Anabella abrió los ojos, en una de sus manos tenía solución salina y en la otra tenía una bolsa de trasfusión, se encontraba mareada y trato de enfocar en donde se encontraba, al parecer estaba en una habitación de hospital. La mujer despertó e intento levantarse, se sentía aturdida, y muy desorientada, una voz masculina la comenzó a tranquilizar — relájate mi amor — le decía el hombre — todo está bien, tienes que descansar — hablo Jean Carlo. Anabella Andollini abrió miro a su esposo y solo pudo preguntar — ¿Qué me sucedió? - Tuviste un aborto espontaneo — dijo él — pero al parecer tu coagulación no es buena, y fue por eso que no se dio el embarazo. ¿embarazada? — pregunto ella — yo no puedo estar o pude estar embarazada — hablo ella con voz mareada y un poco desorientada. Tenías dos meses — hablo el hombre — no pudieron salvar al bebé, te lograron salvar a ti — el hombre se miraba completamente espantado y preocupado — Annie, ¿Por qué no me dijiste que te encontrabas embrazada?
Anabella salió del hospital dos días después, con un medicamento que contrarrestara los efectos del anticoagulante y otros, llevaba un poco de shock, al enterarse que se encontraba embarazada, que lo había perdido, y que los medicamentos que ella había estado tomando para quedar embarazada resultaron que hicieron que perdiera al bebé. No comprendo — hablo ella con voz triste —¿Qué ganaba mi doctora?, es lo que no logro asimilar, lo peor es que — se quedó callada, tardaría meses en volver a poder quedar embarazada. Jean Carlo, tenía investigada a la doctora, al parecer la mujer había salido del páis, primero partió con dirección a Europa, pero no podía hacer nada ahí, tenía la idea que alguien había actuado comprando a esa mujer. Anabella tenía el rostro triste y pálido, pero sabía que todo pasaba por algún motivo, en los íltimos eventos en los cuales había salido con Jean Carlo, había tomado muchos tragos o se había mal pasado a la hora de la comida, su bebé hubiera sufrido algo y
Pasaron los días, en su próximo chequeo Anabella al parecer ya no tenía muchos rasgos en la sangre de la gran cantidad de hormonas y de anticoagulantes, al parecer los medicamentos que ahora tomaba la hacían sentir con muchas energías. Te vez muy bien, Anabella — le comento el médico, al parecer tienes un poco de anemia, pero eso se puede remediar, te daremos unas pastillas de hierro y unas cuantas inyecciones de vitaminas — el medico revisaba los análisis de la mujer — es importante que esperes un tiempo para volver a quedar embarazada, aun los investigadores médicos se encuentran investigando el motivo del tratamiento de tu médico tratante — el doctor Rogers miro a Anabella. Es lo que no comprendo, ella siempre fue mi ginecóloga, ¿Qué ganaría con eso? — ella pregunto al médico mientras se ponía su suéter, es lo que alcanzo a comprender — se sentó con tranquilidad — se me hace algo bastante irreal — ella se miraba confundida. Nunca habías sufrido de alguna condición de coagulación
la doctora miraba con ojos de terror al hombre que se encontraba frente a ella, Jean Carlo Andollino se mostraba imponente, y ella en cada momento se comenzaba hacer más pequeña, sabía que es lo que pasaba, pero tenía que fingir, era lo único que quedaba, decir que ella siguió el protocolo y decir que Anabella había escuchado mal. Tome una copa de vino conmigo — hablo el hombre — necesito hablar con usted de algo demasiado importante, al menos para mí — hizo una seña con la cabeza al mesero que trajo una carta y en sus manos traía una botella del mejor vino de italiano, quiero saber todo acerca de ese tratamiento y el motivo de su salida tan rápida de América, sin avisar a sus pacientes, dejándolos desprotegidos, oh si se muy bien todo — Jean Carlo aprobó el vino que le dio el hombre. Pida lo que guste, doctora, esta conversación será la larga, ya que después de esto me acompañara al aeropuerto, oh si sus cosas ya se encuentran en mi avión, tengo muchos contactos, por si está pensa
Una hora más tarde Jean Carlo se encontraba en su casa, Anabella lo recibió con una sonrisa, la mujer tenía la cara marcada con preocupación, por el rostro de Jean Carlo se mostraba los estragos del cansancio por haber viajado tantas horas. He llegado, Annie — hablo el hombre con una mirada llena de amor hacia su esposa — tengo mucho sueño, creo que debería dormir un poco — Jean Carlo se quitó los zapatos y comenzó a desnudarse — me daré una ducha, ¿puedes pedir que nos traigan la cena a la recamara?, mientras cenamos, hablaremos, te diré el motivo de mi viaje y que encontré — Andollini sonrió y entro con calma al baño- Está bien — dijo Anabella y salió de la habitación, llego a la cocina y hablo con una de las mucamas, pidió que la cena y demás lo subieran a la habitación, que por favor subieran mucha agua y comida ligera para el señor Andollini y para ella una pasta solo aderezada con aceite de oliva y con algo de queso parmesano. Al entrar a la habitación su esposo ya se encont
Constanzza recordaba muchas cosas de su vida, de niña había sido querida y amada por sus padres, en especial por su padre, este era un hombre duro y estricto, pero seguía atado al pasado, no quería comprender que él tenía su propia fortuna que no tenía que seguir agradecido a la familia Andollini; estos eran muy raros casi todos los italianos eran así, creían que le debían lealtad a una familia. Cuando se encontraba estudiando la universidad o casi lo último de esta se hizo novia del chico Connor, hijo de una de las mejores familias de Nueva York y del país, pero este era joven y no hijo único, así que no sería el heredero principal. Fue cuando terminaron debido a que Connor se marchó a estudiar una maestría en Europa, así que fue cuando comenzó su relación con aquel viejo Don Luca Salvatore, un viejo italiano fue algo majestuoso, si conocía Europa, pero con el viejo la conoció a todo lujo, jets privados, suites, carros en cada destino y compras muchas compras, fue cuando sus padre
No quiero que tengas problemas — Anabella hablo con preocupación al ver el rostro enojado de Andollini — Ethan espero que ya entienda que me tiene que dejar en paz, es terco, pero no es tonto, así que tarde o temprano lo tendrá que hacer — hablo la mujer. En un bar, el joven abogado Ethan Smith se encontraba bebiendo con un grupo de personas, al parecer era uno de los pocos que no había conseguido un buen empleo como abogado, o al menos eso creía él. Continuaba enviando los mensajes y llamadas a Anabella, a pesar de la advertencia del esposo de esta, en realidad había escuchado que el matrimonio fue arreglado por la familia de ella, así que la joven abogada debía continuar enamorada de él, así que seguiría insistiendo para que regresaran, necesitaba los contactos de la joven. Deberías hacer algo,Ethan — hablo un amigo de él, igual se encontraba tomando con él — ¿sigues empeñado en molestar a Anabella?, lo último que supe de ella, fue que contrajo matrimonio con Jean Carlo Andollini
Anabella se encontraba sorprendida, era muy bello el cuadro, Jean Carlo se encontraría muy sorprendido por el obsequio del autor de la obra, se vería y luciría hermoso en la sala, ahí era el lugar donde tenía que encontrarse. Al llegar a su casa después de la reunión, encontró una visita que la dejo un tanto incomoda e hizo que el enojo que comenzaba a sentir fuera en aumento, era Constanzza Brassi, la mujer se encontraba sentada en la sala, al parecer ella iba de visita. ¿Qué haces aquí? — pregunto Anabella a Brassi con mirada altiva —que yo recuerde nunca te invite a mi casa, y mucho menos después de las fotos que salieron en las redes sociales — Anabella estaba frente a ella. Solo quise venir de visita, querida Anabella — hablo Brassi — veo que te tiene ocupando esta casa y no la casa principal — dijo en tono venenoso Esta es la casa principal, es la casa de Jean Carlo, y aun lado es la casa de mi padre Don Altobello, la propiedad de los Andollini , son todas las hectáreas que