Lucía sintió que le faltaba el aire.Pero con disimulo lo ocultó: —No estoy embarazada, solo he comido muchas cosas suaves últimamente y quería cambiar de sabor.Su madre ya le había preguntado antes y ella le había contado sus planes de divorciarse de Mateo. Si su madre se enteraba ahora de su embarazo, seguro tendría algo más que decir.Al oírla, Ana le aconsejó: —Mejor así. Ya que has tomado una decisión, quedar embarazada en este momento solo te complicaría un poco las cosas.Ana iba a decir algo más, pero Tomás le lanzó una mirada de advertencia.—Lucía, come más por favor. Lo de los hijos, ustedes los jóvenes deciden —le animó Tomás.—Sí —afirmó Lucía.Con el embarazo, su apetito había cambiado y se sentía somnolienta con facilidad.Poco después de comer, comenzó a sentir sueño. Estaba a punto de ir a recostarse cuando de repente Javier la llamó.—Señorita Díaz, el señor Rodríguez está ebrio.—...¿Dónde está? —Lucía no podía ignorarlo.—Regina y yo lo estamos llevando a Vista Her
Apenas Regina se fue, los ojos negros y profundos de Mateo se posaron con intensidad sobre Lucía —— ¿Dónde conseguiste tantas cosas? —preguntó.Como las bolsas eran transparentes, solo se podía ver que contenían algunos alimentos empaquetados.— Fui a casa de mis padres —respondió despreocupada Lucía.— ¿No te encontraste con Nicolás? —inquirió de inmediato Mateo con voz pausada.Pero, no parecía estar ebrio en lo absoluto.Al parecer, Regina tenía verdadera capacidad de aprendizaje y ejecución.— Él tiene sus propios asuntos, ninguno de nosotros tiene tanto tiempo libre para andar por ahí —contestó Lucía con calma.Dicho esto, Lucía llevó las dos grandes bolsas hacia la cocina.Ya que iba a quedarse en Vista Hermosa por un largo tiempo, prefirió no decir nada más.Cuando regresó después de guardar las cosas, Mateo le hizo un gesto con la cabeza.— Ven aquí.Lucía no quería enfrentarse a él, así que obediente se acercó.Mateo extendió su mano y, ella fue atraída hacia sus brazos.Un f
Lucía temía que él hiciera algún otro movimiento, así que respondió con rapidez:— Está bien.Mateo parecía satisfecho con su respuesta.— Has tenido problemas digestivos últimamente, ¿cómo es que pareces haber engordado?Lucía se quedó paralizada.No era la primera vez que Mateo mencionaba esto.Con agilidad cambió de tema:— Quizás es porque no he descansado bien y mi cara se ve un poco hinchada. También el desequilibrio hormonal puede causar cierto aumento de peso...Mateo se quedó pensativo.— ¿Contrataste a Regina y aun así la presión del trabajo es tan grande?— Tal vez soy demasiado perfeccionista —respondió Lucía, sin atreverse a mirarlo directo.Mateo mostró cierto desagrado.— Por la forma cómo lo dices, parece que no quieres ocuparte de estos asuntos conmigo y estás buscando excusas.— No es así —se apresuró a decir Lucía, aunque intentando no mostrarse demasiado ansiosa.Claramente no quería que Mateo centrara su atención en ella, pero la conversación había vuelto de manera
Mateo dio un sorbo al café, que era amargo con un toque de dulzura.Solo Lucía podía preparar un café negro con ese arte tan peculiar.Después de dudar por unos minutos, Lucía no pudo evitar en ese momento sentirse emocionada:— Cuando termines con este periodo ocupado, ¿aproximadamente cuánto tiempo será?Desde que se había casado con Mateo, aparte de los padres de ambos y sus amigos más cercanos, casi nadie lo sabía.Excepto por el certificado de matrimonio, ni siquiera tenían una foto juntos, mucho menos una hermosa luna de miel.Si Mateo decidía llevarla a Francia, ella podría considerarlo como su merecido viaje de luna de miel.Al menos no quedaría con ese pendiente en esta vida.Mateo permaneció en silencio por unos segundos, y luego respondió:— A más tardar en una semana.— Bien —respondió ella emocionada.Ese tiempo aún era tolerable.Ya que mañana no tenía que ir a la oficina, podría buscar un buen hospital y hacerse un completo control prenatal.Con Mariana presente, podría
Al entrar al vestíbulo, se sorprendieron al ver a Carolina sentada muy cómoda en el sofá.El rostro de Carolina mostró un semblante sombrío.— Ustedes crean rumores, pero en realidad parecen estar bastante despreocupados —comentó con dureza.El incidente en el banquete de Conglomerado Apex, donde Mateo había defendido con tanta vehemencia a Lucía, seguía siendo tendencia en las redes sociales.Mateo le lanzó una mirada significativa a Lucía.Ella entendió enseguida, pero aun así saludó a Carolina:— Mamá, el desayuno está listo. Si no has desayunado, puedo pedirle al personal que te prepare algo.En la villa, el personal de servicio sabía bien qué hacer.Como ella no había entrado a la cocina, a la hora indicada, los empleados prepararían el desayuno.Sin embargo, Carolina ni siquiera miró a Lucía.— Mateo, mírame ¡estoy hablando contigo!— Lo de mi matrimonio con Lucía tarde o temprano se haría público —respondió Mateo con indiferencia—. Además, no podemos controlar todo lo que dice l
Mateo no quería hablar de ese tipo de cosas con ella—Lucía ya te llevó las cosas. Si necesitas algo más, puedes llamar —dijo Mateo.El mensaje era claro y contundente: no vengas sin motivo.¡Mateo la despreciaba tanto!Al parecer, ¡tendría que esforzarse más con Camila!La verdad Carolina tampoco quería discutir con Mateo ahí —Soy la señora de los Rodríguez, la señora Rodríguez de tu padre.Mateo ni se molestó en responderle, simplemente con desprecio la dejó atrás.—Lucía fue primero al hospital con los suplementos para Camila.Cuando Camila escuchó la puerta abrirse, pensó emocionada que era Mateo.Por eso, al ver a Lucía, la alegría que había aparecido en su rostro se congeló de inmediato.—¿Ah… eres tú?Lucía respondió con frialdad —Mi suegra no se siente bien, vengo a entregar esto en su lugar.Dicho esto, Lucía caminó a paso largo hasta la cama de Camila y colocó los suplementos en la mesita de noche.Lucía dejó las cosas allí y se dirigió hacia la salida.Camila la detuvo —Luc
Ese sonido le resultaba tan familiar que Lucía se quedó rígida.Solo pudo darse vuelta con naturalidad, disimulando su sorpresa.Al hacerlo, vio a su compañero de universidad, José Echeverría.Recordaba muy bien a José.Había ingresado al departamento técnico del Grupo Rodríguez hace tres meses, y ella misma lo había entrevistado. Más allá de ser compañeros de universidad, José había tenido un desempeño excelente y cumplía a cabalidad con todos los requisitos.Lucía solo pudo esbozar una sonrisa forzada: —Mira qué coincidencia.Quizás era porque quería quedarse con este niño que sentía esa culpabilidad, como si estuviera haciendo algo indebido.—Hoy estoy de día libre y pensé en venir al hospital para hacerme un chequeo. No esperaba encontrarte precisamente aquí. Lucía, ¿irás a la celebración del mes del hijo de Eduardo el próximo viernes? —preguntó José algo inseguro, mirándola.Eduardo, su compañero de universidad, era un hombre sencillo de una zona rural remota. Siempre fue el bueno
Entonces llamó a Mariana.La voz de Mariana sonaba perezosa, y Lucía se sintió algo apenada: —Lamento haber interrumpido tu descanso, discúlpame por haberlo hecho. Estoy camino al centro comercial cerca de tu casa. Puedo esperarte en algún lugar, si deseas.—Está bien —Mariana no se negó.Al llegar al centro comercial, Lucía encontró una cafetería cerca y pidió dos cafés.Cuando Mariana llegó, vio desde lejos a Lucía sentada frente en una pequeña mesa redonda color crema, sosteniendo cuidadosa una taza de café.—¿Por qué me has citado hoy, y además en este café de moda? Dime, ¿cuál es tu propósito? Ahhh… picarona—le reprochó Mariana con una mirada acusadora.A pesar de sus palabras, tomó asiento frente a Lucía.Lucía sonrió con agrado: —No tengo ningún propósito en particular, solo quería que me acompañaras a dar una vuelta, y... Mateo me dijo que ya dejó a Javier encargado de finalizar todas las negociaciones pendientes para la exposición.Antes de mencionar a Mateo, el humor de Maria