Isabella ingresó al restaurant, al encargado de recepción le mostró la tarjeta que Damián le había enviado, el joven supo de inmediato de quien se trataba y la guió hasta el área vip, donde había una mesa decorada para una cena romántica. Ella no dejaba de admirar la majestuosidad de aquel lugar.—Señora Betancourt, buenas noches, es un gusto saludarla— habló alguien que ella conocía muy bien.—Señor Roy, como ha pasado, no esperaba hallarlo aquí.—Vine por encargo del señor para verificar que todo esté listo, y una vez que él arribe me retiraré. Por cierto, me pidió que le dijera que estará aquí en pocos minutos.Damián llegó al poco tiempo, fue recibido por su asistente. Isabella se sentía algo inquieta, por lo que se levantó y se dirigió a la entrada, escuchó al asistente Roy hablar con su jefe:—La señora aguarda adentro, todo está dispuesto como lo ordenó: la mesa, la comida, el vino especial. Ella se ve ilusionada, lo de las rosas y las notas dio resultado. Estoy cien por ciento
—Me alegra que tu viaje haya sido exitoso, hijo — habló Madeline mientras servía la comida para Cristhian — es gratificante que todo vaya bien. Además, quería contarte que tu padre ha mejorado mucho, pronto le darán el alta.—¿Ha hablado con él? ¿Ya piensa jubilarse o aún quiere permanecer en la Clínica trabajando?—Hijo, sabes que él ha dejado su vida ahí, y será muy difícil que lo suelte, aunque no hallará un mejor sucesor que tú.—Gracias, madre, pero los demás accionistas opinan lo contrario.—No son más que un montón de envidiosos, ninguno de sus hijos ha logrado siquiera igualar tus capacidades para asumir el mando de la Clínica.— Sugerí un concurso de méritos para el cargo, estoy consciente que será una dura competencia, solo así no podrán insinuar que hay favoritismo.—Bien pensado, hijo. Vamos, comamos que la cena se enfría y mañana será un día muy ajetreado.Al día siguiente:Casi es medio día, Damián despierta algo sobresaltado. Abre sus ojos y observa a la hermosa mujer
—¿Por qué lo dices, amor mío?—No quiero que te angusties, será mejor que no lo sepas.—Tú y ella ... ya ... ¿estuvieron juntos?—Si ... pero no fue consensuado. Ahora solo debo esperar los resultados, sino debemos intentarlo de nuevo.Isabella no soportó más y corrió a su habitación. Sintió su corazón encogerse, pensó que había la mínima posibilidad entre ella y su esposo. Se recriminó por ser tal ilusa.—Debía hacerlo, era mi compromiso. Ahora, como lo dijo Damián, a esperar los resultados. Si no se logró esta vez, la próxima será bajo mis condiciones.Le puso seguro a la habitación, y no salió en lo que restaba del día.Frente a la puerta, ajeno a lo que sucedía con su esposa, Damián aún hablaba con Charlotte por teléfono.—Te entiendo, amor, tengo que ser paciente, solo espero que no sea necesario que lo vuelvas a repetir, tu eres para mi y yo soy tuya, no lo olvides por favor.—No lo haré, debo despedirme, te llamaré cuando pueda.Guardo su teléfono e ingresó. Se dirigió direc
Como cada noche desde que decidieron estar juntos, después de concertar un nuevo encuentro en su lujoso departamento, Damián Betancourt se mantiene de pie, expectante, mirando a su amada Charlotte Mendoza sollozar sin consuelo. —¿Estás seguro que no hay otro modo, cariño? Me niego a aceptarlo — recalca dejando caer gruesas lágrimas, la triste expresión de su rostro es la única capaz de mover a compasión el frío semblante del hombre que ama. —Lo lamento, mi reina, no tengo opción — responde Damián — mi padre quiere un heredero nacido dentro de un matrimonio, y como no lo hemos logrado, no podremos casarnos, debo hacerlo a su modo. —Nada de estoy estuviera pasando si mi cuerpo no fuera tan débil — exclamó Charlotte llorando a mares. Damián se acerca y la abraza con fuerza. —No quiero verte sufrir más por que no se logró, ni te culpes por eso. Prometo que cumpliré con el compromiso, estaré casado por un año y luego arreglaré todo para divorciarme, y volveremos a estar juntos— la c
Llegaron al hospital, ella preguntó por su madre y la enfermera le indicó donde se hallaba. Fue directo a la habitación y la vio, aún permanecía inconsciente, estaba siendo revisada por un médico, quien al ver llegar a la joven, salió y le pidió que la acompañará a su consultorio. Isa caminó tras el médico. Al ver la cara de preocupación de este, sabía que no le tendría ninguna buena noticia. —Señorita, voy a serle sincero, la condición de su madre es grave, su corazón continúa agrandándose, la medicina ya no tiene el efecto que debería sobre su organismo. Aún podemos hacer algo por ella, pero necesitaremos un nuevo medicamento que está por salir al mercado, casualmente es elaborado por industria P&M, y como veo que usted trabaja allí, seguro lograrán conseguirla a un precio asequible, ya que aún no se lanza al mercado y tendrá un costo relativamente alto. —¿Tan grave es la situación, doctor? —Se lo pongo de este modo: si no consigue ese nuevo tratamiento lo más pronto posible
Hay un silencio sepulcral entre los dos. Harold no deja de examinarla minuciosamente. Isabela siente indignación, la mirada inquisitiva del hombre la hace sentir como una mercancía. — Entonces, señorita Torres, está interesada en escuchar lo que tengo que proponerle. — Eso depende, pero desde ya le anticipo que no aceptaré ninguna propuesta indecente, soy una mujer de principios —respondió en medio de una exhalación profunda para evitar hablar de más. Harold ríe levemente, negando con la cabeza. —No es nada de lo que usted se imagina, permítame explicárselo. Estoy decidido a jubilarme pronto, pero antes quisiera dejar todo lo que tengo en manos de mi único hijo, su nombre es Damián. Tiene más o menos su edad, así que pienso que no habrá ningún problema. —No quiero sonar impertinente, señor, pero sería mejor que llegara al punto sin rodeos. —Es usted muy directa, y no parece ser tan insegura, me agrada y veo que no me equivoque al elegirla. La verdad es que mi hijo aún es sol
Una vez en su hogar, Isabela trató de descansar, pero el sueño, junto con el hambre, se esfumaron dando paso a la inquietud y la preocupación. Pasó el resto de la noche dando vueltas en su cama, meditando como sería su vida en adelante: ella no tenía planes de contraer matrimonio, pues, desde que tiene memoria, vió sufrir a su madre por la forma tan cruel que su padre la trataba y la rechazaba a ella como hija. Nunca entendió por qué, a pesar de ser su hija biológica, no recibió el amor de su padre, hasta que él por su propia decisión las abandonó cuando ella tenía 5 años. Por eso decidió llevar una vida libre de las ataduras matrimoniales, pero los últimos sucesos cambiaron todos sus planes de vida. Su prioridad ahora era su madre, verla recuperarse y rogar que aquella medicina fuera lo suficientemente efectiva para que ella se mantuviera más tiempo con vida. De vuelta en su mansión, Harold fue recibido por su adorada esposa, Ashley. —Cariño, es demasiado tarde, pensé que a
A toda prisa recorre los pasillos un hombre alto, de buen parecer, su piel bronceada; con sus aguda mirada explorar rápidamente el entorno, en medio del pasillo ve salir a una mujer de una de las habitaciones, con la cual choca sin poder evitarlo, apenas se disculpa y continúa su camino. A punto de ingresar a una de las habitaciones, una mujer mayor lo detiene antes que abra la puerta. —¿Sucedió algo malo, madre? —Hijo, tu padre sufrió un accidente, y ha perdido mucha sangre, ya están buscando las pintas que se necesitan para su intervención, en este momento está en el quirófano, solo nos queda esperar. —Bien, esperaremos. Ambos se dirigen a la sala de espera. Llevan esperando alrededor de un par de horas, un médico sale en su búsqueda. —¿Parientes del Sr. Román Montemayor? El hombre y la señora mayor se ponen de pie. —Es mi padre, doctor, ¿como salió la operación? —Sígame por favor. Los dos fueron detrás del médico rumbo a un consultorio. Los invito a tomar asien