Capítulo 114
Karen se tensó, apretando sus manos hasta clavarse las uñas en las palmas.

Mateo, al ver que no respondía, frunció el ceño profundamente:

—¿Es tan difícil entonces de responder?

En ese momento, Lucía se apresuraba a regresar y alcanzó a escuchar la pregunta mordaz de Mateo.

Llegó tarde y soltó el picaporte.

Después de una larga pausa y ante la presión de Mateo, Karen sintió que su ansiedad aumentaba.

Levantó la mirada hacia el hombre frío frente a ella, peligroso y amenazante. Un paso en falso podría ser fatal. Respondió temerosamente:

—En ese hotel... hay... hay muchos riquillos. Yo necesitaba dinero. Por eso bobamente pensé que si podía encontrar a un hombre rico, no tendría que trabajar tan duro.

Mateo la miraba de forma diferente.

Sus palabras básicamente admitían que vendía su cuerpo por dinero.

En la sociedad actual, había muchas personas así, intercambiando su cuerpo por una vida material.

Lucía abrió la puerta y entró con una bandeja, sin expresión.

Mateo la miró de reojo mien
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