Capítulo 116
La empleada colocó el té en la mesa de centro diciendo "Señorita Soto, su té", mientras Karen, al verla llegar, rápidamente soltó el cojín que abrazaba y se sentó correctamente, agradeciéndole con un "Gracias" educado.

Observó la hermosa taza de porcelana que aún desprendía vapor, admirando el refinado té con pétalos de rosa que emanaba una dulce fragancia floral, y al dar un sorbo, el suave aroma se extendió por su boca, haciéndola sentir más elegante: —Está delicioso, nunca había probado un té tan bueno.

Quizás porque nunca había estado en un lugar tan lujoso, todo lo que veía y probaba le parecía extraordinario, incluso el té le parecía diferente al de cualquier otro lugar.

La empleada, cumpliendo con su deber de atender bien a los invitados, respondió al cumplido: —Es muy amable, señorita Soto —y se retiró.

Karen la siguió con la mirada por un largo momento, pues esa respuesta le había hecho sentir respetada por primera vez.

Después de un rato, apareció Lucía, quien ya había termin
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