26 CHRIS

No quería moverme.

Santos cielos, realmente no quería hacerlo, y nada tenía que ver con la mujer que dormía casi sobre mí, sino porque todo giraba a mi alrededor.

Y el cerrar los ojos empeoraba todo, por lo tanto, mantenía los ojos fijos en el techo apenas visible por la oscuridad de la habitación.

El malestar de resaca me hacía dudar el querer beber de nuevo; no co

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