CENIZAS
CENIZAS
Por: Gaby González
Prefacio

Voy caminando un poco apresurada ya que llego tarde al trabajo; me encanta mi trabajo saber que puedo salvar vidas me llena de una gran satisfacción, aunque tengo que dejar ser un tanto perezosa a la hora de levantarme cada mañana. Estoy en la ciudad de Barcelona y hay un poco de tráfico. 

Mi auto lo tengo en el taller pero no importa mucho, vivo a unas pocas calles del hospital donde trabajo. Estoy tan concentrada por lo que pasa por mi mente que cuando voy cruzando la calle no me doy cuenta del automóvil que viene hacia mí. Quedo completamente en shock, no puedo moverme de donde estoy. 

Solamente estoy esperando el impacto contra mi cuerpo, pero eso nunca llega, en cambio escucho el chillido de las llantas del auto por el asfalto. Tengo los ojos cerrados mis nervios todavía los tengo. 

Se escucha la puerta del auto cerrarse y nos pasos acercarse.

— ¿Te encuentras bien? — me preguntan, esa voz está cargada de un tono ronco y sensual por lo que inmediato abro los ojos. 

¡Esta buenísimo! Grita mi subconsciente. 

— Estoy perfectamente bien — le digo— La culpable soy yo por no ver antes de cruzar. 

El me queda viendo fijamente con esos hermosos ojos color tormenta, pero no me intimida, por muy bueno que esté no le bajo la mirada a nadie así que nos retamos con la mirada. 

— Mi día estaba empezando con el pie izquierdo pero.... — Se queda callado por un momento - pero acaba de mejorar — se aclara la voz.

— ¿Ya acabó? — Cuestiono

Frunce el ceño se ve tan divino vuelve a decir mi mente. 

— ¿Disculpa?— pregunta algo confundido. 

— ¿Qué si ya acabó de hacer su exploración visual hacia mi cuerpo? — me queda viendo sorprendido — Mire señor ¿usted cree que diciéndome eso va a conseguir algo? Pues está muy equivocado, yo no soy ese tipo de mujer que le sonríe a cualquiera solamente porque le dijeron algo "bonito" — hago comillas al aire — asi que si usted no tiene nada que hacer yo sí — me volteo para continuar con mi camino. 

— Es usted una fiera — se ríe — como a mi me gusta — me volteo — le diré señorita... — queda viendo mi bata de doctora donde está mi apellido — Duarte, me queda muy claro que no es cualquier mujer, más bien me intriga saber más de usted ¿Tomamos un café?

— Serás idiota - sigo con mi camino. 

No voy a negar que está muy bueno pero eso no significa que me comporte como una cualquiera. 

Pero algo en mi dice que él será mi perdición o redención. 

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