6 HELENA

¿Qué demonios le ocurría a ese hombre?

Me lancé en la cama haciéndome esa pregunta una y otra vez mientras rebotaba sobre el colchón de agua, y la verdad es que ninguna respuesta se me venía a la mente.

Estaba molesta.

Muy molesta.

Primero, no lo vi a la hora del almuerzo, así que me tuve que sentar con algunos turistas a hablar de banalidades para darle tiempo a Chris de aparecer, pero no, jamás lo hizo.

Y tampoco lo vi por el resto del día en ningún lado, le pregunté a kailani si sabía de su paradero y me había contestado que no lo veía desde la mañana y por supuesto, no iba a preguntar por el número de su habitación y avergonzarlo aún más.

No pude evitar sonreír cuando lo vi acercarse a mí con aquel ridículo atuendo luciendo avergonzado.

Y acalorado.

El pobre se estaba derritiendo debajo de toda esa ropa; yo realmente necesitaba pensar un poco antes de realizar alguna de mis travesuras.

Me sentí muy mal al ver lo avergonzado que lucía por mi culpa cuando le dije la verdad, pero en mi defensa yo jamás pensé que Chris haría algo así para agradarme.

No tenía necesidad de hacerlo, es decir, él solo tenía que estar cerca de mí para que todo mi ser reaccionara. Y si estaba sin camisa, enseñándome aquel abdomen marcado, esos hombros anchos y fuertes, esos brazos tensos y sus trapecios... Santo cielos, no era inmune a esos encantos y por lo que sentí cuando estuvimos abrazados, sabía que él no era inmune a mí tampoco.

Espero que entiendas a lo que me refería...

Pero entonces su cara me enseñó lo expuesto que se encontraba al decirme que no se iría indiferente después de conocerme y yo solo quise lanzarme en sus brazos para consolarlo y decirle que todo estaría bien.

Su actitud me llevaba a hacerme la siguiente pregunta...

¿Chris siempre fue una persona insegura o algo lo llevó a ser así?

Y de ser así, ¿Quién le había herido tanto para marcarlo de esta manera?

No era justo. Como alguien que había estado en esa posición, sabía que nadie tenía derecho a hacer sentir inferior a otro.

Así que cuando lo viera de nuevo, se lo diría; le diría que no debía temer a lo que sea que esto llegara.

Estaba entre esos pensamientos cuando dejé de escuchar el agua correr y la puerta del baño se abrió.

Me estaba levantando sobre mis codos para poder verlo al entrar, cuando se quedó pasmado con los ojos abiertos al notarme en su cama.

¿Y yo? Pues todo lo que tenía planeado decirle se fue al garete al ver algunas gotas de agua caer de su cabello, bajar por su pecho y ser absorbidas por el injusto material de la toalla que rodeaba sus caderas.

― ¿Ese cuerpo es solo gracias a la construcción? ―Pregunté sin poder evitar el tono acusatorio en mi voz.

― ¿Qué? ―Tartamudeó aún sin moverse de donde estaba.

―Ya sabes, levantar ladrillos, Mezclar concreto, fijar vigas y dar mandarriazos. ¿Es sólo eso o también vas al gym?

―Bueno, yo...―Se aclaró la garganta antes de poder seguir hablando―Pensé que te habías ido y me gustaría vestirme antes de seguir hablando, en realidad.

―Sólo saqué la camisa para que la botaran y... Puedes vestirte y responder a la vez―Dije señalando el armario y mirándolo retadora―No te estoy deteniendo... ¿O sí?

Quise reír ante su incomodidad, pero intenté mantener la expresión sería un poco más.

Suspirando cansinamente, Chris se movió por la habitación para sacar un bóxer negro del armario y proceder a colocárselo por debajo de la toalla.

―Bonitos hoyuelos―Murmuré al tener una excelente panorámica de su espalda y su trasero cuando se quitó la toalla―Ayer no me atreví a decírtelo.

No pude ocultar más mi sonrisa al escucharle reír.

― ¿Y hoy sí? ―Preguntó sería divertido.

―Definitivamente hoy si―Dije comiéndomelo con los ojos cuando a mi pesar le tendí el pantalón― ¿Y entonces? ¿Vas al gym?

―Si―Contestó tomando la prenda para ponérsela― ¿Siempre eres así de atenta con todos tus clientes?

No se me pasó el deje de ironía con las que dijo esas palabras, pero decidí dejarlas a un lado porque verlo vestirse era mucho más entretenido.

Aunque claro, creo que más divertido sería si se desvistiera...

―Si te molestara, ya te habrías quejado, ¿No crees? ―Dios, el hombre estaba como un queso―Tu cuerpo me recuerda al de La Roca.

― ¿La Roca? ―Me miró pensativo un momento antes de asentir―Lo conocí, ha sido la única vez que he tenido que ver hacia arriba.

― ¿Es más alto que tú? ―Pregunté impresionada.

―Un poco, si―Aceptó la camisa blanca y procedió a colocársela―Es increíble que atinaras con mi talla―Dijo sorprendido.

―Amigo, acaricié ese cuerpo, dame un poco de crédito ¿Puedes? ―Me fijé en los raspones que tenía en el brazo derecho cuando se colocó desodorante antes de abotonarse la camisa.

rio un poco avergonzado, pasándose las manos por el cabello aún húmedo para alejárselo de la cara.

―Gracias―Dijo sentándose a mi lado y tomando una de mis manos en el proceso―Y gracias por quedarte también, Helena. Me gusta tu compañía y tu colorida personalidad. Y siento mucho haber reaccionado como lo hice un momento atrás.

Bueno, ahora la sonrojada era yo.

¿De dónde había salido este hombre?

―Y todo por querer obtener un beso―Murmuré viéndolo a los ojos.

― ¿Querías que te besara? ―Susurró acercando su cara a la mía.

― ¿No he sido lo suficientemente directa? ―Pregunté divertida―Es en lo único que he pensado desde que te vi acostado en mi mesa de trabajo―Dije ahora seria, mi voz agitada cuando sus labios quedaron sobre los míos.

Sentí el roce de su boca entreabierta contra la mía, mi respiración ligándose con la suya y a punto estuve de saltar sobre él y violarlo en ese mismo momento.

Pero el puto destino tenía otra idea y justo cuando todo se iba a descontrolar, un sonido estridente se comenzó a escuchar desde afuera, haciendo saltar hacia atrás a un Chris muy agitado.

― ¿Qué debe hacer una chica para poder se besada? ―Pregunté lanzándome a la cama de nuevo con las manos tapándome la cara.

― ¿Qué es ese ruido?

No pude evitar reír al escuchar la confusión en su voz.

―El comienzo del Luau―Expliqué resignada levantándome de la cama y arrastrándolo conmigo hacia afuera―Ni modo, lo dejaremos para después.

―Espera―Dijo deteniéndome―Ando descalzo, ¿Que debo usar?

―Unas chanclas estarán bien―Dije encogiéndome de hombros―Aunque puedes ir así también...

―No gracias―Dijo yendo al armario y sacando unas chanclas Adidas negras y colocándoselas―No me gusta andar descalzo.

―Eres muy raro ¿Lo sabías?

Abrí la puerta del balcón que llevaba a la playa, ya que ahí era la fiesta y entrelacé mis dedos con los suyos.

― ¿Te incomoda que haga esto? ―Pregunté alzando nuestras manos juntas.

―Un poco, si―Asintió, pero no le pude ver muy bien la cara por la falta de luz―Creo que es la falta de costumbre.

―Pues vete acostumbrando, amigo―Dije apretándole la mano―Porque no me voy a rendir contigo ¿Bien? y mejor ve haciéndote a la idea de que esta noche esa boca será besada por estas linduras―Dije levantándome sobre mis pies para besarlo sonoramente en la mejilla y haciéndolo reír en el proceso.

―Bueno―Soltó un suspiro de resignación―No puedo luchar contra la corriente ¿Cierto?

―Completamente cierto, nene.

Caminamos unos minutos hasta que me detuve para poder quitarme las sandalias ya que los pies se me hundían en la arena, y poco después encontramos el camino de antorchas que nos guiaban a la fiesta, la cual, por el sonido de los tambores, estaba en pleno apogeo.

Me detuve cuando sentí a Chris tensarse a mi lado.

― ¿Qué ocurre? ―Pregunté confundida.

―No estoy seguro de querer estar aquí, Helena―Dijo un poco pálido―No me gusta este tipo de situaciones.

Entonces recordé que ayer me había contado lo incómodo que se le hacía el estar en lugares atestados.

―Es solo la música que se escucha fuerte, Chris―Expliqué jalándolo hacia mí―No habrá mucha gente ¿Sí? Estamos en temporada baja y de seguro te has dado cuenta que el resort está prácticamente vacío.

― ¿De verdad es tan importarte para ti comer aquí? ―Preguntó mirándome con el ceño fruncido.

―El cerdo es espectacular―Respondí con franqueza―En temporada baja los Luaus no se hacen tan seguidos como en temporada alta... y de verdad tengo mucha hambre.

Lo miré con un mohín y con ojos implorantes hasta que le hice reír.

―Si no lo soporto, me voy, Helena―Dijo dudoso―Tú puedes quedarte, pero no me pidas que...

―Solo hasta que comamos el cerdo―Le prometí―Ya deben estar a punto de sacarlo de la tierra.

― ¿De dónde? ―Preguntó con interés mientras entrábamos al espacio donde se daba la fiesta.

No estaba equivocada, la mayoría de la gente que había, eran más que nada empleados y lugareños.

―El cerdo lo hacen en un horno bajo tierra―Dije entre gritos para hacerme escuchar mientras buscábamos una mesa lo más alejada del bullicio―Es delicioso, la piel es crujiente y la carne se derrite en tu boca...

Mientras le hablaba, nos sentamos uno junto al otro y le iba explicando lo que ocurría en la tarima situada a unos metros de nosotros.

―Están bailando un Hula ―Le expliqué al ver un grupo de chicas moviendo las caderas―Es el baile tradicional de aquí, la vestimenta, los movimientos... todo va unido a la herencia que los ancestros polinesios dejaron al llegar.

―Es muy bonito―Dijo Chris en mi oído para no gritar― ¿Entonces es normal ver a mujeres llevar sostenes de coco y faldas de paja? Pensé que era algo de películas.

―Y no te olvides que los hombres también usan esas faldas que en realidad son de hojas y no de paja―Expliqué riendo.

―Oh, mi error―Dijo divertido.

―Aloha, Lena.

Aparté la mirada de Chris para enfocarla en Leilani, una compañera de trabajo y por lo visto nuestra mesera esta noche.

―Aloha, Leila―Dije saludándola―Este es Chris, un amigo.

― ¡Sé quién es! ―Exclamó la chica entusiasmada― ¡Eres Roy ¿Cierto? Niko nos habló de usted.

― ¿Roy? ―Pregunté sorprendida― ¿Tienes un día aquí y ya tienes sobrenombre? Yo tardé tres semanas en obtener el mío.

―No hablaste con la misma gente, aparentemente―Murmuró él ocultando su sonrisa detrás del vaso con agua.

Ah... Un burlón ¿No? Ya comenzaba a ver la verdadera personalidad de aquel hombre.

― ¿Qué les puedo ofrecer para beber? ―Preguntó Leila haciendo que rompiéramos el contacto visual.

―Una piña colada virgen―Dije sonriéndole―A él le puedes traer una también, pero le echas el licor que no le pondrán a la mía―La chica se fue riéndose cuando anotó nuestro pedido.

― ¿Piensas emborracharme? ―Murmuró él en mi oído.

― ¿Tan malo sería? ―Giré la cara hasta rozar nuestras narices― ¿Temes que te haga cosas sin tu consentimiento?

― ¿Como cuáles? ―Murmuró sorprendiéndome por primera vez al sentir su mano colocarse en mi espalda baja.

Puta madre, aquel contacto me hizo estremecer.

―Hmm―Me aclaré la garganta intentando recordar su pregunta―Yo... tal vez comenzaría... colocando mi mano sin querer en algunos sitios impensables...

Me estremecí físicamente cuando uno de sus dedos recorrió mi columna hasta llegar a la zona sin cubrir por el vestido.

― ¿Tienes frío, Helena? ―Preguntó quitando su mano, y poniéndola de nuevo sobre el espaldar de mi silla.

―Si vuelves a hacer eso, yo...

―Dos piñas coladas llegando―Ambos brincamos en nuestros asientos con la voz de Leila al poner dos vasos Tiki en la mesa―Una virgen y otra muy conocedora.

Me reí, no por el chiste malo de Leilani, sino por el gesto de vergüenza que cubrió la cara de Chris.

― ¿Vas a bailar hoy, Lena? ―Preguntó Leila entusiasmada―Sería divertido verte.

― ¿Bailas el hula? ―Preguntó Chris con sorpresa.

― ¡No! ―Exclamamos ambas partiéndonos de la risa.

―Lena es muy mala, pero es muy entretenida de ver también.

―Tráeme el cerdo y ahí hablamos―Dije señalándola con la pajita de mi bebida―Estoy famélica y así no pienso bien.

Justo en ese momento, se formó una algarabía y el dichoso cerdo llegó en brazos de cuatro hombres.

―Creo que me tocará bailar―Murmuré con una mueca, haciendo reír a Leila.

― ¡Serán los primeros en comer! ―Dijo ella alejándose a toda velocidad.

― ¿De verdad bailarás si no quieres? ―Me Preguntó Chris bebiendo por primera vez― ¡Woao!

― ¿Está muy fuerte? ―Pregunté preocupada―Le pediré que traigan otro con menos licor...

―Está muy bueno―Dijo él riendo mientras agarraba la mano que había levantado―Es solo que no había probado algo así.

Miré su mano aun sosteniendo la mía y sonreí al ver que no me la soltó.

―No me molesta bailar―Dije retomando el tema anterior antes de tomar de mi trago―Soy una bailarina mediocre, pero eso no significa que no me guste bailar.

―Pero hay una buena cantidad de gente aquí, Helena―Expuso sorprendido mirando a su alrededor― ¿No te molesta hacer el ridículo delante de ellos?

―No sería hacer el ridículo si yo estoy siendo consciente de lo que hago, Chris―Expliqué encogiéndome de hombros―No me avergüenzo tan fácil y menos cuando hago algo en lo que no soy buena.

Agradecimos la comida que colocaron ante nosotros y vi con ansiedad como Chris probaba un bocado del cerdo.

―Oh, Dios―Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás mientras masticaba―Qué delicia...

Yo olvidé mi comida y solo miré idiotizada el acto erótico que aquel hombre me estaba dando.

― ¿No vas a comer? ―Me preguntó al ver que no había tocado la comida―Dijiste que morías de hambre ¿Y ahora no comes? Esto está delicioso, por cierto, gracias por obligarme a venir...

―Lo siento, pero debo hacerlo―Dije interrumpiéndolo.

― ¿El qué? ―Preguntó confundido.

―Esto―Murmuré llevando una de mis manos a su cuello y empujarlo hacia mí hasta que sus labios chocaron contra los míos.

Al primer contacto de nuestras bocas, sentí como se tensaba, pero unos segundos después, su cuerpo se relajó y una de sus manos se ancló en mi cabeza para moverme en un mejor ángulo.

Puta madre.

Sus labios se separaron para succionar mi labio inferior y luego su lengua, ¡Su lengua!

Lo lamió antes de sumergirse en mi boca.

Gemí sintiendo como mi cuerpo se fundía contra el suyo y mi boca comenzaba a responder a su exigente beso.

Labios, lenguas, dientes, jalones de pelo, todo aquello hizo que me olvidara de donde estábamos y quienes éramos. Solo existíamos él y yo y el mejor beso que me hubiesen podido dar.

Porque el hombre sabía besar; tomaba sin pedir permiso y regresaba en el mismo nivel.

Escuché su gemido cuando mi lengua acarició la suya y mis uñas se clavaron en su cuello al mismo tiempo que me acercaba aún más a él si era posible.

De pronto un vitoreo y exclamaciones de júbilo se escucharon a nuestro alrededor y me hicieron consciente de donde estábamos y que aquellos aplausos se debían a nuestro pequeño show.

― ¡Búsquense un cuarto! ―Gritó alguien haciendo que los aplausos y los silbidos se intensificaran.

Chris me separó de él como si le hubiese pegado corriente y luciendo como un tomate dejó la vista fija en su plato.

―Chris...―Mi voz salió sin aliento pues aún no podía tranquilizar mi respiración.

―Ahora no, Helena―Murmuró llevando su vaso a la boca y dando un buen trago de él.

―Pero, Chris...―Toqué su muslo sintiendo como se tensaba aún más bajo mi mano.

―No me toques―Dijo alejando mi mano y volviendo a comer―Solo come.

― ¿Ni siquiera me vas a ver después de haberme dado el beso más alucinante de mi vida? ―Pregunté dolida.

Aquello detuvo el camino de del tenedor hacia su boca por un segundo antes de seguir comiendo.

―Ahora no puedo ¿Sí? ―Dijo apretando las manos alrededor de los cubiertos―Solo come.

¿Así iba a actuar entonces? Bien, que así fuera, los dos podíamos jugar al mismo juego.

Me determiné a comer e ignorarlo al igual que él lo hacía mientras los platos iban siendo colocados en la mesa; Cerdo lomi lomi, pescado envuelto en hojas de plátano, pollo horneado, arroz especiado y otros platos típicos fueron los protagonistas de la noche hasta que ya no pude más y dejé mi plato a un lado.

Lacé mi servilleta en la mesa y miré a Chris mientras le daba un trago a mi bebida, sorprendiéndome al notar que me veía pensativamente.

Aquello no podía ser bueno.

―Helena...―Oh, Dios. Se arrepentía de haber aceptado mi invitación―Lo siento.

¡Lo sabía! Sentí como mi corazón latía desesperado al ser consiente de mi estupidez al haberlo besado en aquel lugar

El ambiente se había relajado un rato atrás y había estado tocando un grupo de ukeleles, pero ahora se subía otro que tocaría la música para el desafío de Hula.

Noté que Leila me hacía señas para que me acercara y yo asentí con la cabeza.

―No te disculpes―Dije levantándome de la mesa―Yo tuve la culpa al besarte, entiendo, no volverá a pasar.

― ¿Qué? No―Negó con la cabeza confundido―No entiendes, tú...

―Yo tengo que ir a bailar―Le interrumpí alejándome―Entenderé si quieres irte, adiós...

Casi corro hasta la tarima en donde me esperaban con la vestimenta que pondrían por encima de mi vestido.

―Eso fue caliente―Murmuró John apareciéndose a mi lado de repente―Pensé que follarían delante de todos, nena. ¡Aún me siento enfebrecido!

―Creo que no debí besarlo, John―Dije sintiéndome absurdamente triste―Se molestó conmigo y ahora no me dirige la palabra porque no le gusta las muestras de afecto en público...

―Ya se le pasará―Dijo desechando la idea con la mano―Pensé que te devoraría entera, nena. No durará mucho tiempo molesto.

― ¿Tú crees? ―Pregunté esperanzada.

―Definitivamente, ahora ve a hacer el ridículo como te encanta―Me empujó a la tarima en donde había cinco concursantes más.

Y bueno, no es como si pudiese contar mucho, es decir, fui la primera en ser eliminada, como siempre, pero es que realmente no puedo mover mi cintura como esas chicas lo hacen ni los brazos ni los pies ni... en fin, nada.

Antes de bajar de la tarima noté que la mesa en donde había estado con Chris un rato atrás, se encontraba vacía, por lo que me quité el traje a golpes y sintiéndome decepcionada como hacía mucho que no me sentía, me alejé de la zona de la fiesta sin despedirme de nadie y me encaminé hacia mi casa.

― ¿A dónde vas? ―Murmuró deteniéndome con su mano en mi hombro, asustándome en el proceso.

― ¿Estás loco? ―Exclamé sintiendo el corazón en la garganta―No vuelvas a hacer eso.

―Lo siento...

―Si―Dije dándome la vuelta y caminado lejos de él―Aparentemente eso es lo único que sabes decir.

―No me dejes hablando solo, Helena―Trató de tomar mi mano, pero yo me aparté rápidamente― ¿Qué ocurre? ¿Por qué no me dejas tocarte?

―Mira―Comencé a decir deteniéndome de golpe haciendo que se chocara con mi espalda, ya que yo no quise girarme a verlo―Entiendo que no debí besarte y mucho menos en un lugar lleno de personas bocharas y jocosas, pero no tuviste que apartarme de esa forma... ¡Idiota!

Comencé a caminar aún más rápido cuando escuché que su risa quebraba el silencio que nos rodeaba.

― ¿Y de paso te atreves a reírte? ―Exclamé deteniéndome otra vez y esta vez sí, girándome boquiabierta―Hay que ver que eres un... un... un...

―Malinterpretaste mi estado de ánimo, Helena―Dijo sorprendiéndome al apoyarse contra mí―No estaba molesto porque me besaras ante esa gente y definitivamente no estaba avergonzado―Murmuró empujándome hasta que mi espalda chocó contra el tronco de un árbol―Y si no quería que me tocaras, no era porque no quería tu toque, sino porque por donde me ibas tocando, ibas a encontrarte con... algo.

― ¿Con algo? ―Susurré con la respiración entrecortada al sentir sus labios acariciar mi cuello.

―Necesitaba tranquilizarme un poco después de ese beso ¿Sabes? ―Mi cabeza cayó hacia atrás golpeando el árbol al sentir sus manos subiendo por mis piernas mientras su boca subía dando suaves besos hasta mi mandíbula― ¿Quieres saber cómo me sentía? 

―Si...―Respondí sin aliento, subiendo mis manos hacia su cabello y anclarme ahí.

Gemí con sorpresa cuando mis pies dejaron de tocar el suelo y de repente se encontraban rodeando sus caderas, haciéndome sentir la dura prueba de su excitación al apoyarse contra mi coño.

―Así me sentía, Helena―Murmuró contra mis labios, moviendo sus caderas contra las mías y haciéndome estremecer por completo―Si me seguías tocando te iba a lanzar bajo la mesa sin importarme quien nos viera...

Busqué su boca con desespero, frotándome contra su sexo en busca de más fricción, cuando sus manos bajaron los tirantes de mi vestido y dejaba mis pechos desnudos.

―No tienes idea de cuánto deseaba tocar estas preciosuras―Murmuró al despegar su boca de la mía y bajarla hasta mi pezón derecho para chuparlo―Y hacer esto...

Oh, Dios. Esto era una locura. Si bien estábamos apartados de todos y a oscuras, aquel era un lugar transitado y podrían vernos.

Así que tenía que detenerlo y buscar otro lugar en donde poder continuar aquel encuentro tan... tan.

―Chris...―Murmuré para detenerlo, pero lo que hice fue jadear al sentir su lengua rodear mi pezón―Oh, Dios. Dame más...

―Si...―Dejó mis pechos para volver a mi boca mientras una de sus manos se colaba por debajo de mi vestido y ambos gemimos cuando me tocó por encima del tanga―Siento tu calor aún a través de la tela―Murmuró mordiéndome el labio inferior.

―Y yo deseo que no hubiese tela―Exclamé lamiendo sus labios antes de clavar mis uñas en su cuero cabelludo―Haz algo, Chris. Hazme sentir bien.

Asintiendo, él hizo a un lado la tela y Dios, al primer contacto de sus dedos contra mi clítoris quise gritar.

― ¿Así? ―Susurró Chris alejándose para tratar de ver mi cara― ¿Qué te gusta, Helena?

―Justo así―Exclamé moviéndome contra su mano cuando comenzó a hacer movimientos circulares con sus dedos―Oh, Chris... ¡Si!

Mi cabeza cayó contra su hombro mientras me estremecía de placer ante cada uno de sus movimientos, por lo que le mordí cuando sentí que no podía soportar más aquella agonía.

―Eres tan sexi―Murmuró en mi oído―Y estás tan húmeda y caliente, Helena... Mi boca siente celos al no ser ella quien te da placer...

Eso fue todo lo que necesité.

Me corrí tan fuerte que tuve que enterrar mi cara en el cuello de su camisa para amortiguar el grito que me sorprendió al querer salir de mí.

―Oh, Dios―Exclamé levantando la cabeza unos segundos después para poder mirarlo sonriente―Eso fue... no puedo explicarlo. ¿Quién demonios eres?

Sentí y vi cómo se tensaba y su cara cambiaba.

― ¿A qué te refieres? ―Preguntó haciéndome estremecer cuando quitó sus dedos de mi sobreestimulado clítoris.

―Toda esa charla sexi mientras tus dedos y boca me volvían loca―Bajé mis piernas temblorosas y bajé mis manos hasta el botón de su pantalón y comencé a abrirlo.

― ¿Qué haces? ―Murmuró viendo que metía la mano en su pantalón y tocaba su polla―Woao, espera, Helena esto era solo para...―Gimió cuando apreté mi mano a su alrededor―... Ti.

―Oh, vaya...―Murmuré al liberarlo por completo del bóxer y maravillarme por lo que tocaba― ¿Como puedes andar por ahí caminando como si nada con esta arma entre las piernas, Royce?

Mi pregunta le hizo reír y estremecer al mismo tiempo.

―Eso se siente bien―Murmuró apoyando su cabeza contra la mía cuando comencé a bajar y a subir sobre su longitud―Pero debes parar ¿Sí? Voy a hacer el ridículo en cualquier momento.

Con un sonido de desacuerdo, comencé a mover mi mano aún más rápido sobre su eje, metiendo la otra por debajo de su camisa para tocarle el abdomen hasta subir a sus pezones y acariciar uno suavemente.

―Quiero sentir que acabas...―Murmuré en su oído, chupándole el lóbulo en el proceso―Ahora.

Con un gruñido agudo, sentí como se estremecía contra mí, la prueba de su placer cayendo en mi mano y mi vestido mientras respiraba agitadamente contra mi sien intentando recuperar el aliento.

―Hmm.

Su boca buscó la mía en un sensual beso que me robó todos los sentidos cuando su lengua rozó perezosamente mis labios antes de separarse.

―Eso ha sido...―Se interrumpió cuando escuchamos una rama crujir cerca de nosotros y luego unas voces.

― ¿Dijiste algo? ―Preguntó alguien.

Creo que estamos más borrachos de lo que creemos―Respondió su acompañante.

No... el sonido vino desde allá―Siguió insistiendo la persona, haciendo que Chris y yo nos tensáramos.

Puta madre.

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