Sara miró a Valentina con expresión preocupada. Sabía que tenía razón, independientemente que haya sido sin intención, la verdad es que allí estaba él totalmente ebrio producto seguro del despecho de no saber nada de ella. La mujer suspiró profundo, se acercó a Iván y besó con suavidad sus labios. Seguía durmiendo profundamente. Le tocó la frente, lo miró a los ojos y le habló en voz baja. —Iván amor, ya llegué, despiértate para que te pases a la habitación, así estarás más cómodo —pidió la chica. Valentina vio cómo Sara acariciaba tiernamente la frente de Iván, con su voz llena de amor y compasión y sonrió, sin embargo, él solo se giró y siguió durmiendo. —Creo que lo dejaré aquí, está demasiado borracho y no creo que yo pueda llevarlo hasta la habitación. Ella se levantó y caminó a la habitación, sin embargo, no pudo conciliar el sueño pensando en lo que había ocurrido. —¿Por qué no me dijo? Debió decirme la verdad —se dijo, y ahora se sentía culpable, porque había sido injust
La habitación quedó en absoluto silencio. Era como si el tiempo se hubiese detenido, el tictac del reloj de pared, contagiaba el ambiente con una atmósfera cargada de emociones. Los ojos de él se abrieron como platos, sus labios se curvaron en una mueca de sorpresa.El impacto de aquellas palabras había sido tan profundo que hasta el aire parecía haberse suspendido. La mirada de él se desvió hacia la prueba de embarazo, como si no pudiese creerlo. Sus mejillas adquirieron un tono rosado y sus ojos se humedecieron al ver las dos rayitas que indicaban que sería padre por segunda vez. Ella también se sentía abrumada, pero era una sensación diferente. Su interior estaba llenó de una felicidad indescriptible, que la empujaba a contener el llanto. En aquel momento, todo lo que deseaba era abrazar a su marido y disfrutar junto a él de aquel momento tan especial.Iván, con los ojos aún muy abiertos, se dirigió a ella con una voz que reflejaba la incertidumbre: —¿Estás segura? A lo que ell
Los amigos se abrazaron alegres, compartieron un abrazo lleno de felicidad, estaban tan emocionados que terminaron llorando los dos.—No puedo creer que vayamos a tener un bebé al mismo tiempo —dijo Luke visiblemente conmovido.—Si es un niño el mío y el tuyo es niña, los comprometeremos —expresó un emocionado Iván.—¡Me parece genial! Así nosotros seríamos consuegros y coabuelos —manifestó Luke, mientras caminaba y servía dos vasos de vino para celebrar, mientras sus esposas los miraban, una de ellas como si se hubieran vuelto locos.—¿Los estás escuchando? Debemos darle un parado a este par, porque nuestros niños tienen derecho a enamorarse como quieran —protestó Sara, pero vio a su amiga complacida con las palabras de los hombres que terminó frunciendo el ceño—¿Acaso estás de acuerdo con la propuesta de ellos dos?—Dime ¿Por qué tendríamos que oponernos? Si cuando crezcan si no se quieren bien, pueden hacer lo que deseen, pero desde ahorita podemos ir inculcándole a estar juntos, t
Dos meses después.Los días pasaron lentamente para Iván y Sara. Desde que arreglaron su situación habían pasado unos meses llenos de una felicidad sin límites para ellos. Una felicidad tan grande que parecía como si estuvieran viviendo en una eterna luna de miel.Cada día traía consigo nuevas sorpresas y descubrimientos para la pareja. La vida era una constante aventura, incluso para los pequeños gestos que formaban parte de la relación cotidiana. La casa siempre estaba llena de risas, amor y alegría, ninguno de ellos imaginó ser tan felices como lo eran en ese momento.Lo que ellos tenían era un amor profundo, sincero, y verdadero el que los unía. Y cada día que pasaba, se reforzaba un poco más, como si el tiempo fuera, haciendo que ese amor se hiciera cada vez más grande.Iván y Sara pasaban todos los días juntos. Paseaban por los parques con Marieh, iban al cine, y se pasaban las tardes paseando por la playa junto con su pequeña niña que disfrutaba con ellos. Eran momentos mágicos
Sara despertó con un dolor de cabeza palpitante que le recorría el cráneo de un lado a otro. Abrió los ojos con lentitud y miró a su alrededor. Estaba en su apartamento, tirada en el suelo, en el medio de la sala, por un momento estuvo desorientada. No sabía cuánto tiempo había estado allí, intentó moverse y al hacerlo, el dolor aumentó aún más. Cerró los ojos con fuerza, tratando de contener su respiración. Su mente comenzó a hacerle preguntas y preocupaciones que se fueron sumando una tras otra. Entonces, recordó el miedo que la embargó en la habitación, la sensación de que algo no iba bien, de que algo andaba mal. Inspiró profundamente y se obligó a levantarse, le dolía todo como si le hubieran caído a palo, se sentía débil, pero el miedo de no saber qué estaba pasando la impulsó a levantarse. Intentó ponerse en marcha, pero sus piernas temblaban tanto que apenas podía sostenerse en pie; tratando de calmarse respiraba profundamente para contener las lágrimas que amenazaban con d
Iván se fue con los agentes policiales, llegaron a la casa del taxista, cuando tocaron la puerta, un hombre abrió y se sorprendió al ver a la policía.—Buenas tardes. Buscamos al propietario del taxi.—Soy yo —respondió el hombre poniéndose nervioso.—Solo queremos hacerle un par de preguntas relacionadas con un caso que estamos investigando.—Claro, no tengo problema en responderle a cualquiera de sus preguntas —respondió el hombre de manera colaboradora con la autoridad.—¿A su auto subió hace algunas unas horas una pareja? —ante la pregunta el hombre asintió.—Si de mediana edad, los dejé a unos treinta kilómetros de aquí. Ellos iban discutiendo porque la señora le reclamó al marido que por qué había golpeado a su hija si estaba embarazada y que no creía que haberse llevado a la niña hubiese sido una muy buena idea porque tenía un padre poderoso y con mucho dinero y eso les traería más problemas que beneficios… que cómo ella había manejado las cosas estuvo bien.—Necesitamos la dir
Los médicos se apresuraron a llevar a Sara a emergencias para tratar de salvarla y al bebé. Marieh los miraba con una mezcla de curiosidad, miedo, sin entender bien lo que ocurría a su alrededor. Entretanto, Luke trataba de tranquilizar a Iván para calmar sus temores.—Tranquilo amigo, va a estar bien, ella es una mujer fuerte, no se dejará vencer, ella siempre ha sido una guerrera —dijo el hombre tratando de tranquilizarlo con sus palabras.Él asintió, porque no se creyó capaz de pronunciar palabra alguna, el nudo en su garganta le impidió hablar, se llevó las manos a la cabeza, por completo desesperado, su teléfono celular sonó, pero la verdad es que él no quería responder ni hablar con nadie, por eso Luke fue quien lo hizo.Era su madre, Luke le explicó lo que estaba sucediendo con Iván, no debieron esperar mucho tiempo, para verlos allí dándole todo el apoyo que su hijo necesitaba. Sus padres estaban allí, preocupados por el estado de su hijo, se acercaron a él y lo abrazaron, y a
Por un momento ella se quedó pensativa, tenía emociones encontradas, por una parte, le agradecía que haya rescatado a la niña de las garras de su padre, pero, por otro lado, no quería verla, porque hasta ahora Marcelina no se había comportado como lo hacía una madre.—No, no quiero verla aún, lo siento, pero aunque haya rescatado a Marieh, no quiero verla… si puedes darle dinero por si necesita algo que me llame… la ayudaré, pero no puedo tratarla como una madre, porque hasta ahora ella no se comportó como una. Lo siento —dijo sintiéndose un poco mal por lo que estaba ocurriendo.—No tienes por qué disculparte, te entiendo perfectamente mi amor… yo le diré que no puedes verla, tranquila que me encargaré de ella.Cuando Sara lo vio salir, se sintió un poco preocupada, pero es que no estaba en ella, era inevitable sentir animadversión por ella, no tanto por haberles sacado dinero, sino porque en el pasado jamás la defendió del monstruo de su padre. Al momento de salir Iván, la mujer se