Entre la preocupación por la salud de Mikhail y las idas al hospital, tres semanas pasaron rápidamente. Yo estaba cansada, pero aún así me levantaba todas las mañanas para ir a ver a Mikhail, aunque en ocasiones su madre se molestara.Mikhail empezó a quejarse. Yo lo miré desde el sofá. Estaba de mal humor; hace una semana había despertado, y verse así fue desastroso para él. No podía moverse, estaba acostado boca abajo, y era bastante gracioso verlo pelear con su madre cada vez que quería levantarse.—Quiero agua —me dijo de mal humor. Me levanté, serví un vaso con agua y le puse una pajilla. Le acerqué el vaso y él empezó a tomar.—Eso es, qué buen chico eres —le dije. Él me miró con rabia y dejó de tomar agua.—Te desprecio en estos momentos —me dijo fulminándome con la mirada. Yo me encogí de hombros y volví a sentarme en el sofá.—Lo sé, pero es bastante gratificante verte con un pañal —me burlé.Estaba bastante segura de que estaba a nada de levantarse de la camilla y ahorcarme.
Vlad sacó a Pia de la jaula donde estaba y la sentó en una silla, amarrando sus manos y piernas. Yo me acerqué a ella y me incliné un poco para mirarla directo a los ojos.—No mereces morir, tu castigo debe ser diferente —le dije.Ella me escupió en la cara. Yo me limpié y después le di una bofetada. Quería que ella sufriera, necesitaba escuchar sus gritos de súplica mientras yo la torturaba.Mi celular sonó. Lo saqué del bolsillo y me sorprendí al ver quién era, ya que este número era nuevo. Fabien me estaba llamando.—¿Hola, Fabien, cómo estás? —le pregunté.—¿Cuándo regresarás? Un conocido necesita de tu ayuda —me dijo.Yo sonreí de inmediato. Todos los conocidos que Fabien me recomendaba eran delincuentes, de los cuales él necesitaba algo.—¿Lo conozco? —le pregunté.Él se quedó en silencio por un momento.—No lo sé, pero creo que Novikov sí. Se llama Angelos Callum —me dijo.Su nombre no me sonaba de nada, pero ya averiguaría un poco sobre este nuevo cliente.—Dale mi número, ya
Días después.Al fin hoy iba a salir de este lugar. Ni cuando me informaron que iba a salir de la cárcel me había sentido tan feliz. Miré a Nerea y le puse mala cara; Vlad me había contado lo que pasó, y cuando le reclamé, ella tuvo el descaro de ponerse furiosa conmigo.—No me mires, ni me hables, recuerda que tú y yo terminamos cuando salgas de este lugar —me dijo.Yo abrí ligeramente la boca para decirle algo, pero era mejor no pelear. Vladislav se acercó para ayudarme a levantarme de la camilla; qué bien se sentía poder estar de pie.—¿Cómo está mi mascota? —le pregunté a Vladislav mientras me sentaba en la silla de ruedas. Nerea se acercó a mí y me ayudó a acomodarme.—Está ansioso por verte —me contestó él. Nerea empezó a empujar mi silla de ruedas fuera de la habitación. En la puerta había cuatro hombres; todos me sonrieron.—Quiero ir a verlo —les dije.Nerea detuvo la silla.—Claro que no, tú vas directo a la casa; aún no estás del todo bien —me regañó.Ella siguió llevándome
Denis estaba insistiendo en dormir conmigo, pero el problema era Mikhail, ya que él también iba a dormir conmigo y yo no quería que se lastimara, ya había sufrido mucho en estos días.Estaba acostado de medio lado en la cama, mirando mientras yo prácticamente peleaba con mi hijo para no dejarlo subir a la cama.—Déjalo, la cama es grande —dijo él.Yo puse los ojos en blanco. Yo queriendo cuidarlo y él aquí dándole permiso a un niño que dormía terrible en pasar la noche en la cama con él. ¿Acaso no era consciente de que iba a terminar con la herida abierta?—No, él tiene su propia habitación —dije tajante.Denis se me pegó a una pierna y me miró como un cachorro mojado. Parece hijo de Mikhail; ambos me daban esa misma mirada cuando no los dejaba salirse con la suya.—Déjalo, no va a pasar nada malo —volvió a repetir.Me despegué a Denis de la pierna y asentí. ¿Quién podía con estos dos cuando se confabulaban?—No me hago responsable de lo que pase —le dije. Denis corrió a la cama y se
Los días siguieron pasando, y en lo único que podía pensar era en Belov. Todo el tiempo que estuve en el hospital imaginé mil formas de matarlo, pero ninguna me convencía del todo. Quería masacrarlo, pero a la vez no.—¿En qué piensas tanto? —me preguntó Vlad.Yo le sonreí.—Llévame a ver a Belov. Creo que ya es hora de saldar la cuenta con él —le dije.Vlad negó con la cabeza. Sé que él estaba preocupado, pero yo ya me sentía muy bien, y necesitaba cerrar ese capítulo de mi vida de una vez por todas. Y eso solo lo haría matando a Belov. Él era el último.—Nerea te va a matar —me dijo.Y yo lo sabía, pero necesitaba hacerlo y seguir adelante.—Vamos —le dije.Vlad me ayudó a andar hasta la salida de casa. El coche estaba cerca, así que no tuve que caminar mucho. Él me ayudó a subir y después subió él.—Después de esto, haré todo lo posible por tener una familia meramente normal —le dije.Vlad volteó a verme y asintió poco convencido.—Ustedes no serán normales jamás —me aseguró.Yo me
Regañar a Mikhail se convirtió en mi deporte favorito; este hombre no aprendía. Siempre quejándose del dolor en su espalda, pero cuando Denis le pedía hacer algo, iba gustoso a hacerlo. ¡Dios santo! Cómo me desesperaba.—Relájate, la línea en tu frente es más profunda hoy —me dijo mi hermana, pero no podía dejar de fruncir el ceño. Mikhail iba a sacarme canas verdes.—Él aún está convaleciente, pero por lo visto eso le importa una mierda. Que se joda. Te juro que como me diga que le duele algo lo voy a golpear tan fuerte que no se va a levantar de la cama mínimo por una semana —le dije.Pau se rió y después me dio un par de golpes en la espalda.—Escogiste al peor ruso de todos, aunque creo que él te queda bien —me dijo con burla.Yo la fulminé con la mirada.—Ya te veré quejándote de Vladislav. Pido al cielo que eso pase.Fui a buscar a Mikhail, que estaba en el jardín jugando con Denis.—Los regalaré a ambos. Dejen de molestar. ¿Por qué no pueden estar quietos? —les pregunté.Denis
Nerea entró en el hospital hecha una fiera, y ni hablar de Pau, que se veía igual de cabreada que su hermana. Vlad, en cuanto las vio, se levantó y se paró a mi lado.—¿Qué le pasó a Denis?— me preguntó Nerea, furiosa y preocupada a la vez.—Él está bien, solo fue un pequeño golpe en el brazo, pero todo está bien. No te preocupes —le dije, intentando calmarla.Ella levantó una ceja y fue a preguntar a alguien más. Pau nos miraba y negaba con la cabeza, yo ya me sentía lo suficientemente mal como para que ella nos estuviera juzgando de esa manera.Nerea volvió al lugar donde estábamos, pero para mi sorpresa se veía calmada. ¿Será que Dios escuchó mis súplicas?—Acompáñame al baño —me pidió en tono serio. Yo negué con la cabeza; esa petición era demasiado rara, y puede que sea tonto, pero no iba a caer en eso. Yo apreciaba mis huevos, de hecho, quería un par de hijos más.—¡Acompáñame!— me volvió a decir, esta vez agarró mi brazo y me jaló, pero yo era una estatua. En este lugar estaba
Tiempo despuésDenis y Mikhail se habían vuelto bastante apegados. Mi pequeña alma estaba cada vez más grande, y mi hermana estaba enorme. Estos meses habían sido bastante buenos. Me gustaba la sensación de tener a alguien que me cuide, que cuide de mi hijo, que se preocupe por nosotros. Es lindo.La puerta de la oficina se abrió. Mikhail traía en brazos a Denis, después lo dejó en el suelo. Cuando estos dos estaban así de juntos, es porque tramaban algo.—¡Quiero un hermanito!—dijo Denis con una enorme sonrisa. Yo miré a Mikhail; este hombre de verdad que era un tonto.—¿Cuánto te dio para que me pidieras eso?—le pregunté.Denis se acercó al escritorio y empezó a negar con la cabeza.—Nada, mami, te lo juro —dijo.Yo puse los ojos en blanco. Era obvio que estos dos estaban confabulados.—Te doy el doble si me dices la verdad —le propuse.Denis sonrió más ampliamente.—Mami, la verdad es que yo no quiero más hermanitos, pero él me ofreció mil, así que ahora me debes dos mil —dijo.Yo