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CAPÍTULO VII LA SEMILLA DE LA DESTRUCCIÓN (tercera parte)

Planeta Cártagik

Sede de la Conferencia Episcopal

Día 7 del Mes 13 del Año 2102 D.A.

 En el auditorio de la Conferencia, frente a un nutrido público de unas 50 personas, todos cártagiks, sentados en las cómodas sillas, se mostraba la foto de un joven cártagik con las muñecas encadenadas al techo. El joven estaba muerto, y su rostro mostraba una mueca de horror. Rupert se paró al lado de la foto, en el podio principal, y habló al público;

 —Su nombre era Kim, un joven cártagik de 23 años. —Rupert hablaba en cártagik de forma fluida y con gran facilidad. —Fue secuestrado y se le aplicó el Pol’Mashach. Esta palabra es difícil de traducir a otro idioma, pero en general significa “la Muerte Innombrable”. Básicamente consiste en extraer el molusco simbiótico que se aferra a la espina dorsal de todos los cártagiks cuando son adolescentes, y que les permite ser inmunes a toda enfermedad y regenerarse de inmediato. Todos los cártagiks son adictos a los químicos que produce al simbiótico, por lo cual, cuando éste es extirpado del cuerpo, el anfitrión muere de forma extremadamente dolorosa y agónica, invadido por un espasmódico síndrome de abstinencia. El simbiótico muere al instante.

 >>Este joven fue secuestrado y asesinado por los fundamentalistas. Su único crimen fue no compartir sus creencias fanáticas. Como lo fue el de esta joven —dijo mientras la foto se cambiaba por la de una muchacha de 16 años en idénticas condiciones— este padre de familia, este anciano, esta ama de casa, etcétera. Este es el enemigo común de los ortodoxos y de los reformistas. Éste es el grupo que quiere tomar el poder en Cártagik.

 >>Inteligencia tiene indicios de que Zum, el presidente del Partido Nacionalista Cártagik y actualmente, el único diputado de dicho partido, es el líder principal de los fundamentalistas. Pero no hemos logrado probar el vínculo aún cuando es sabido que los adherentes del Partido Nacionalista Cártagik son fanáticos religiosos. De obtener el poder, los fundamentalistas y su partido, sacarán a Cártagik de la Afiliación, lo cual será un duro golpe para la misma. Les pido que, no sólo piensen en lo mejor para el pueblo cártagik, sino además, piensen en el futuro de la Afiliación y el bienestar de nosotros, sus hermanos afiliados. Gracias.

 Rupert terminó de hablar y recibió un aplauso de parte del auditorio. El público lo conformaban los integrantes de la Conferencia Episcopal y los líderes reformistas, custodiados por un numeroso grupo de soldados, en su mayoría cártagiks, comandados por Nam quien observaba a Rupert con orgullo.

 El Arzobispo fue el primero en levantarse y se aproximó hasta la dirigente femenista para extenderle ambas manos (el saludo cártagik consiste en estrecharse las dos manos). La mujer se levantó y respondió el saludo sonriente.

 —Lleguemos a un acuerdo —dijo el Arzobispo. —Escojan sacerdotes reformistas en los que ustedes confíen, y los nombraremos dentro de la Conferencia para que tengan voz y voto...

 —Pero debemos ir más lejos —respondió la mujer— democratización, al menos de los gobiernos municipales, mayores derechos para las mujeres y las minorías...

 —Dialogaremos. Estoy seguro que llegaremos a un acuerdo mutuamente satisfactorio.

 Sin embargo, la situación se empañó cuando un aeromóvil bomba conducido por un kamikaze fundamentalista estalló en la entrada del auditorio. La explosión provocó que la pared de la entrada se desprendiera aplastando a las personas cercanas. Un enorme trozo de metal afilado se dirigía como proyectil contra el Arzobispo. Nam se lanzó contra el objeto interceptándolo con su propio cuerpo para impedir que lastimara al prelado.

 Nam cayó al suelo sangrando. Tanto Rupert como el Arzobispo se inclinaron para ayudarla.

 —El Único te bendiga, hija mía —dijo el clérigo.

 —Debemos llevarla a un hospital, pronto —exclamó Rupert.

Hospital General de Abukus

 Rupert se encontraba al lado de la camilla donde Nam se recuperaba, aún cuando permanecía inconsciente.

 —Como toda cártagik —le dijo el médico— se regenera rápidamente. Pero la herida es muy profunda, atravesó el tercer pulmón y la arteria del segundo corazón. Su simbiótico está teniendo problemas para sanarla. Hacemos lo que podemos con tecnología, pero no queda más que esperar.

 Una vez que el médico se fue, al lugar entraron los padres y el hermano de Nam. El padre era un tipo de mirada tosca y amargada, de larga barba negra. La madre, una mujer mayor también, de cabellos cortos y rizados, cuyo rostro (mucho más amable) estaba compungido por la preocupación. El hermano era un adulto joven algo mayor que Nam.

 —¡Por el Único! ¡Hija mía! —dijo la madre. —¿Cómo se encuentra, Rupert?

 —Dicen los médicos que la situación es delicada, pero que hay muchas posibilidades de recuperación.

 —¡Esto es culpa tuya! —espetó enfurecido el padre de Nam a un Rupert desconcertado. —¡Siempre llevando a Nam a lugares peligrosos!

 —¡No empieces, Lem! —suplicó la anciana.

 —¡Silencio! —ordenó Lem y la mujer obedeció. —¡Estoy harto de que este humano trate siempre de destruir nuestra familia...!

 —¡Cállese, Lem! —encaró Rupert. —¡Cuando se refiera a mí refiérase por mi nombre! Además, Nam es una mujer adulta que no está bajo su draconiana autoridad, si es eso lo que realmente le molesta.

 —Padre, basta —dijo el hermano. —Rupert tiene razón. Además, Nam es una militar, es obvio que está siempre expuesta al peligro con o sin Rupert.

 Lem salió de la habitación enfurecido y dispersando miradas de represión a su hijo.

 —Discúlpalo, Rupert —le dijo la anciana. —Está preocupado...

 —No lo disculpes, madre —le dijo el hermano. —Siempre ha tratado mal a Rupert. Y siempre ha intentado manipularnos a todos nosotros...

 —Este no es momento para estas discusiones —dijo Rupert. —Lo importante ahora es la recuperación de Nam.

 —¿Cómo está mi querido nieto, Lin? —preguntó la anciana.

 —Bien, Sra. Kam. Se encuentra muy bien. Tiene ya su primera novia.

 —¿En serio? ¿Cómo se llama?

 —Yashak Kurg, es xirgona —dijo Rupert con la mala suerte de que Lem acababa de regresar a la habitación.

 —¿Permites que mi nieto salga con una mujer xirgona? ¿No son los xirgones nuestros enemigos? ¡Más mezcla de sangres! Sus hijos serán un revoltijo de cártagik, humano y xirgón!

 —¡No me diga como criar a mi hijo, Lem!

 —¿Por qué el Único tuvo que maldecir al Clan Brak con un yerno como éste!

 —¡Lem! —reprendió Kam.

 —¡Padre! —secundó el hermano de Nam.

 —¡Ya me tiene harto, maldito reaccionario idiota! —la última palabra la dijo en español.

 Sin embargo, todos se distrajeron en cuanto Nam comenzó a despertarse.

 —¿Dónde estoy...?

 —En el hospital, hija querida —el dijo la madre aferrándole la mano. —Estás a salvo. Aquí está tu hermano Sur, tu padre, Rupert y yo...

 —Te recuperarás pronto, Nam. —Alentó Rupert.

 —Oremos al Único para que derrame Su Gracia sobre nosotros —dijo Lem como una orden— agradeciéndole que nuestra hija siga viva y que rogándole que se recupere pronto...

 Rupert se abstuvo guardando respetuoso silencio al tiempo que el Clan Brak realizaba una oración en cártagik antiguo en honor a su deidad. Finalmente, el médico les ordenó dejar la habitación para que Nam descansara.

 —¿Qué significa esa palabra “idiota” en lengua humana? —preguntó Lem a su hijo. Sur lo sabía pero fingió desconocer la respuesta.

Sistema Dárakon

Planeta Dárakon 8

Día 19 del Mes 13 del Año 2102 D.A.

Kriggs fue capaz de infiltrarse dentro del territorio de los separatistas hasta el punto de llegar al cuartel central donde el propio Yarggs se refugiaba. El planeta, al menos en esa área, correspondía a una selva tropical. El lugar donde residía Yarggs era una enorme fortaleza metálica repleta de guardias aguerridos enclavada en medio del selvático entorno. Era casi imposible penetrar... salvo por un detalle.

 Kriggs observó por sus binóculos infrarrojos la llegada de una prostituta sáuxer todos los días. La joven y voluptuosa mujer llegaba en una aerocicleta hasta la entrada principal, donde la interceptaban dos guardias. Dichos sujetos la registraban de pies a cabeza, manoseándola concienzudamente, y normalmente le permitían entrar después de que el más gordo de los dos le palmeaba un glúteo.

 Cuatro horas después, Kriggs penetró dentro de la fortaleza adentrándose por los conductos del aire y burlando los sistemas de seguridad con tecnología muy sofisticada. Observó hacia abajo, por entre las rendijas de un aire acondicionado, la puerta de la habitación de Yarggs. Una docena de guardias patrullaban día y noche defendiendo la vida del sujeto.

 <<No hay manera de matarlo>> pensó Kriggs <<cayendo de improvisto. La única forma sería matarlo dentro de su habitación>>. El viejo Yarggs salió de su habitación, cubierto sólo por una pantalón y una camiseta blanca sin mangas. Estaba fumando un cigarrillo y respirando aire fresco. Era un tipo bastante desagradable y mostraba un brazo derecho repleto de circuitos.

 En ese momento, Kriggs movió accidentalmente un cable dentro del conducto, el ruido metálico que se produjo llamó la atención de Yarggs. Kriggs tragó saliva y se preparó para cualquier eventualidad tocando su arma láser con su mano derecha, sin muchas posibilidades de salir viva de un enfrentamiento...

 Sin embargo, para su suerte, la prostituta salió de la habitación, desnuda, y acarició los hombros de Yarggs. Este se olvidó del sonido y se introdujo de nuevo en la cama con la meretriz que normalmente salía de la fortaleza hasta la mañana siguiente.

 Después de supervisar durante dos noches el suceso, llegó hasta una vieja villa rural asentada al borde de la selva, donde la prostituta normalmente residía y dormía, alojándose en una habitación del lugar.

 La prostituta se preparaba para su diaria faena maquillándose de forma cautelosa. Kriggs penetró lentamente en el cuarto con toda la sigilosidad que sus amplios conocimientos de espionaje le permitían. Súbitamente, atacó a la prostituta por detrás, cubriéndole la boca con la mano derecha al tiempo que inyectaba un somnífero en su cuello con la mano izquierda.

 Kriggs desnudó a la prostituta dormida y se vistió con sus ropajes, los cuales le dejaban al descubierto la mayor parte del cuerpo.

 Ataviada de esa manera, Kriggs llegó en la aerocicleta hasta la entrada del fuerte.

 —Tú no eres la ramera de costumbre —le dijo el gordo.

 —No pudo venir hoy, me pidió que viniera yo —le respondió. El gordo procedió a requisarla con la misma meticulosidad que de costumbre. Y le propino la acostumbrada nalgada.

 Cuando llegó hasta los aposentos de Yarggs, este también se extrañó de encontrar una mujer diferente, pero la enorme belleza física de Kriggs le hizo desdeñar las sospechas.

 —En verdad quería conocerlo —dijo Kriggs. —Conocer a un valiente caudillo que lidera la rebelión contra los títeres de la Afiliación y que desea formar una nueva y libre Nación Soth...

 —Eres una buena separatista sin duda. Cuando hayamos liberado Dárakon, volveremos a ser aliados de los sarconianos y confrontaremos a la Afiliación. algún día liberaremos Soth y volveremos a unificar nuestra nación...

 —Apuesto a que recibe ayuda de los sarconianos.

 —Por supuesto, y mucha. Han sido más que generosos. Pero ha sido suficiente charla. Desnúdate...

 Kriggs removió su ropa, quedando desnuda frente a Yarggs. Le estampó un licoroso beso en la boca del dictador, y luego lo acostó sobre la cama. Sentada a horcajadas sobre el viejo sujeto, continuó besándolo y mientras lo hacía, introdujo su mano en su rizada melena. De allí extrajo una filosa aguja que inmediatamente colocó sobre el cuello de Yarggs.

 —¿Pero qué...? —acató a decir Yarggs.

 —No se mueva. Está envenenada.

 —¿Quién eres?

 —Agente Kriggs, de la Inteligencia Afiliada.

 —¿Una soth? No tienes implantes...

 —No tengo implantes androidistaníes visibles. Como parte de un plan del gobierno soth para hacerme una espía capaz de infiltrarme fácilmente. Pero por dentro tengo tantas piezas cyborg como usted o como cualquier otro soth.

 —¿Me matará?

 —Por supuesto. Probablemente no lo recuerde, pero usted mató a mi hermana. La mandó a ejecutar sólo por no seguir sus órdenes, maldito enfermo. Gracias por la información que me dio. Siempre ha sido su mayor defecto el deseo de presumir.

 Un frío cañón tocó la espalda desnuda de Kriggs provocándole un estremecimiento. Ésta se volteó y observó a tres guardias, uno de los cuales le apuntaba con un arma.

 —Pero siempre he sido precavido, zorra —le dijo Yarggs.

 Algunos minutos después, Kriggs permanecía desnuda pero con las manos atadas a su espalda y colocada boca abajo sobre una mesa de metal. Los guardias le propinaban puñetazos en la espalda y las costillas, y algunas patadas.

 —Deténgase —ordenó tranquilamente Yarggs y sus hombres obedecieron. —Desgraciada afiliacionista. Te pondré como ejemplo para los que osan retarme.

 —Fui una de las principales dirigentes de su derrocamiento, cerdo —le espetó Kriggs quien tenía la cara severamente golpeada.

 —Dentro de algunos días me rogarás que te mate —dijo Yarggs aferrándole el cabello y jalándole la cabeza hacia atrás. —Para cuando terminemos contigo, habrás deseado jamás haber nacido... como hice con tu hermana...

 Uno de los guardias aferró a Kriggs por la cintura. Ésta sonrió y luego pateó al sujeto con todas sus fuerzas provocándole que chocara contra sus dos compañeros. Kriggs se enderezó y pateó con tal fuerza el rostro de Yarggs que lo hizo caer al suelo. Dio un intrépido salto y se contorsionó de tal manera que sus manos esposadas quedaron en el frente de su cuerpo, con lo cual pudo golpear a los guardias que apenas comenzaban a levantarse. Por medio de patadas y golpes fue capaz de noquear a dos. Un tercero tomó su arma y le disparó, pero Kriggs pudo esquivar los disparos láser y quitarle el arma con un certero golpe en las manos, luego en la ingle y finalmente, en la cara.

 Kriggs tomó la pistola y apuntó a un aterrorizado y arrodillado Yarggs cuyos esfínteres le fallaron y remojaron el suelo en sus rodillas.

 —¡Por favor no! ¡No me mate! ¡Se lo ruego!

 Kriggs le disparó a Yarggs sin contemplaciones ulteriores. Sencillamente le lleno el cuerpo de hoyos láser humeantes.

 Tras esto se vistió nuevamente y huyó del lugar a toda velocidad.

Día 21 del Mes 13 del Año 2102 D.A.

 —Tiene usted mucho potencial, agente Kriggs —le felicitó Zirggs mientras cenaba con ésta en su espaciosa oficina. —Podría utilizar a una mujer como usted a mi lado. ¿Aceptaría un trabajo como mi jefa de Seguridad? Un puesto importante en el gobierno local de Soth...

 —No estoy interesada en la administración local, prefiero seguir siendo agente de Inteligencia a nivel central. Además, en Carixis tengo un muy buen empleo, pero gracias...

 —¿Ha considerado la posibilidad de salir con un Mariscal?

 —Ya veo por donde va el asunto. Me honra, Zirggs, es usted un hombre guapo y sin duda, exitoso. Pero estoy saliendo con alguien...

 —Entonces los rumores son ciertos. Es usted pareja de Corrado.

 —Sí.

 —Entonces no se hable más del asunto. Es una lástima, estoy seguro que juntos habríamos procreado una buena camada de sanos niños soths.

 —¿Qué pasará ahora? Con Dákaron, me refiero.

 —Con Yarggs muerto la rebelión separatista ha perdido su principal líder. En dos días hemos tenido holgadas victorias. Los separatistas serán derrotados y Dákaron volverá a ser territorio afiliado soth para finales de la semana próxima, estoy seguro.

 —En ese caso, creo que mi aporte está hecho. Viajaré mañana de regreso a Carixis.

 —No tengo como agradecerle. Pídame lo que quiera, le debo un favor.

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