Capítulo 130
Lucía se sorprendió de que él hubiera notado que le dolía el vientre durante su período.

Nunca lo hubiera imaginado. Antes pensaba que, aunque vivieran toda una vida juntos, él nunca sabría sus gustos o sus problemas de salud. Que si ella muriera enferma, él sería el último en enterarse.

Ahora parecía que, con el tiempo, aunque no quisiera recordar estas sencillas cosas, las había memorizado muy bien.

Lucía sopló el té para enfriarlo y lo bebió de un trago.

—Descansa bien —dijo Mateo, arropándola cuidadosamente.

Lucía lo miró con dulzura: —¿A dónde irás después?

—Me quedaré en casa, no iré a ninguna parte —respondió Mateo.

Lucía pensó en los días anteriores cuando no estaba en casa, y dónde estaría hoy. Con tantas mujeres alrededor, seguro tendría algún lugar donde ir.

Mateo notó su desánimo y en un instante se acostó cuidadoso junto a ella, deslizándose bajo las sábanas y colocando su mano sobre su vientre: —¿Todavía te duele mucho?

Lucía se tensó un poco, mirándolo fijamente: —¿Por q
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