Charlotte apuntó directo hacia los hombres que venían hacia ella, no era el tiempo para dejarse tomar y menos por el enemigo de su padre.El hombre con quien hacía negocios, salió corriendo junto con todos los comensales del restaurante, los dos hombres que estaban al lado de Charlotte alcanzaron a enviar un mensaje al hombre que había quedado en la camioneta, el cual llamó rápidamente por más de ellos.—¡Baja esa arma niña, te puedes lastimar! —habló Josué tratando de persuadir para que se entregará.—Creeme que no voy a salir lastimada, al contrario el que puede salir lastimado puede ser otro —hablo firmemente Charlotte.—¡Por favor Josué, padre!, !por favor! —habló Alex tratando de que su padre entrara en razón.Jack alzó su mirada, y negó. En está oportunidad no la iba a dejar escapar por nada en el mundo.—Lo siento hijo, pero está vez no puedo hacer absolutamente nada —respondió Jack.Alex sabía que no podía hacer nada, y menos delante de sus hombres, ellos podían sospechar algo
Alex se sostuvo de la puerta de la camioneta y empezó disparar, era tan bueno que logró quitar a varios hombres de su camino, Josué quien venía mucho más atrás aceleró rápidamente y con varios hombres de lado a lado lograron quitar a todos los hombres que impidieron su pasó.Varios hombres de Charlotte quedaron tirados sobre la vía totalmente muertos.Jack sonrió pues por primera vez iba a poder vengar todo lo que Caruso les había hecho a sus hijos, incluidos lo que también le había hecho a él.Tan pronto llegaron a la enorme fortaleza, Josué caminó hacia la camioneta.—¡Discúlpeme señor Alex! Pero el señor Jack ordenó que sea yo quien me haga cargo de la señorita Charlotte —le dijo Josué abriendo la puerta de la camioneta.Alex abrió sus ojos como platos, pues él no estaba dispuesto a cumplir y menos esa orden.—¡No Josué!, Yo me hago cargo de ella —vociferó Álex.—Lo siento mucho señor, pero no, yo debo cumplir órdenes. Alex se bajó rápidamente de la camioneta y caminó hacia donde
ItaliaAlex respiro profundo al ver que su padre salía de la habitación, llevó sus manos a la cabeza y rascó, para después mirar fijamente a los ojos de Charlotte, quien bajo su mirada al verlo a los ojos.En la mente de ella estaban las últimas palabras de Alex junto a su padre, no quería pensar cosas equivocadas de él, solo se sentía frustrada.Alex camino hacia Charlotte la rodeo para después inclinarse ante ella.—¡Puedes irte! Yo asumiré todo ante mi padre —le habló Alex soltando las cuerdas que mantenían atada a Charlotte.Ella abrió sus ojos como platos al sentirse liberada.—¡Pero Alex!, ¿Por qué lo haces? —preguntó Charlotte, mientras se colocaba de pie y sobaba sus muñecas.—Lo sabes muy bien, yo no puedo hacerte nada y menos al saber que en mi corazón siente grandes cosas por ti —hablo Alex colocándose de pie y caminando hacia Charlotte, quien negó rápidamente con la cabeza.—¡Si lo sé!, Y créeme quisiera no sentir esto que cada vez se ha vuelto más y más grande, es como un
Alex miró una vez más embelesado a Charlotte, sentía que su corazón iba a salirse de su pecho, su alegría era inmensa y de eso no había duda.Acarició una vez más las mejillas rosadas de su amada, para después apoderarse por completo de sus labios, sus cuerpos querían más, era como agua en el desierto que solo se necesitaba para saciarse.En el otro lado de la ciudad, un hombre sacaba lo que le quedaba de fuerzas para poder levantarse, hace varias horas que había despertado y a pesar que había escuchado ambulancias a lo lejos prefirió quedarse quieto y no llamar la atención para que no lo descubrieran.Esperó hasta que no había nadie para después empezar a caminar a pequeños pasos, estaba adolorido, su cuerpo estaba bastante golpeado, además de tener una bala incrustada en su pierna derecha, lo cual se le dificulta aún más.Tan pronto salió a la carretera sacó su arma la cual todavía llevaba ya apuntó hacia un carro que venía de frente, le hizo señas al conductor para que bajara del a
Los días parecían no ser tan buenos para Adriano Di Santis quien después de la salida de su casa de Rebeca, también había decidido evitarla durante unos días.Se había enfadado en recuperar varias bodegas a cargo de Oliver Davis, ahora sí estaba tomando el control de todo lo que Oliver quería arrebatar a Alex.Se puso de pie y caminó hacia la mesa en dónde sirvió un vaso de whisky, estaba agotado por el estrés del trabajo, y solo quería descansar un poco.Solo que el timbre de su celular llamó su atención, caminó hacia su escritorio, lo tomó y contestó al ver que era su padre.Jack quien había salido de viaje de negocios a Siena, lo cual le había traído miles de recuerdos junto a su amada.—¡Hijo! Que bueno escucharte —le habló Jack.—¡Padre! Para mí también es un honor poder escuchar tu voz —respondió Adriano sentándose de nuevo sobre el sofá.Oliver quien solo pasaba escuchó a Adriano llamar a otro hombre como padre, y eso llamó verdaderamente su atención, así que camino hacia la
Adriano escuchó unos gritos en el pasillo, pero prefirió no salir, ahora era más importante revisar todos los documentos.Después de varias horas, Adriano salió de su oficina para ir a la junta que estaba programada para horas de la tarde.—Señor como puede ver es necesario que usted viaje de inmediato —habló uno de los inversionistas.Adriano frunció el ceño, la idea de salir de viaje no le emociona mucho, pues esto de cumplir con juntas y compromisos no le llamaba mucho la atención—No creo que sea necesario que yo vaya, es mejor que vaya uno de ustedes, es un asunto de poca importancia —vociferó Adriano.—Lo siento señor, pero es de vital importancia que usted vaya, recuerde que usted es el presidente y debe asistir a todos los eventos —habló otro de los inversionistas.Adriano frunció el ceño y dirigió su mirada justo hacia Rebeca quien estaba rodando los ojos, era hora de volver a tenerla cerca o al menos eso pensaba.—Está bien, iré al dichoso viaje, pero la señorita Davis viene
Adriano alzó su mirada no podía evitar lo hermosa que se veía Rebeca, la cual trataba de no dirigirle la palabra solo para lo de estrictamente lo necesario.—¡Listo señor!, Estas son sus llaves —exclamó la recepcionista coqueteando abiertamente con Adriano, mientras movía su cuerpo de una manera sugestiva.Él no perdió la oportunidad de guiñar su ojo, Rebeca quien estaba también recibiendo sus llaves, rodó sus ojos y tomo las llaves y salió rápidamente hacia su habitación.Adriano sonrió pues era evidente que estaba celosa y eso lo hacía sentir superior. Era obvio eso y él lo podía utilizar a su favor, sin contar que esa mujer se veía sumamente hermosa y sensual al estar celosa, definitivamente era una de las mejores facetas que ella tenía.Rebeca estaba furiosa aún no entienden por qué se sentía de esa manera si él y ella no eran absolutamente nada.No obstante, tampoco se pondría pensar todo lo que le molestaba, era mejor meterse a darse un baño y cambiarse para salir a la junta que
Rebeca bajó la mirada, nunca pensó ver a Alex luchar con dos hombres al mismo tiempo y quitárselos de encima. La sorpresa era tal que no solo quedó con su boca abierta, sino que algo dentro de ella creció, tal vez verlo de esa manera era realmente excitante. Los meseros rápidamente tomaron a los dos hombres y lo ayudaron a levantarse, mientras Rebeca caminaba hacia donde estaba Adriano con ganas de volver a caerle encima a los hombres nuevamente. El rostro de Adriano estaba realmente transformado, mientras que su mirada desprende fuego, en el que demuestra que puede quemar todo a su paso.Después de unos minutos Adriano giró una buena cantidad de dinero a los dueños del restaurante por los daños causados. Rebeca quien estaba furiosa salió rápidamente del restaurante, no iba a esperar a que Adriano solucionará todo.Adriano miró a todos lados y no la vio, así que salió corriendo a buscarla, solo que Rebeca ya iba caminando hacia el hotel.—¡Rebeca!, será que puedes dejar de caminar r