Capítulo 229
La primera sensación al sostenerla fue un golpe en el pecho: «¿Por qué estaba tan delgada?»

Luciana siempre había sido menuda, pero ahora parecía que el viento podría llevársela.

No había tiempo para preguntas. Lo urgente era ocuparse de ella.

—¿Traes azúcar? ¿Algún dulce? —preguntó, su voz tensa con preocupación.

Luciana apenas logró asentir, débil. Con esfuerzo, abrió la boca y señaló una pastilla que ya tenía en su interior.

¿Azúcar y aún así se siente así de mal?

El rostro de Alejandro se oscureció. Sin pensarlo dos veces, la levantó en brazos.

—No… —Luciana intentó protestar, pero su voz apenas fue un susurro—. Bájame…

Su resistencia era tan débil que parecía insignificante.

—¿Vas a decirme otra vez que no quieres aceptar la ayuda de un desconocido? —su voz tenía un tono frío, teñido de sarcasmo.

Ella bajó la mirada, mordiéndose el labio. No dijo nada, pero su silencio fue suficiente respuesta.

—Luciana Herrera —pronunció su nombre completo con severidad—. ¿Qué clase de persona cr
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