A medida que todos atracaban en la playa, se fueron enfrentando a los hombres armados y con la orden de Piero de no dejarlos vivir.—¡Todos deben morir! Ni un ápice de compasión, porque son ellos o nosotros, ustedes deciden —gritó a los hombres y estos entendieron que había razón en sus palabras.Mientras afuera se estaba dando prácticamente una guerra, Roxy se encontraba encerrada en la pequeña habitación, pese al caos que se escuchaba, y los incesantes disparos no tenía miedo, las detonaciones duraron como más de una hora, ella se mantuvo con la cabeza entre sus piernas para protegerse.No sabía a ciencia cierta que estaba sucediendo, solo esperaba que pronto dieran con ella, intentó soltarse el amarre, pero este estaba demasiado duro. De repente, escuchó un fuerte estruendo y unos gritos. Los disparos cesaron.Poco después, la puerta de la habitación se abrió y vio a Paolo corriendo hacia ella, con una pistola en mano. Le soltó los brazos, y luego la tomó rápidamente en sus brazos
Roxy se despertó aproximadamente a las tres de las mañanas con muchas ganas de orinar, se estiró un poco y aunque tenía mucha flojera de levantarse, la presión en la vejiga le impedía seguir durmiendo, está de más decir que la barriga la tenía inmensa, por el gran tamaño cualquiera pensaría que tendría cuatrillizos, pero la verdad es que era un solo bebé, aunque ella pensaba que iba a tener a Gulliver de puro grande, que cerca estaba de ser verdad.Se levantó y como no consiguió las pantuflas, caminó descalza, pero la alfombra de la habitación neutralizaba el piso del suelo, llegó al baño y sintió un estremecimiento, orinó y siguió sentada por varios minutos, cuando se paró, abrió los ojos, consternada cuando vio un chorro de agua que salió de entre sus piernas.—¡¿Qué diablos es esto?! ¡Oh por Dios! Rompí fuente.Caminó lentamente hasta la habitación donde estaba Paolo, quien dormía profundamente, y lo despertó con suavidad.—Paolo, mi amor, debemos ir al hospital. Rompí fuente —dijo
A los dos días Roxy fue dada de alta, esas primeras cuarenta y ocho horas como madre primeriza, Paolo la ayudó en todo, y la primera semana las abuelas estuvieron a su lado para cuidar del hermoso Renzo, por lo que todo fue más llevadero.Sin embargo, los problemas llegaron después de su marcha, porque se quedaron ellos solos cuidándolo, la primera noche, el pequeño no los dejó dormir, pensaron que era temporal y lo asumieron de buen humor.A pesar del cansancio, la emoción de tener a su hijo en casa los mantenía despiertos. Incluso cuando el pequeño lloraba y no quería dormir, ellos lo sostenían en brazos, lo acunaban y le cantaban para calmarlo.Era un trabajo agotador, pero valía la pena cada segundo en el que podían ver su pequeño rostro y sentir su respiración.Paolo sintió que su corazón saltaba cuando el niño finalmente se quedó dormido en sus brazos. Lo miró con adoración y sintió una ola de amor tan fuerte que casi lo hizo perder el equilibrio. Sabía que iba a hacer todo lo p
Roxy trataba de calmar a su hijo, pero por más intentos de hacerlo, era imposible, se sentía agotada, apenas si había dormido en las últimas cinco semanas, tenía ganas de salir corriendo, y dejar todo atrás. Pensaba que nadie la preparó para esa situación. Todas las mujeres sin excepción le habían hablado de lo maravilloso y de ensueño que era la maternidad.Sin embargo, la realidad no era eso, ahora pensaba la razón de porque millones de mujeres no lo exteriorizaban y callaban, quizás por temor a que la gente las señale, por ser juzgadas, porque a los ojos de todas las mujeres y sobre todo si son madres deben ser perfectas, no quejarse, más lo cierto, es que era un camino difícil, con sus rosas y sus espinas incluidas.El llanto del bebé la ponía nerviosa, sentía que ella no estaba en capacidad de ser madre, de cuidar a alguien tan pequeño y vulnerable. Tenía la sensación de ser atrapada en su propia vida, sin saber hacia dónde ir ni qué hacer para salir de esa situación.No dejaba d
Paolo agradeció la ayuda de su primo y colgó el teléfono, intentando contener las lágrimas.Mientras esperaba la llegada de Roberto, se dedicó a observar a su hijo, que seguía llorando inconsolable en sus brazos. Se preguntó cómo había llegado a esa situación tan difícil, sin su esposa y con un hijo recién nacido en brazos.—Tranquilo hijo, te prometo que todo estará bien… papá va a cuidarte, mientras mami regresa —habló con voz suave.De pronto el niño se quedó en silencio, viendo a su padre, levantando las manos y bracitos de manera enérgica, pero segundos después comenzó a llorar de nuevo, sonó el timbre de la puerta cuando Roberto llegó en pocos minutos.Paolo le abrió la puerta en silencio y lo dejó pasar, llevándolo hasta el sofá donde estaba sentado con el bebé. Roberto se sentó a su lado.—¿Qué ha ocurrido? ¿Quieres hablar? —preguntó con preocupación, tomando al pequeño Renzo en sus brazos.Como por arte de magia, el niño se quedó en silencio, sorprendiendo a Paolo.—¿Cómo lo
Roxy durmió más de dieciséis horas, cuando abrió los ojos se sentía otra, tomó su teléfono y decidió marcar a Paolo, pero tanto en la casa como en su teléfono, no contestó nadie, comenzó a llorar y así la consiguió Camila.—¿Qué pasa Roxy?—No me contestan, Paolo se fue… ¡Los perdí! Tengo que ir a verlos —hizo amago de levantarse y Camila detuvo.—Roxy cálmate, yo hablaré con Taddeo para que manden a buscar a Paolo, pero ahora tú, tienes que calmarte, necesitas ayuda y de esa manera no puedes cuidar a tu bebé.La chica lloraba en silencio, mientras Camila pensaba que no podía perder más tiempo en llevar a Roxy al especialista.Tomó el teléfono y llamó a la especialista, la doctora Fanny Bali, le explicó la situación de Roxy y ella le garantizó una cita para ese mismo día. Camila se sintió aliviada, ahora tendrían ayuda profesional para encontrar el mejor tratamiento para su nieta política. En poco tiempo estaban en la sala de espera del consultorio de Fanny, mientras Camila mantenía
Paolo la abrazó con fuerza, sintiendo su corazón latir contra el suyo, preocupado por lo que ella pudiera estar pasando. La levantó y la sentó en la cama, mientras colocaba la silla del niño a su lado, ella lo vio y se llevó la mano a la boca.—¡Está dormido plácidamente! —exclamó sorprendida.—Sí, estuve estos días en casa de mis primos Roberto y Renella, ellos han aprendido mucho sobre la paternidad, y me han enseñado mucho, además, descubrí que a nuestro hijo le gusta ir en carro, es sorprendente como se queda tranquilo —dijo riendo.—Sabes que tu abuela me dijo que eso podía haber pasado.—¿Mi abuela? —interrogó sorprendido.—Sí, estuve con ella estos días, me ayudó muchísimo, me llevó a un especialista.—Ven, vamos a acostarnos para que me cuentes, pero antes vamos a sacar a este niño de aquí y lo colocamos en la cama con nosotros.Roxy vio atenta al bebé, los dos se quedaron en silencio mientras lo observaban dormir.—Es perfecto —dijo ella sintiendo que su corazón se llenaba de
Con lágrimas en los ojos, tomó su cara entre sus manos y lo besó con ternura.—¡Gracias esposo! Te juro que seguramente hice demasiado bien en mi vida pasada, a lo mejor salvé al mundo, por eso ahora en esta he sido premiada con un hombre cómo tú ¡Eres perfecto! —dijo con voz emocionada.Paolo sonrió, tomó su cara entre sus manos y la besó con ternura, pero de manera profunda.—No soy perfecto, pregúntale a mi mamá que hasta se me olvida llamarla diariamente —pronunció en broma.—¿Te vas ahora? —preguntó ella deseando en el fondo que no se fuera, sino que se quedara cerca por si lo necesitaba.Por un momento, ambos se vieron a los ojos, y como si Paolo pudiera ver sus más íntimos secretos, le respondió lo que ella quería escuchar.—Si no tienes ninguna objeción prefiero esperarte, después de todo Renzo ya comió, podemos esperarte en un café cercano, mientras asistes a tu reunión —propuso el chico y ella esbozó una sonrisa de alegría.—Gracias, me parece una idea genial, es que me sien