Anabella sentía la mirada de su madre encima de ella, en verdad se estaba volviendo algo verdaderamente incomodo y la hacía sentir juzgada, tenían que esperar que su padre pasara la noche y que lo hiciera de manera bien, si todo salía como se lo había dicho el médico, su padre en unos cuantos días; ante la mirada insistente y llena de reproche Anabella, decidió cerrar un poco los ojos y acomodarse en el asiento para poder cerrar los ojos.
Puedes recostarte sobre mi — le indico Jean Carlo a la jov
la noche paso tranquila, el padre de Anabella se encontraba dormido y sedado dentro de la unidad de cuidados intensivos, la joven y Jean Carlo permanecieron toda la noche en aquella sala de espera mientras un avión aterrizaba en el aeropuerto y una mujer de aspecto espectacular era recibida por uno de sus choferes.Señorita Brassi — dijo el chofer — nos da gusto que se encuentre de nuevo con nosotros, ¿a dónde quiere que la lleve? — el hombre tomo las maletas de la mujer,
Me alegra que mi padre ya esté mejorando — hablo Anabella mirando con una sonrisa a Andollini que se encontraba frente a ella — ¿podrías llevarme a casa? — le pregunto la joven — necesito irme a dar un baño y cambiarme de ropa, para regresar aquí y además, tú debes de regresar con tú padre o ir a tu trabajo — la joven miro con agradecimiento a Jean Carlo,en verdad el hombre se había comportado a la altura de un buen amigo.ah por cierto en la tarde— hablo la mujer— me gustataría revisar el contrato— y miro al hombre como un socio con el cual se hará un negocio importante.
El beso era demasiado apasionado, la joven no quería separarse de los labios del hombre, y tampoco deseaba que el la soltara, los brazos del hombre recorrian la espalda de ella con ansiedad, era un beso que el hombre deseaba sobremanera y no la iba a soltar, hasta que la mujer poco a poco fue quedandose sin aire.Tengo que entrar a casa— dijo ella antes de volvera el hombre a besarla— te veré más en el hospital, y gracias por traerme a casa, en verdad que lo hago—la joven se separó del hombre y se dirigió a la entrada de su hogar.Al entrar a casa Anabella suspiro, necesitaba un baño y hablar seriamente con su madre, como abogada tenía que estar sumamente atenta a todas las cláusulas y pequeñas letras del contrato que se encontraba a punto de firmar. Jean Carlo se encontraba en su casa, al parecer su padre paso una buena noche, en una de las habitaciones, mando construir una sala de terapia intensiva y tenía tres médicos que rolaban el turno, así como enfermeras.¿Cómo paso la noche? — pregunto Jean Carlo a la enfermera de turno — tuve un pequeño imprevisto, el padre de mi futura esposa, tuvo un pequeño ataque cardiaco y la acompañé —explico el hombre. contrato celebrado entre la Señorita Anabella Marie Connor Connor y el Señor Jean Carlo Andollini Ferragamo, el día 25 de febrero del año 2018, en la ciudad de Nueva York. La señorita Connor se compromete a tomar vínculo matrimonial con el señor Andollini, el cual será efectuado dos semanas después de que sea firmado dicho contrato. El tiempo en que durara el matrimonio entre esta pareja será de un año, y se contara a partir de la fecha que se efectuara el matrimonio. El matrimonio será legal en las leyes de los hombres. Por cuestiones de practicidad, igual el matrimonio será efectuado por la iglesia católica, iglesia a la que pertenecen ambos involucrados en el contrato, al término del año se buscara la anulación de este matrimonio. El matrimonio deberá ser consumado durante la noche de bodas y mantener relaciones sexuales mínimo una vez por semana. La señorita Connor deberá cambiar su nombre a la semana de efectuado el matrimonio para ser llamada Anabella Andollini ConnorA punto de aceptar
El contrato
La joven tenía la cara bastante concentrada leyendo cada uno de las cláusulas del contrato, tenía que encontrar alguna falla, pero no había ninguna.¿Qué diablos significa tener un hijo? — dijo ella, eso quería decir que tendría que embarazarse casi de inmediato —¿estás loco? — ella tenía la cara crispada entre sorpresa y enojo, no sabía cuál podía ganar, en verdad ese contrato era una completa locura. Jean Carlo se acercó a la joven mujer que ya se encontraba sentada en unos de los sillones de la sala de espera, en el rostro de ella se miraba el enojo, el temor, pero sobre todo un poco de resignación; igual se encontraba sumergida dentro de sus pensamientos, hace años, hubo una época en la cual se encontraba enamorada de Jean Carlo Andollini, solo que eso había sido hacía años, ahora lo único que le ocasionaba era un fuerte dolor de cabeza.Veía como las personas miraban a la gente pasar de una manera mecánica, m&eacutRecuerdos de adolescencia.
Jean Carlo entro a su oficina con el rostro serio y con cara de que sus pensamientos eran lo más importante en ese momento, saludo con cortesía a su secretaría que se encontraba en su escritorio, y esta le dijo:Alguien lo espera dentro de su oficina, señor Andollini — hablo Meredith — esa sorpresa —le dijo con una sonrisa en el rostro.