Pasaron los días, en su próximo chequeo Anabella al parecer ya no tenía muchos rasgos en la sangre de la gran cantidad de hormonas y de anticoagulantes, al parecer los medicamentos que ahora tomaba la hacían sentir con muchas energías. Te vez muy bien, Anabella — le comento el médico, al parecer tienes un poco de anemia, pero eso se puede remediar, te daremos unas pastillas de hierro y unas cuantas inyecciones de vitaminas — el medico revisaba los análisis de la mujer — es importante que esperes un tiempo para volver a quedar embarazada, aun los investigadores médicos se encuentran investigando el motivo del tratamiento de tu médico tratante — el doctor Rogers miro a Anabella. Es lo que no comprendo, ella siempre fue mi ginecóloga, ¿Qué ganaría con eso? — ella pregunto al médico mientras se ponía su suéter, es lo que alcanzo a comprender — se sentó con tranquilidad — se me hace algo bastante irreal — ella se miraba confundida. Nunca habías sufrido de alguna condición de coagulación
la doctora miraba con ojos de terror al hombre que se encontraba frente a ella, Jean Carlo Andollino se mostraba imponente, y ella en cada momento se comenzaba hacer más pequeña, sabía que es lo que pasaba, pero tenía que fingir, era lo único que quedaba, decir que ella siguió el protocolo y decir que Anabella había escuchado mal. Tome una copa de vino conmigo — hablo el hombre — necesito hablar con usted de algo demasiado importante, al menos para mí — hizo una seña con la cabeza al mesero que trajo una carta y en sus manos traía una botella del mejor vino de italiano, quiero saber todo acerca de ese tratamiento y el motivo de su salida tan rápida de América, sin avisar a sus pacientes, dejándolos desprotegidos, oh si se muy bien todo — Jean Carlo aprobó el vino que le dio el hombre. Pida lo que guste, doctora, esta conversación será la larga, ya que después de esto me acompañara al aeropuerto, oh si sus cosas ya se encuentran en mi avión, tengo muchos contactos, por si está pensa
Una hora más tarde Jean Carlo se encontraba en su casa, Anabella lo recibió con una sonrisa, la mujer tenía la cara marcada con preocupación, por el rostro de Jean Carlo se mostraba los estragos del cansancio por haber viajado tantas horas. He llegado, Annie — hablo el hombre con una mirada llena de amor hacia su esposa — tengo mucho sueño, creo que debería dormir un poco — Jean Carlo se quitó los zapatos y comenzó a desnudarse — me daré una ducha, ¿puedes pedir que nos traigan la cena a la recamara?, mientras cenamos, hablaremos, te diré el motivo de mi viaje y que encontré — Andollini sonrió y entro con calma al baño- Está bien — dijo Anabella y salió de la habitación, llego a la cocina y hablo con una de las mucamas, pidió que la cena y demás lo subieran a la habitación, que por favor subieran mucha agua y comida ligera para el señor Andollini y para ella una pasta solo aderezada con aceite de oliva y con algo de queso parmesano. Al entrar a la habitación su esposo ya se encont
Constanzza recordaba muchas cosas de su vida, de niña había sido querida y amada por sus padres, en especial por su padre, este era un hombre duro y estricto, pero seguía atado al pasado, no quería comprender que él tenía su propia fortuna que no tenía que seguir agradecido a la familia Andollini; estos eran muy raros casi todos los italianos eran así, creían que le debían lealtad a una familia. Cuando se encontraba estudiando la universidad o casi lo último de esta se hizo novia del chico Connor, hijo de una de las mejores familias de Nueva York y del país, pero este era joven y no hijo único, así que no sería el heredero principal. Fue cuando terminaron debido a que Connor se marchó a estudiar una maestría en Europa, así que fue cuando comenzó su relación con aquel viejo Don Luca Salvatore, un viejo italiano fue algo majestuoso, si conocía Europa, pero con el viejo la conoció a todo lujo, jets privados, suites, carros en cada destino y compras muchas compras, fue cuando sus padre
No quiero que tengas problemas — Anabella hablo con preocupación al ver el rostro enojado de Andollini — Ethan espero que ya entienda que me tiene que dejar en paz, es terco, pero no es tonto, así que tarde o temprano lo tendrá que hacer — hablo la mujer. En un bar, el joven abogado Ethan Smith se encontraba bebiendo con un grupo de personas, al parecer era uno de los pocos que no había conseguido un buen empleo como abogado, o al menos eso creía él. Continuaba enviando los mensajes y llamadas a Anabella, a pesar de la advertencia del esposo de esta, en realidad había escuchado que el matrimonio fue arreglado por la familia de ella, así que la joven abogada debía continuar enamorada de él, así que seguiría insistiendo para que regresaran, necesitaba los contactos de la joven. Deberías hacer algo,Ethan — hablo un amigo de él, igual se encontraba tomando con él — ¿sigues empeñado en molestar a Anabella?, lo último que supe de ella, fue que contrajo matrimonio con Jean Carlo Andollini
Anabella se encontraba sorprendida, era muy bello el cuadro, Jean Carlo se encontraría muy sorprendido por el obsequio del autor de la obra, se vería y luciría hermoso en la sala, ahí era el lugar donde tenía que encontrarse. Al llegar a su casa después de la reunión, encontró una visita que la dejo un tanto incomoda e hizo que el enojo que comenzaba a sentir fuera en aumento, era Constanzza Brassi, la mujer se encontraba sentada en la sala, al parecer ella iba de visita. ¿Qué haces aquí? — pregunto Anabella a Brassi con mirada altiva —que yo recuerde nunca te invite a mi casa, y mucho menos después de las fotos que salieron en las redes sociales — Anabella estaba frente a ella. Solo quise venir de visita, querida Anabella — hablo Brassi — veo que te tiene ocupando esta casa y no la casa principal — dijo en tono venenoso Esta es la casa principal, es la casa de Jean Carlo, y aun lado es la casa de mi padre Don Altobello, la propiedad de los Andollini , son todas las hectáreas que
Anabella tuvo un sueño inquieto, sentía que corría por un bosque, y luego pasaba a una carretera llena de niebla, se sentía completamente inquieta, cuando era niña tenía esos sueños, y todos tenían el termino, en una casa llena de luz, ahora tenía este sueño y la casa se encontraba apagada, en tinieblas, la niebla igual cubría la casa. ¡no!,¡no!, por favor, ¿alguien se encuentra aquí? — gritaba entre sueños, mientras lloraba quejándose en la cama, el llanto de la chica despertó a Jean Carlo. Annie, Annie — el hombre comenzó a mover a la mujer que se encontraba a su lado — Annie, cariño, despierta — Anabella ,despertó con cara de confusión, no sabía por el momento donde se encontraba. ¿Dónde me encuentro?, ¿Qué paso?, Jean Carlo — dijo la chica cuando lo pudo reconocer — tuve una pesadilla, fue una que hacía años no tenía o no me sucedía —su voz se escuchaba entrecortada y con bastante dolor — se secó las lágrimas que corrían con la mano, mientras Jean Carlo la abrazaba. ¿me la qui
Nadine Connor se encontraba sentada en una mesa de juego en Atlantic city, al parecer tenía una buena racha, tenía muchas fichas, al parecer esa racha era buena para ella, así que jugaba y jugaba, entre más jugaba más ganaba, no tenía planeado regresar a casa por el momento. Un hombre vestido de negro se acercó a ella, era uno de los guardaespaldas de la familia Andollini, el señor Jean Carlo,lo había enviado con las órdenes expresas de regresar con su suegra, el hombre había meneado sus influencias para hacer que la mujer fuera internada en un centro de rehabilitación para jugadores compulsivos. La mujer no se había percatado que alguien la observaba, así que continuaba jugando de manera compulsiva. Señora Connor — hablo el hombre — me encantaría que me acompañara — pidió con educación el hombre que se encontraba parado ya al lado de ella — me envió el señor Andollini y su esposa, tengo ordenes de escoltarla al aeropuerto, de ahí tomaremos el avión privado del señor Andollini. N