunta en un bajo tono. Nicolau sostiene la mirada de su hija con seriedad antes de hablar. — Emil ha pedido respetar tu decisión de no seguir con la boda —anuncia Nicolau, sus palabras llenas de la tranquilidad que quiere que sienta su pequeña—. Además, ha solicitado permiso para
— ¿Cómo que la boda se canceló? — Radu aún está procesando las palabras de Vanessa; él solo estuvo fuera unas cuantas horas y llega para encontrarse con que el desastre de la boda sigue creciendo. — Pensé que eso no se podía hacer entre gitanos.Radu y Vanessa se encuentran sentados en el alfeizar de la ventana al final del pasillo, su conversación siendo cubierta por el repiqueteo que causa la lluvia al dar contra el cristal. Radu se seca el cabello con una toalla mientras mira a Vanessa con marcada preocupación.Vanessa suspira; puede sentir cómo su cabeza palpita con el marcado dolor de cabeza que tiene. Llevando su mano a su cara, frota sus ojos y mira a Radu antes de hablar.— Tatiana decidió cancelar la boda después de escuchar algo que Emil y tú hablaron anoche. — Al dejar salir sus palabras, Vanessa pasa sus manos por su cabello y lo despeina un poco.Radu se queda en silencio y sin moverse después de escucharla; su rostro muestra lo confundido que está por las palabras de Van
Vanessa se despertó sobresaltada; pero esta vez, no fue el ruido de los tráilers lo que la sacó de su sueño, sino el estridente sonido de su despertador. Al revisar la hora, se sorprendió al fijarse que ya eran pasadas las 9 de la mañana; se había levantado más tarde de lo habitual. De forma rápida, se levantó de la cama, al punto de no terminar de quitarse correctamente el edredón, por lo que terminó enredada con él y cayendo al piso.— ¡Carajo! — se quejó por lo bajo debido al dolor en su rodilla por el golpe recibido.Una vez que el dolor pasó, se dirigió rápidamente al baño para ducharse y arreglarse, preguntándose si llegaría a tiempo para el desayuno con Emil.Una vez lista, salió de su cuarto con el mismo paso presuroso y bajó las escaleras casi de dos en dos, entrando en la sala. Esperaba encontrarse con el bullicio habitual de su casa por las mañanas, especialmente ahora que había tantas personas quedándose en ella. Sin embargo, se sorprendió al entrar en la sala y ver que so