Leonard y yo nos dedicamos a salir como verdaderos novios, bueno, quizá no tan solos como hubiésemos querido, los agentes se mantenían a una distancia discreta. Leonard se había levantado con gran entusiasmo para salir conmigo, nos había ido bastante bien.
Muriel y Raphael estaban encantados con la presencia de Leonard en mi casa, charlamos un poco y comimos juntos como si… fuéramos una pequeña familia feliz, para después retirarnos a mi habitación y recibirlo como se merecía.
Cumplí mi fantasía de meterme a la tina con él con una de esas bombas de baño exquisitas, de observar cada uno de sus gestos a la luz de esas velas, contemplarlo llegar al éxtasis envuelto en capas de nuestro sudor y agua aromática, era una de las cosas que amaba de él.
Leonard me sorprendió o quizá no tanto, debía haberme hecho una idea p
No podía aplazar más mis obligaciones, debía tener ocupada la mente, me había distraído lo suficiente con Audrey la semana pasada, pero ahora debía volver a la empresa. Gabriel y los nietos de Doménico le seguían el paso a Jasón Preston y la búsqueda de Darién Rinaldi, parecía que ese maldito se había esfumado de la faz de la tierra.Carlo había llegado anoche, trayendo consigo a Helena que se había encargado del asunto de Diane, no presidió de mucha información.— Parase que toda la policía de Lazio está yendo a ciegas con este caso, tienen sospechosos, pero ninguno que se le acerqué para saber si es Darién Rinaldi—la miré frunciendo el ceño hacia las piernas que tenía encima de mi sillón, suspiró mientras bajaba las piernas.—Pero tampoco podemos atribuirle la mue
Estaba completamente feliz, me había despertado entusiasmada, haciendo ejercicio y después una larga ducha donde me encontré cantando una canción de Marrón 5 que seguramente había escuchado en una estación, en seguida alistarme para la oficina y como era mi costumbre no ir lo suficientemente formal, esta vez quise vestirme como me sentía, alegre, entusiasta y quizá con un toque infantil, este día no hacía tanto frio así que me decidí por una falta de tul café, medias naturales, una blusa tres cuartos gris con escote en U y unas pumps nude con detalles en plateado.Frente al espejo juguetee un poco con la falda mientras colocaba un poco de música para maquillarme y peinarme.Bajé a la cocina para desayunar con Muriel y Raphael que ya me tenían el desayuno listo y por supuesto notaron mi humor y se unieron a ello.—Cariño, estas radia
Quizá los días de calvario comenzaban ahora, la desaparición de Travis y consigo la de Madeleine, se había registrado su casa, incluso la inspección cautelosa de la casa de los Vial donde Madeleine vivía por ahora, pero en ningún lugar aparecían, la esposa de Travis estaba resguardada en su casa y no saldría en ningún momento.Gabriel y los nietos de Doménico estaba trabajando rápidamente en rastrear a Darién o a Jasón, pero no tenían ningún rastro de donde comenzar.Helena y un grupo de hombres armados habían ido a registrar la casa de Jasón, pero no habían encontrado nada.Audrey aún no se enteraba de lo sucedido, no quería alterarla, sabía que estaba bajo el cuidado de un buen agente. No quería distraerla de su trabajo ni preocuparla.Carlo y Nathaniel se encontraban en mi despacho, despu&eacut
La puerta trasera del consultorio chocó contra la pared, Jasón me pasó frente a él para que saliera primero, la boca de aquella pistola me apuntaba tras la costilla quemándome, no me había dado cuenta de que estaba apretando los dientes para no gritar y de que todo mi cuerpo temblaba.Como si hubiese vivido unos minutos en lentitud había visto como Jasón tiró del gatillo y arremetió contra Héctor, la bala impactó en su pecho haciendo que su camisa blanca se manchase de sangre, de pronto todo se vio muy rápido y estaba bajando las escaleras con el desquiciado de mi ex.Frente a mi estaba aparcado un auto gris de segunda mano, tenía abolladuras en la parte trasera y despintado de la puerta del piloto, como pude lo grabé en mi mente, Jasón hundió el arma en mi costilla haciéndome daño.—Camina, gatita—dijo con voz ro
—Señor—dijo Dante tendiéndome la pistola, la misma que me había tendido en la iglesia que vi a Doménico.La tomé con determinación y rapidez, la revisé, estaba cargada, no quería que se percataran del temblor de mis manos, ese maldito tenía a lo más sagrado de mi vida.Doménico me dedicó una larga mirada de soslayo, sentía una extraña aura que nos envolvía, estaba nervioso, claro que lo estaba, nunca había estado a lado de forma consciente, de una persona que había derramado tanta sangre.Por extraño que pareciera, Doménico se mantenía relajado, sus hombros y espalda ligeramente curvada, la mantenía relajada, pero sus ojos profundos, mismos que los que alguna vez vi en Diane, ahora eran la pura mezcla de amenaza y peligro.—Cuando llegue el momento—dijo con el tono frio, arrastrando las
El día había iniciado de una manera brillante, feliz y cantarina, quien diría que por la noche se convertiría en un infierno.Secuestrada por el desquiciado de mi ex novio quien había asesinado a mi guardaespaldas con quien recientemente había fijado un buen lazo, su cuerpo chocando contra la pared del pasillo, cayendo en cámara lenta. Al final Jasón también había resultado tener el mismo final que Héctor y mi cuerpo aún tenía su sangre.Luchaba duramente contra mi estado de shock, no debía entrar en ese estado, no hasta que todo esto terminase, mi cerebro punzaba contra mi cráneo, lo sentía pesado, demasiado pesado.Dos desmayos en poco tiempo, uno en el ataque fallido de Jasón y otro provocado por el golpe tan fuerte que me había dado ese bastardo, sí que los hombres sabían dónde pegar.Ahora, pequeños
Mi hombro chocó con una puerta de metal, solté un jadeo.—David… ¿Dónde me llevas? —escupí las palabras.—Te he dicho que ha dar un paseo—tiró de mi brazo hacia la izquierda, perdiéndonos en un pasillo donde enormes contenedores grasientos de carga estaban apilados como cadáveres, inertes, vacíos, sin nada.—Tienes que soltarme…yo puedo ayudarte David, de verdad puedo ayudarte, pero tienes que dejarme ir…—¡Cállate! —gritó, solté un jadeo cuando su agarre se hizo más fuerte—y deja de llamarme de una puta vez David.—Pero…ese es tu nombre—protesté.—¡No! —gritó y di un respingo— no lo es—apretó la mandíbula— mi nombre es Darién Rinaldi—pegó su boca en mi oído y su cuerpo
A lo lejos escuchaba mucho ruido, lejano…El mundo a mi alrededor se movía y la imagen de Leonard poco a poco fue desapareciendo, mi mente estaba muda, haciendo que mi visión se proyectara como una película antigua, de repente había mucha gente, muchas luces de colores, alguien me hablaba, estaba envuelta en los brazos de alguien, intenté quejarme, pero las palabras nunca salieron, era como si todo se hubiese desconectado, terminé envuelta en una manta y recostada en una fría camilla.Mi mente se había colapsado y como autodefensa había dejado solo la visión y no estaba muy segura si la respiración seguía en automático, las imágenes eran confusas, lejanas.Uno de los paramédicos, creo que me estaba hablando, me metió a la boca una pastilla e hizo que me la tragara, que, gracias al cielo, no tardó mucho en hacer efecto, apagándome p