— ¿Cómo que la boda se canceló? — Radu aún está procesando las palabras de Vanessa; él solo estuvo fuera unas cuantas horas y llega para encontrarse con que el desastre de la boda sigue creciendo. — Pensé que eso no se podía hacer entre gitanos.Radu y Vanessa se encuentran sentados en el alfeizar de la ventana al final del pasillo, su conversación siendo cubierta por el repiqueteo que causa la lluvia al dar contra el cristal. Radu se seca el cabello con una toalla mientras mira a Vanessa con marcada preocupación.Vanessa suspira; puede sentir cómo su cabeza palpita con el marcado dolor de cabeza que tiene. Llevando su mano a su cara, frota sus ojos y mira a Radu antes de hablar.— Tatiana decidió cancelar la boda después de escuchar algo que Emil y tú hablaron anoche. — Al dejar salir sus palabras, Vanessa pasa sus manos por su cabello y lo despeina un poco.Radu se queda en silencio y sin moverse después de escucharla; su rostro muestra lo confundido que está por las palabras de Van
Vanessa se despertó sobresaltada; pero esta vez, no fue el ruido de los tráilers lo que la sacó de su sueño, sino el estridente sonido de su despertador. Al revisar la hora, se sorprendió al fijarse que ya eran pasadas las 9 de la mañana; se había levantado más tarde de lo habitual. De forma rápida, se levantó de la cama, al punto de no terminar de quitarse correctamente el edredón, por lo que terminó enredada con él y cayendo al piso.— ¡Carajo! — se quejó por lo bajo debido al dolor en su rodilla por el golpe recibido.Una vez que el dolor pasó, se dirigió rápidamente al baño para ducharse y arreglarse, preguntándose si llegaría a tiempo para el desayuno con Emil.Una vez lista, salió de su cuarto con el mismo paso presuroso y bajó las escaleras casi de dos en dos, entrando en la sala. Esperaba encontrarse con el bullicio habitual de su casa por las mañanas, especialmente ahora que había tantas personas quedándose en ella. Sin embargo, se sorprendió al entrar en la sala y ver que so
Los suaves murmullos de las conversaciones a su alrededor dan un ambiente más ameno y acogedor a la cafetería donde se encuentran. Mientras Radu y Tatiana se sumergen en una animada conversación llena de risas y bromean sobre cosas que han pasado, Vanessa apenas si puede concentrarse en las cosas que ellos comparten. Su mente, una vez más, está perdida en sus propios pensamientos, aún procesando la conversación que sostuvo con su padre antes de salir de casa.Vanessa se sumerge en su propio mundo y laberintos mientras que el sonido de las risas de Radu y Tatiana parece demasiado distante y totalmente ajeno a ella.Mentiría si dijera que no se siente abrumada por la idea de la propuesta de matrimonio que pesa sobre ella. Siempre esperó que su matrimonio fuera por amor, que su vida quedara unida a la persona que le robara pensamientos y suspiros, pero, al igual que Tatiana, ella también quedó atrapada por las tradiciones y con la propuesta de un perfecto desconocido sobre la mesa.Sient
Estar junto a los caballos es una sensación que adora; desde que era solo una niña, siempre se ha sentido bien al estar con ellos. Es como si pudiese olvidarse de todo. Es bastante conforme con su vida en Bucarest: su trabajo, las salidas con sus compañeros de trabajo, las noches de película y citas de amigos con Radu, su ajetreada vida en los días de campaña y producción. Pero negar que no extraña las horas al cuidado de los purasangre de su padre o de andar a caballo durante horas sin importarle el tiempo o algo más sería mentir.— Es un poco tarde para estar aquí, ¿no crees? — Mientras Vanessa disfruta del silencio de esas horas y del contacto reconfortante de los caballos, Irina se acerca a ella con paso tranquilo. Observando a Vanessa, nota cómo, por primera vez en cuatro días, su rostro se muestra sereno y en total paz.— Nessa, querida — la llama con suavidad, colocando una mano sobre el hombro de la menor —, ¿cuándo me contarás la historia entre Emil y tú?Vanessa se sobresalt
Nicolau entra en la casa con paso tranquilo, seguido de cerca por Emil y Vanessa. El hombre dice algo sobre preparar algo mejor de haberlo sabido, pero en realidad, Emil no puede pedir nada cuando fue él quien se apareció en la casa del mayor sin haber avisado. Una vez que entran en el comedor, la plática que se estaba sosteniendo entre Tatiana y Radu con la abuela Irina se corta al notar la presencia del hombre.— Emil se quedará a comer con nosotros hoy — informa Nicolau; su tono amable lleva la autoridad necesaria para dejar en claro que no se aceptarán objeciones, una autoridad que va más hacia su hermano y su cuñada que hacia el resto de la familia.Vaiana sonríe y se apresura a ofrecerle a Emil un lugar. Aunque no lo dice directamente, la mirada que le dedica a Radu es suficiente como para que este entienda que debe ceder su lugar junto a Tatiana. Sin embargo, antes de que el rubio pueda decir o hacer algo, la abuela Irina se levanta y ofrece su asiento a Emil.— Puedes sentarte
— Aun no puedo creer que papá accediera a esto — Tatiana cierra el maletero del auto tras terminar de subir el último bolso que llevarán en el viaje. — Pero si soy sincera, ¡no puedo esperar por estar en Lacul!— Solo ten cuidado, el agua y tú en una misma oración no son una buena idea. Y baja la voz, a no ser que quieras despertar a los tíos.— Tenías que decirlo, ¿cierto? — Tatiana no puede evitar hacer un puchero ante las palabras de su hermana. — Lo bueno es que te tengo a ti para que evites que termine ahogada — prefiere mantener la conversación en sus nulas habilidades para nadar y no en pensar en sus tíos.— ¿Qué te hace pensar que no seré yo misma quien te ahogue?— Espero que no lo hagas, porque quiero verlas regresar a las dos. — Nicolau sale de la casa con paso tranquilo, en sus manos una humeante taza de café para dejar el frío de esa hora de la mañana. — Tienen que prometerme que se van a cuidar.— Papá, ¡estamos a tres horas de camino! No nos vamos a la Luna. — Tatiana s
— ¡Es justo como lo recuerdo!Cuando el auto entró en la zona del lago, Vanessa no pudo evitar la emoción, la última vez que visitó el lago rojo fue para su cumpleaños dieciséis y en cuanto a Vanessa, casa final de año decía que iría a esquiar, pero desde que se mudó a la capital, solo lo había estado posponiéndolo una y otra vez.— ¿A las cabañas? — pregunta Radu al ver a Emil por el retrovisor.— No, toma el camino de la ladera. — Señala mientras se inclina hacia adelante del auto.Radu gira su rostro momentáneamente hacia Emil, no entiende porque seguirían ese camino. En la parte alta de la colina solo se encuentran las residencias privadas y el hotel más lujoso de la zona, y no cualquiera puede tener una casa en ese lugar y las habitaciones cuestan por noche lo mismo que cubriría una cabaña por toda una semana.— Presumido. — dice mientras vuelve a fijarse en el camino.— Aun no lo ves en acción—, comenta mientras se acomoda en el asiento y se gira a ver el rostro enojado de su he
Después de que cada uno se cambió y colocaron ropa más cómoda para el lugar donde están, el acuerdo de todos fue el de ir a pasear un rato al río; por lo que, una vez que bajaron la cava donde la abuela Irina les había colocado la comida y la dejaron en el refrigerador, el grupo regresó a la zona de actividades del parque para distraerse un poco.Mientras se preparan para subir a los botes, Vanessa nota cómo el encargado de las barcas le ofrece a Tatiana un chaleco, mismo que esta rechaza.— ¡Tatiana, ponte el jodido salvavidas! — susurra con firmeza hacia su hermana, y aunque sus palabras son una clara advertencia, su tono refleja una mezcla de preocupación y molestia por la terquedad de su hermana.— Ya estoy grandecita, Nessa. — es la simple respuesta de Tatiana, misma que, ignorando el tono de su hermana, se encamina al pequeño muelle y se acerca al resto del grupo. — Emil, ¿te molesta si subo con Radu? — pregunta a su prometido mientras se agarra del brazo del rubio.— No, no hay