Mario José está muy molesto con la pelirroja, no siguió en la empresa y mejor decidió irse al hotel en donde se está hospedando, en lugar de pedirle perdón a ella por ser un patán de primera, prefirió destapar una botella de tequil4 y desahogar su dolor entre trago y trago, él sabe que si sigue así la va a perder, pero por desgracia el vicio ya se apoderó de él y será muy difícil dejarlo.

— Si tan solo estuvieras aquí mamá, yo sería muy feliz de tenerte y la familia que un día formé la tendría muy unida. No tienes idea de cuánto me duele tu ausencia madre mía. —Llora en silencio y suplica el perdón de su madre, la extinta señora Estrella.

Ángela disfrutó de una tarde en tranquilidad sin el pésimo de su ex marido, y aunque en su mente está presente la escena de él y aquella mujer sobre el escritorio, esta vez no se ha doblegado, ella ya está decidida a dejar a un lado los sentimientos que tiene por Mario. Para su buena suerte, hay alguien en la empresa que está dispuesto a hacerla sonr