Mae
Cierro la ventana de mi correo electrónico para después apagar la computadora de escritorio. Tomo mis cosas para salir disparada en dirección a la puerta principal del edificio. Se me ha hecho tarde, apenas me he dado cuenta de la hora y la reunión será en un par de minutos.
—Buenas noches señorita Mae —dice Pete, el encargado de seguridad.
—Buenas noches Pete... descansa —digo dedicándole la más amable sonrisa después de un día ajetreado en la oficina y giro hacia la izquierda en búsqueda de mi jetta color rojo. Esta noche hace un clima húmedo y parece que va a caer un buen aguacero en poco tiempo así que apresuro mi paso.
Adentro de forma rápida mi bolso y agenda para luego pasar a adentrarme y conducir un par de cuadras hasta llegar al gimnasio donde entrena Daniel, mi hijo.
Esta mañana me ha dicho a
MaeLa alarma suena. Estiro mis piernas y brazos. Aun siento los ojos hinchados por lo que he llorado, apenas puedo creer lo que ha sucedido hace un par de horas, las palabras de Daniel resuenan en mi cabeza aun. Miro el reloj e indican las 7 de la mañana. Daniel debe de estar entrenando ya.Poco a poco me siento en mi cama y miro el cielo nublado que se asoma entre las cortinas delgadas que cubren la ventana. Me pongo de pie y camino hasta el baño y sin encender la luz abro las llaves de la ducha y dejo que el agua corra. Me deshago de mi pijama de tirantes y un pequeño pantaloncillo y me adentro para que el agua caliente cale mi carne.Cierro los ojos y aun puedo observar al peleador, su mirada tan profunda, su voz ronca me hace erizar la piel... ahora ya no lo podré ni mirar a los ojos, aunque no tendría por qué, no sé porqué estoy deseando verlo de nuevo. Bueno si, lo sé, es jodidamente
ÁngelConduzco un par de metros y aparco a la orilla de la calle. Apenas se ha bajado del auto y ya quiero volver a tenerla cerca, puedo sentir su dulce sabor, no quiero que se vaya. Siento como la intranquilidad vuelve a invadirme... y no sé qué hacer, debería ir a buscarla y pedirle que no se vaya.Abro la puerta y salgo del auto colocando el seguro de forma rápida. Hay bastante gente en la acera y yo solo pienso en volver a verla. Agradezco que la gente huya de mi y me haga el paso más rápido.Llego hasta la entrada de su edificio y me detengo de inmediato, ¿qué es lo estoy haciendo?, ¿cómo Mae puede provocar esta intranquilidad?No he podido dormir en toda la noche pensando en sus bonitos ojos, en su cuerpo, su piel y como es que escurrían estas lágrimas por sus mejillas anoche, prometí que nadie volvería a hacerle daño, ni siquiera
Ángel—¿Dónde trabaja Mae? —pregunto a la chica de la recepción quien me mira con el ceño fruncido. —Segundo piso —asiento y voy directo al elevador, pero hay demasiada gente así que decido ir por las escaleras.Al recorrer los pasillos percibo que hay bastante gente a pesar de que ya casi es hora de cerrar. Miro el enorme número dos en unos vitrales. Y es cuando la veo... mi cuerpo y mi mente se tranquilizan de inmediato. Ella está aquí y es cuando un hombre con bata blanca se acerca a ella, está demasiado cerca, le sonríe... ¿por qué le sonríe?Cruzo el vitral y Mae rápidamente mira en mi dirección, tiene los ojos bien abiertos y se ha sonrojado, es sumamente hermosa.—Ángel... —carraspea y sonríe de forma débil—. Yo...—Bien Mae... entonces te e
MaeNo puedo creer que haya renunciado a mi trabajo de hace años por… Ángel. Tal vez mañana me arrepienta de haberlo hecho, pero en mi mente solo escuchaba "hazlo". Es una estupidez, me siento como una jodida adolescente perdida en el chico popular de la escuela… sin embargo, lo he hecho.¿Qué voy a decirle a Daniel ahora?, tu mamá se ha puesto como una adolescente caliente y ha caído... mierda no he caído, no de nuevo. Trato de alejar esos pensamientos de mi mente y concentrarme en él. Me ha dicho que tengo un nuevo trabajo, no pienso vivir de su dinero, necesito indagar sobre ese extraño comportamiento y encontrar que hay detrás de ese enorme peleador. Me ha dicho que tiene problemas, que todos los peleadores los tienen, bueno que va, sé que Daniel los tiene pero… ¿esto no será peligroso o si?No puedo dejar de mirarlo, desde el
Ángel Mae cocina delicioso. Jamás había probado comida así y eso que mi madre es buena en la cocina. Hemos terminado de comer y Mae ha dicho que limpiará un poco así que tomo asiento con Daniel frente al televisor. Comenzamos a hablar sobre técnicas, peleadores y coloca un par de peleas en YouTube. El chico es muy bueno solo que no quiero hacercelo saber o dejará de esforzarse con el resto de compañeros. Son las 8 de la noche y ambos estamos por caer rendidos cuando el chico anuncia que va a dormir. —Buenas noches entrenador —dice golpeando mi piño —Descansa Daniel —y lo escucho desearle buenas noches a su madre. Mis ojos se están cerrando casi por inercia, creo que es el olor de Mae que ronda por toda la casa que me hace relajarme de manera inmediata. —¿Cansado? —escucho su voz y abro los ojos que siento sumamente pesados —A dormir —digo casi en un balbuceo y escucho su risa, me toma de la mano y juntos subimos por l
MaeDespierto totalmente descansada y al recordar que es Jueves me apresuro a ver la hora.—Mierda… —digo al ver que son las 7:50 am, pero al instante recuerdo que ayer he renunciado a mi trabajo. Me siento en la orilla de la cama y puedo percibir que aún huelo a Ángel.Me pongo de pie y voy al baño, me deshago de la ropa y empujo mi cuerpo a la ducha. No tardarán en llegar y no he preparado el desayuno. Siento como el agua recorre mi piel y eso me relaja bastante pero no pierdo más tiempo y enjabono cada parte de mi cuerpo y después esparzo un poco de shampoo para terminar por dejarlo caer con el agua. Salgo de la ducha y quito el agua de mi piel con ayuda de la toalla y recojo mi cabello con otra más para pasar corriendo por el pasillo hasta llegar a mi cuarto.Tomo un vestido liso de color negro que hace tiempo quería lucir y lencería del mismo color a juego. Me
ÁngelAparcamos en un parque cercano y dudo un poco en si deberíamos de tener esta plática o no, pero bueno esto es necesario. Bajamos del auto y caminamos hasta llegar a una de las bancas cercanas. Mae mira a nuestro alrededor y es cuando podemos ver un para de niños jugando en la resbaladilla.—¿Listo? —pregunta de manera relajada y yo niego—La verdad es que no, yo no suelo hablar al respecto, pero supongo que para ti esta atracción ha sido un tanto extraña —tomo su mano y puedo sentir que está un poco sudadas.—Lo es, pero todo lo que tu eres resulta algo agobiante —alzo ambas cejas y bufo—No es la primera vez que escucho esto —Mae me toma la mano con ambas manos—No, no quiero decir que…—Sé lo que quieres decir —niega de nuevo—. No te equivocas, como te dije ayer yo…
MaeSubimos al auto después de la plática e iniciamos el camino a casa. No puedo negar que mi mente va a mil por hora, apenas puedo creer que he vuelto a ver a César. Siento que lo que me ha dicho es mucho más confuso de lo que puedo procesar en este momento, Daniel estuvo a punto de conocer a su padre... ausente, pero al final es su padre. Solo espero no estarme segando, por él, por su físico, por mi necesidad de amar, por esta extraña atracción.—Daniel va muy bien en los entrenamientos —dice de manera seria y asiento—Me alegra y sobre todo que este tipo de entrenamientos lo dejan con menos tiempo para reunirse con esos chicos… —digo mirando por la ventana.—Te han dado problemas —niego—No, siempre se mantienen al margen pero siempre existe el miedo… como madre —lo miro asentir y justo da vuelta por nuestra calle. Aparc