El ambiente en el jardín se había vuelto bastante incómodo. Tatiana observa fijamente el camino por el cual su hermana, su prometido y Radu se habían marchado y puede sentir cómo un nudo se forma en su pecho. Lo que no sabe es si este se formó por el dolor que alcanzó a ver en la mirada de su hermana o por ver que ella tiene la atención de los dos hombres; y aunque con Radu lo ve como algo normal al ser su mejor amigo, no entiende por qué Emil se mostró tan perturbado por el estado que ella mostró.— ¿Existe alguna razón por la cual acabas de ofender a mi hija? — Nicolau habla finalmente. — Espero que tengas una razón y testigos que validen la acusación que acabas de presentar sobre la honra de Vanessa y de mi familia.— Mi intención nunca fue poner en juicio la honra de tu hija, Nicolau. — es la simple respuesta de Xavier, mismo que sigue comiendo de su plato como si no acabara de pasar nada. — Solo comento algunas cosas que pasan con las mujeres que salen de nuestra comunidad. Las g
El aire fresco de la noche envuelve a Emil y Radu. Ambos se encuentran perdidos en sus cigarros afuera de la casa, bajo la ventana de Vanessa. Cada uno se encuentra inmerso en sus propios pensamientos, pero la tensión entre ellos es palpable. Es Radu quien exhala una bocanada de humo antes de romper el silencio.— Todo esto es tu culpa, —declara con firmeza, su voz cargada de reproche.Emil frunce el ceño, confundido por la acusación inesperada.— ¿De qué mierdas estás hablando? —pregunta, buscando entender el motivo de la culpa que se le atribuye.Radu mira a Emil con seriedad antes de responder.— Si Vanessa no te hubiera conocido en aquella fiesta hace algunas noches y... bueno, si no hubiera pasado lo que pasó entre ustedes en esa oportunidad, ella no estaría tan afectada por lo que está sucediendo ahora con el compromiso de Tatiana y tú —explica, con una mezcla de frustración e ira en su voz.Emil queda en silencio por un momento, asimilando las palabras de Radu. Aunque él sabe q
Emil, Vanessa, Radu y Tatiana entran juntos al comedor. Principalmente, Emil estaba esperando encontrarse con los miembros del consejo y el resto de la familia de Tatiana; después de todo, tenían que discutir los detalles de ese día. Sin embargo, la escena que se desarrolla ante ellos es completamente diferente a lo que esperaban.En lugar de ver a Nicolau y los demás, solo encuentran a la madre de Vanessa y Tatiana, su abuela y el abuelo de Emil sentados alrededor de la mesa. El comedor está adornado con elegancia, con flores frescas y una mesa preparada para una ocasión especial, pero solo están ellos sentados a la misma mientras desayunan.Vanessa frunce el ceño, confundida por la ausencia de su padre y los demás. A su lado, Tatiana también observa el espacio sin entender qué sucede, por lo que con paso tranquilo se acerca a su abuela, buscando respuestas.— ¿Dónde está papá? — pregunta, su voz llena de confusión. — ¿Y los demás?La abuela Irina mira a su nieta con una sonrisa suav
Cuando el auto se estacionó y el motor se apagó, Vanessa fue la primera en mirar a Emil sin entender absolutamente nada. Se supone que iban a conseguir las arras para la ceremonia de dote, entonces, ¿por qué están en el aeropuerto?— ¿Qué estamos haciendo aquí?Emil se mantiene tranquilo ante la clara confusión en el rostro de Vanessa.— Estamos aquí para darle la bienvenida a alguien muy especial — responde con tono tranquilo, un brillo travieso en los ojos que hace pensar a la pelinegra—. Mi hermana llega hoy y pensé que sería una buena idea que esté con nosotros para buscar las arras.Vanessa frunce el ceño, definitivamente, Emil es de los que hacen lo que quieren y no preguntan a los demás, pero antes de que pueda hacer más preguntas o decir algo, Emil le pide a Radu que verifique la llegada del vuelo mientras él estaciona el auto en la zona autorizada para la espera. Después de todo, están en la zona de acceso rápido.— Es tu hermana, ¿por qué debo ir yo a hacer el chequeo? — Rad
Vanessa se siente exhausta por la intensidad de las emociones que ha experimentado en las últimas doce horas, pero sabe que si quiere acabar con todo, debe escuchar a Emil. Es por ello que accede a su petición de darle una oportunidad para explicarse. Aunque prefiere que hablen allí donde todos puedan verlo y donde se siente segura, la insistencia de Emil por hablar en un lugar más privado la hace acceder a regañadientes. Lo sigue hasta un restaurante cercano, donde Emil elige un rincón apartado donde puedan hablar sin sentir que algún conocido de sus familias pueda verlos o escucharles. Una idea nada descartable si tiene en cuenta lo cerca que están de Plessa.Una vez que están sentados y después de ordenar algo de beber, Emil comienza a buscar las palabras para comenzar a hablar.— Vanessa, ¿qué recuerdas de ese día? Aunque por lo que está pasando y todo, es claro que no recuerdas mucho, incluso podría apostar que nada.— Me basta con recordar el cómo despertamos. — dice con tono ba
Ambos siguen caminando mientras Vanessa disfruta del refrescante sabor del granizados, mismo que hace más llevadera la caminata. Las mejillas de la pelinegra se mantienen un poco sonrojadas debido al calor, pero, aun así, se mantiene caminando sin prisa.El viento fresco acariciaba suavemente sus rostros en el momento que se deja sentir. Emil observaba a Vanessa con una atención tranquila, sus ojos capturando cada detalle del momento en que la ligera brisa hace danzar algunos hilos de su cabello.Cuando vio el destello de emoción aparecer en los ojos de Vanessa, volvió su vista al lugar que ella observa y alcanza a divisar lo que parecía ser una tienda de bodas a lo lejos, Emil no pudo evitar sonreír ante su entusiasmo. La forma en que sus ojos brillaban con ilusión le hace pensar en cómo luciría la pelinegra con su vestido de boda y adornada con cada detalle que debe llevar ese día, especialmente, imagina el cómo se vería la más baja portando las arras que él tan celosamente guarda e
— Ese es maravilloso — son las palabras de la vendedora, palabras que rompen la atmósfera y les hacen volver en cuenta de lo que está pasando. — Te verás hermosa durante la boda.Vanessa, al escuchar eso, mueve la mano de Emil con premura, haciendo que este quite el velo de su cabeza.— Oh, no, nosotros no estamos juntos de esa manera — explica Vanessa, tratando de contener la pena que siente.— ¿No lo están? — pregunta con asombro.— No. — es la rápida respuesta de Vanessa, casi como si fuera una necesidad maximo el dejar claro que entre ellos no hay ese tipo de relación.— Lo siento, creo que me confundí. ¿Entonces quién es la novia? — pregunta la vendedora, mirando alternativamente entre Vanessa y Emil.— Es el prometido de mi hermana — Vanessa juega con su cabello intentando así quitar un poco de la vergüenza que siente. — Yo solo estoy aquí para ayudar con las arras — añade, intentando aclarar la situación.Al escuchar esas palabras, la vendedora se sonroja ligeramente por su err
El ambiente en el auto es tranquilo, con Emil concentrado en la carretera y Vanessa perdida en sus ideas. Sobre las piernas de ésta se encuentra la caja con el velo, misma que es resguardada por sus manos. Aunque Emil tenía planeado quedarse un poco más, la decisión de volver fue tomada por Vanessa, y es que ninguno de los dos se había dado cuenta de en qué momento la tarde había llegado a nublarse tan rápido, amenazando con una tormenta inminente.— Tal vez debería tomar los baches del camino —es el comentario de Emil, mismo que hace con tono divertido mientras vuelve su mirada para ver a Vanessa. Lo que encuentra es una mirada reprobatoria de vuelta. — ¿Qué? Tú lo hiciste.— Mi auto no es uno de lujo —es la simple respuesta de la pelinegra al entender por qué el comentario de Emil.— ¿Crees que eso me importa? —pregunta mientras regresa su atención al camino.— ¿No es así? —responde retadora. — No soy yo quien viene a un lugar rural con un Audi del año.Satisfecha de saber que Emil