Casi estaba logrando conciliar el sueño cuando sentí la cama hundirse a un lado. Mi corazón dio un vuelco. Abrí los ojos lentamente, y allí estaba Marcos, sin camisa, con su mirada fija en mí.—¿Qué haces? —susurro, sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo.Él no respondió de inmediato. En lugar de eso, deslizó un brazo bajo su cabeza y me observó con intensidad. Su presencia llenaba el espacio de una forma familiar y abrumadora al mismo tiempo.—Solo me acosté —dijo finalmente, con una calma que me desesperó—. No haré nada. Aunque podrías haberme dado una manta.Me mordí el labio. Sabía que estaba jugando conmigo, aprovechándose de mi nerviosismo.—Marcos, por favor, estoy agotada. Déjame dormir.—Solo responde una cosa —susurra, acercándose un poco más—. ¿Me extrañaste de verdad o solo quieres torturarme?Desvié la mirada, sintiendo mi pecho oprimirse. No podía negarlo. Lo había extrañado, pero algo dentro de mí había cambiado. No podía fingir que todo estaba bien, no después de l
El trayecto hacia el hotel no dura más de quince minutos, pero para Ana cada segundo era una tortura.Se sentía como una mariposa atrapada en una telaraña, y no podía evitarlo. Gregory la miraba de reojo, con una mezcla de deseo y curiosidad, mientras conduce, que la hacía sentir incómoda y emocionada al mismo tiempo.Cuando llegaron, la habitación del hotel era un refugio privado y acogedor. Ana intentó mantener la conversación liviana mientras se acomodaban, pero no podía ignorar la tensión evidente entre ellos. Ana se sorprendió que en la recepción lo llamaron por su apellido.—Este hotel...¿también te pertenece?—Si, nena...¿quieres algo de tomar? Tengo de todo.—Estoy bien.El de todos modos sirve un vaso de vino, el toma todo lo que sirve en la copa de un sorbo y se acerca a ella.—Sabía que me extrañarías —dice él, acercándose.Ella da un paso atrás, sintiendo su respiración acelerarse mientras él se acercaba más.—Gregory, espera. —Su voz sale casi como un susurro, y su mente
El aire en la habitación está cargado de deseo mientras Ana observa a Gregory desnudarse lentamente, revelando su piel bronceada y musculosa. Cada movimiento era una danza de seducción, y Ana no podía evitar morderse el labio inferior, sintiendo cómo la anticipación crecía dentro de ella.Gregory se acercó a ella, con su mirada ardiente mientras se posicionaba entre sus piernas, y Ana sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al sentir su calor. La tensión en el ambiente es más que evidente, y la única cosa que podía escuchar era el latido acelerado de su corazón.—Eres tan hermosa —murmura Gregory, con sus dedos acariciando su muslo mientras se hundía lentamente en ella.—¡Ahhh!...¡Mmmm!Ana deja escapar un gemido, su cuerpo se abre más hacia él, y siente cómo lo llena con una profundidad que la hizo perderse en un torbellino de sensaciones.—Gregory... —susurra, sintiendo una mezcla de placer y culpa, mientras su enorme herramienta se empuja en ella haciendo que su estómago suba y baj
Ana sintió que su pecho se oprimía al recordar a Carlos y a Marcos, el dolor de las traiciones que había soportado. Se sentía sucia, atrapada en un ciclo de traiciones que no había elegido.—No tienes nada de qué avergonzarte —dice Gregory, sentándola en su regazo mientras la mira a los ojos—. Ambos te lastimaron primero. Si me lo pides, estoy dispuesto a llevarte lejos... y a tus hijos, Valentina y Diego.Ana negó con la cabeza, mientras su corazón se desgarra ante la idea.—No, no puedo hacer eso. Amo a Marcos, y no quiero lastimarlo. Lo que siento por ti... solo es placer —responde, con su voz temblorosa mientras la confusión la consumía.Gregory siente como se le oprime el corazón, quería gritar enfrentarse a esos dos bastardos. Para que Ana fuera solo de él y nadie más.—No estoy enojado por eso, Ana. Es mucho pedir que me ames de inmediato. Puedo esperar aunque sea una eternidad. Solo no me pidas que no te vea. Esperaré a que te quites la venda de los ojos con tu esposo. Quiero
En el interior de Ana, el nudo de preocupación crece.¿Qué más había estado ocultando Marcos? La inquietud se cernía sobre ella, y Ana supo que debía enfrentarse a la verdad, no solo sobre su propio corazón, sino también sobre el hombre con el que había compartido su vida.Mientras los niños se acurrucaban bajo las sábanas, Ana se prometió a sí misma que encontraría respuestas. No podía seguir viviendo con dudas y secretos. Tenía que descubrir la verdad, no solo por ella, sino por sus hijos. Y así como hizo con Carlos se alejaría sin mirar atrás.Con el corazón pesado y la mente llena de preguntas, Ana apaga la luz y se deja llevar por el sueño, sintiendo que su vida se había vuelto un caos del que no sabía cómo escapar.Pasó una semana desde aquella noche que transformó la vida de Ana. Cada día era una lucha entre la culpa y la emoción prohibida que había sentido con Gregory. Pero lo que más le preocupaba era la distancia que había comenzado a notar entre ella y su hermana, Laura. Al
Marcos y Laura se mantuvieron al margen de la furia de Ana esa noche. Ninguno de los dos tenía idea de que ella ya sabía la verdad. Pensaron que había gastado mucho dinero en el hospital donde estaba Carlos y su ex suegra y por eso estaba irritada.El fin de semana llega, y con él, un torbellino de emociones para Ana.Se despertó esa mañana con la mente ocupada, pensando en lo que había descubierto sobre su esposo, Laura y la traición.Mientras prepara el desayuno para los niños, su celular vibra sobre la mesa. Al ver la pantalla, su corazón dio un vuelco: era un mensaje de la asistente de Gregory."Hola, Ana. Él CEO Samaniego está en la ciudad, te espera esta noche en el restaurante del Hotel Luxor, si estás disponible. Dirección adjunta.""Estoy disponible."Ana muerde su labio, sintiendo una mezcla de nervios y emoción. Había planeado vengarse de alguna forma de ellos, y está segura que Gregory la va a ayudar en eso, aunque ella no se alegra que Carlos está grave, él está recibiend
Ana rie suavemente, el humor de Gregory la relaja.—No bromeés.— No lo hago. Así podrías pagarme más fácil lo que me debes y yo sería muy feliz —le dice, sintiéndose un poco más a gusto.—Exactamente, te debo mucho —responde ella, riendo.—Solo si prometes no dejar de escribir puedes darte por paga. Quiero que te dediques a eso y que te conviertas en la autora que mereces ser. Tu libro se ve emocionante con solo leer la sipnosis.Con un suspiro de gratitud, Ana asintió. El apoyo de Gregory significaba más de lo que podía expresar.—Te prometo que seguiré escribiendo —dice, sintiendo que una chispa de esperanza encendía su corazón—pero igual te debo mucho.—Dame un momento—le dice Gregory mientras le da la espalda.Gregory toma su celular y comienza a hacer algunas llamadas frente a ella. Mientras hablaba con sus contactos, Ana lo observa, admirando su determinación y la forma en que manejaba el mundo de los negocios. Se sentía agradecida de estar a su lado en ese momento, pero tambié
Con un movimiento suave, lo envolvió con sus labios, disfrutando de la sensación de su dureza en su boca. Gregory jadea, su respiración se volvió entrecortada mientras ella lo estimulaba con su lengua.—Ana… —gime, perdiéndose en la sensación.Ella se sintió empoderada por su reacción. Con cada movimiento, lo saboreaba con devoción, haciendo que él se estremeciera de placer. La conexión entre ellos crecía más fuerte, y Ana se sumergió en el momento, disfrutando del calor que los envolvía. Sus lobos aullaron mientras él dejaba salir sus feromonas.—Solo disfruta.Mientras ella lo complacía, su mente vagó por un instante, recordando la vida que dejaba atrás. Pero cada pensamiento se desvanecía con cada jadeo de Gregory, cada mirada de deseo que él le ofrecía. Estaba completamente atrapada en el placer.—Espera, espera un momento si sigues vas a hacer que me venga y no quiero acabar ahora. Eres increíble —dice él, con la voz cargada de deseo—. Nunca había sentido algo así.Ana sonríe con