Paolo agradeció la ayuda de su primo y colgó el teléfono, intentando contener las lágrimas.Mientras esperaba la llegada de Roberto, se dedicó a observar a su hijo, que seguía llorando inconsolable en sus brazos. Se preguntó cómo había llegado a esa situación tan difícil, sin su esposa y con un hijo recién nacido en brazos.—Tranquilo hijo, te prometo que todo estará bien… papá va a cuidarte, mientras mami regresa —habló con voz suave.De pronto el niño se quedó en silencio, viendo a su padre, levantando las manos y bracitos de manera enérgica, pero segundos después comenzó a llorar de nuevo, sonó el timbre de la puerta cuando Roberto llegó en pocos minutos.Paolo le abrió la puerta en silencio y lo dejó pasar, llevándolo hasta el sofá donde estaba sentado con el bebé. Roberto se sentó a su lado.—¿Qué ha ocurrido? ¿Quieres hablar? —preguntó con preocupación, tomando al pequeño Renzo en sus brazos.Como por arte de magia, el niño se quedó en silencio, sorprendiendo a Paolo.—¿Cómo lo
Roxy durmió más de dieciséis horas, cuando abrió los ojos se sentía otra, tomó su teléfono y decidió marcar a Paolo, pero tanto en la casa como en su teléfono, no contestó nadie, comenzó a llorar y así la consiguió Camila.—¿Qué pasa Roxy?—No me contestan, Paolo se fue… ¡Los perdí! Tengo que ir a verlos —hizo amago de levantarse y Camila detuvo.—Roxy cálmate, yo hablaré con Taddeo para que manden a buscar a Paolo, pero ahora tú, tienes que calmarte, necesitas ayuda y de esa manera no puedes cuidar a tu bebé.La chica lloraba en silencio, mientras Camila pensaba que no podía perder más tiempo en llevar a Roxy al especialista.Tomó el teléfono y llamó a la especialista, la doctora Fanny Bali, le explicó la situación de Roxy y ella le garantizó una cita para ese mismo día. Camila se sintió aliviada, ahora tendrían ayuda profesional para encontrar el mejor tratamiento para su nieta política. En poco tiempo estaban en la sala de espera del consultorio de Fanny, mientras Camila mantenía
Paolo la abrazó con fuerza, sintiendo su corazón latir contra el suyo, preocupado por lo que ella pudiera estar pasando. La levantó y la sentó en la cama, mientras colocaba la silla del niño a su lado, ella lo vio y se llevó la mano a la boca.—¡Está dormido plácidamente! —exclamó sorprendida.—Sí, estuve estos días en casa de mis primos Roberto y Renella, ellos han aprendido mucho sobre la paternidad, y me han enseñado mucho, además, descubrí que a nuestro hijo le gusta ir en carro, es sorprendente como se queda tranquilo —dijo riendo.—Sabes que tu abuela me dijo que eso podía haber pasado.—¿Mi abuela? —interrogó sorprendido.—Sí, estuve con ella estos días, me ayudó muchísimo, me llevó a un especialista.—Ven, vamos a acostarnos para que me cuentes, pero antes vamos a sacar a este niño de aquí y lo colocamos en la cama con nosotros.Roxy vio atenta al bebé, los dos se quedaron en silencio mientras lo observaban dormir.—Es perfecto —dijo ella sintiendo que su corazón se llenaba de
Con lágrimas en los ojos, tomó su cara entre sus manos y lo besó con ternura.—¡Gracias esposo! Te juro que seguramente hice demasiado bien en mi vida pasada, a lo mejor salvé al mundo, por eso ahora en esta he sido premiada con un hombre cómo tú ¡Eres perfecto! —dijo con voz emocionada.Paolo sonrió, tomó su cara entre sus manos y la besó con ternura, pero de manera profunda.—No soy perfecto, pregúntale a mi mamá que hasta se me olvida llamarla diariamente —pronunció en broma.—¿Te vas ahora? —preguntó ella deseando en el fondo que no se fuera, sino que se quedara cerca por si lo necesitaba.Por un momento, ambos se vieron a los ojos, y como si Paolo pudiera ver sus más íntimos secretos, le respondió lo que ella quería escuchar.—Si no tienes ninguna objeción prefiero esperarte, después de todo Renzo ya comió, podemos esperarte en un café cercano, mientras asistes a tu reunión —propuso el chico y ella esbozó una sonrisa de alegría.—Gracias, me parece una idea genial, es que me sien
Roxy se rio y correspondió al beso de Paolo, disfrutando del contacto de su cuerpo fuerte y musculoso contra ella. Después de un momento, se separaron, pero todavía se sostuvieron de las manos, mirándose el uno al otro con amor, ella no pudo evitar soltar una carcajada de felicidad y Paolo la tomó en brazos y la ayudó a sentarse en su mesa, y él al lado de ella. Roxy era todo para él, la mujer más hermosa que había visto jamás, y su hijo, la bendición más grande que Dios había puesto en su vida. Cada vez que la miraba, sentía que el mundo cobraba un nuevo sentido, que su existencia tenía un propósito mayor. Pero, a pesar de sentirse afortunado, sabía que no todo era fácil en su relación.—Paolo, yo...—¿Qué pasa, amor? —preguntó él, notando la expresión seria en el rostro de su esposa.—No quiero que vayas a pensar que estoy muy celosa y te vayas a molestar, pero...—¿Celosa? De esa mujer que apenas acabo de conocer hace unos minutos. No tienes nada que sentir al respecto, mi corazón
Paolo sintió que su mundo se derrumbaba. No podía creer lo que acababa de escuchar, no pudo evitar un escalofrío recorrer su espalda ante las palabras de Roxy. Su mente se nubló y no supo qué decir durante varios segundos.Finalmente, logró articular algunas palabras: “¡¡¡¿Qué? ¿Cómo que se lo llevaron?”, preguntó con incredulidad “¿Quién se lo llevó?”—No lo sé —respondió Roxy sollozando—. Lo dejé en la cuna mientras iba a poner la ropa en la lavadora, y cuando regresé ya no estaba. Lo he buscado por todas partes, pero no lo encontré.Paolo se sintió impotente ante la situación. No podía creer que algo así estuviera sucediendo. Trató de mantener la calma para no alarmar más a Roxy.“Tranquila, amor. Vamos a encontrarlo. Ya salgo para allá”.Roxy colgó el teléfono y comenzó a caminar de un lado a otro por completo desesperada, no podía creer que alguien hubiera entrado y arrebatado a su hijo.Los minutos se le hicieron eternos mientras esperaba a que llegara su esposo, y ese sentimie
Paolo y Roxy se dirigieron al complejo de apartamentos donde le habían dicho que vivía la mujer que habían visto el día anterior, estaban demasiado angustiados, las últimas horas había sido un infierno para ellos y mientras más tiempo pasaba se preocupaban de que no pudieran encontrarlo. Luego de pensarlo una y otra vez y de acuerdo a los testimonios de la gente, era bastante probable que hubiera sido esa mujer quien se llevó a Renzo, creyendo que se trataba del bebé que había perdido junto con su esposo en el trágico accidente.Cuando llegaron al lugar, pidieron información sobre la mujer y le indicaron el edificio y apartamento donde vivía, Paolo y Roxy se miraron el uno al otro con nerviosismo. No sabían qué les esperaba, pero estaban decididos a encontrar a su hijo y recuperarlo. Caminaron hacia la puerta del apartamento y en ese momento escucharon el llanto del bebé, los dos se miraron con una mezcla de alivio, aunque también de preocupación por todo lo que eso pudiera implicar
Roxy y Paolo estaban agotados después de haber pasado las últimas horas buscando desesperadamente a su hijo desaparecido. Habían estado estresados, nerviosos, angustiados, el miedo de no encontrarlo los había afectado mucho emocionalmente, pero ahora ya tenían a su bebé en brazos.Solo esperaban llegar a descansar a la casa, pero sus planes se fueron al traste, cuando llegaron a la casa y estaban un montón de autos.—¿Hay una fiesta aquí? —interrogó Roxy sorprendida.—¡Wow! Creo que los Ferrari han venido a darnos su apoyo emocional —dijo Paolo, sorprendido.—Y cómo ya encontramos a Renzo, esto se convertirá en una gran fiesta —declaró la chica conteniendo una sonrisa de burla al ver que los planes de su esposo se iban al traste.—Sí, seguramente hasta el amanecer.—Hasta que el cuerpo aguante —señaló Roxy.Se bajaron del auto, y mientras caminaban hacia el interior de la casa fueron recibidos por una multitud de familiares que habían venido a mostrar su apoyo. La familia Ferrari al c