(MATEO)
Me fui de su casa, enfadado conmigo mismo por no poder decir la verdad por una vez en mi vida. Estaba cansado de mentiras, de verdades a medias, de fingir ser alguien que no era, estaba cansado de pretender que mi familia era normal, que era un chulo de mierda que sólo quería follar con las tías, que no sentía nada cuando mi mejor amigo me trataba como basura. Estaba tan cansado, tan sólo quería correr en moto, ganar dinero con ello, para seguir ahorrando y en algún momento de mi existencia largarme de aquel maldito pueblo que tanto odiaba. Pero en algún momento todo aquello se fue a la mierda, tan sólo quería verla y hacerla sonreír, a pesar de que aquello podría costarme mi amistad con el único que me importaba en aquella vida. Y eso me estaba matando.
“¿vas a ir a correr?” leí cuando llegué a casa, ella lo había escrito
(CALIPSO)Me sabía todos sus trucos, pues había escuchado a mi hermano hablar de ellos miles de veces, incluso Marina había hablado de ellos alguna vez. No iba a dejarme engatusar, no cuando me había prometido que no me trataría como a una de sus conquistas.Era increíble estar allí, en el mismo bar que tantas veces había frecuentado cuando venía a ver a Annie al hospital. Sin lugar a dudas ella tenía razón sobre él, en el fondo era un encanto.¿os sirvo unos cacahuetes, chicos? – preguntó Lenny, haciéndome salir de mis pensamientos. Dejó los frutos secos sobre la mesa y luego miró hacia cada uno de nosotros – ¿hay algo entre vosotros?¡No! – respondí, casi aterrada de que lo hubiese, haciéndole reír – sólo somos amigos – me defend&iacu
MATEO.Cuando llegamos al taller, ambos estábamos empapados, pero por primera vez en mi vida, me daba igual, tan sólo quería estirar el tiempo con ella un poco más, y parecía que ella sentía justo lo mismo ante su negativa de volver a casa.Abrí con mi llave, agradecido de que papá hubiese decidido cerrar antes, pues de lo contrario no podría tener esa clase de intimidad con ella.Entramos y caminé hacia el fondo de la nave, mientras ella se detenía a mirar los coches y motos que había por el camino, pasando su mano por el capó de alguno de ellos, y por el sillín de otros.Hola de nuevo – bromeé cuando hubo llegado a dónde me encontraba, justo al lado de una moto cubierta por una lona. Ella sonrió, de esa forma que tanto me gustaba, haciéndome casi imposible pensar con claridad. ¡Dios! ¿C&o
(MATEO)Asentí con la cabeza, con un nudo en el estómago tan pronto como la escuché rogar por aquello, pero sabía que sería justo de esa manera, ella nunca sentiría más que amistad por mí, y yo no debí dejar que mis deseos por tenerla nublasen mi mente.Te llevaré a casa – comencé, observando como ella asentía, sin dejar de tiritar – ven.Mateo – me llamó, tan pronto como me disponía a subir a la moto, miré hacia ella, y observé como ella me agarraba del cuello y me acercaba a ella, sin dejar de mirar hacia mis ojos. ¿qué era lo que se proponía? – No me dejes nunca, por favor – suplicó, con cierto brillo en sus ojos, como si estuviese a punto de llorar – si las cosas van mal…Diego es mi mejor amigo &nd
(CALIPSO)Estaba en una aburrida clase de Filosofía del derecho, con un ligero resfriado, cosa totalmente comprensible si pensábamos en la mojada del día anterior, mordiendo mi lápiz, mientras pensaba en la noche anterior, en cómo me había sentido al entrar en mi habitación, recordando el beso que me había dado con Teo.¡Dios! ¡Era una maldita locura! ¡Debía haberme vuelto loca para estar pensando en volver a besarlo!Sonreí como una estúpida al pensar en verle de nuevo. Ni siquiera sabía en qué punto estábamos, pero estaba claro que habíamos dejado de ser amigos. Y no me disgustaba la idea de que fuésemos algo más.¡Por el amor de Dios! Me quedó claro en ese justo instante, me había vuelto completamente loca. Pero no podía evitarlo, no en ese momento, no cuando pensaba en que había enco
(MATEO)Nos llevamos algo más de una hora besándonos, y lo que más me gustaba de aquella nueva situación era que a ella no parecía disgustarle la idea de lo que hacíamos, no parecía disgustada al ser besada por el raro del mejor amigo de su hermano. Parecía darle igual lo que su hermano pensase sobre aquello, y eso me encantaba, tanto, que me hacía olvidarme de ello, de Diego, y de todos los demás.Cuando estaba con ella sentía que el tiempo no pasaba de la misma forma, era cómo si se detuviese, cómo si sólo estuviésemos ella y yo, sin que importase nada más.Me encantaba estar con ella, me encantaba ella, y la forma en la que nos besábamos, sobre todo eso.¿quieres ir a otra parte? – Pregunté, cuando nuestros labios estaban ya algo rojos de tanto besar. Asintió, despacio, sin dejar de mirarme – podr
CALIPSOLlegamos a su casa, entre risas y estornudos, sin dejar de sonreírnos el uno al otro, y subimos hasta su habitación, sin pensar demasiado en ello, intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a su padre.Cerró su puerta, mientras yo visualizaba su habitación. Era la primera vez que estaba allí, y quería observarlo todo con detenimiento. Su cama era grande, junto al ventanal que se encontraba en frente de la puerta, al lado de esta, había una enorme estantería y un escritorio, repleto de fotografías, incluso en las paredes estaban llenas de ellas, la mayoría eran de él con mi hermano, pero también pude ver a su madre en alguna, incluso tenía una en la que aparecía yo junto a mi hermano, en un fotomatón, recordaba aquel día. Miré hacia la cómoda, encontrando una caja de condones sobre ella, haciéndome s
CALIPSO.Cómo os imaginéis no eché mucha cuenta a las clases aquel día, estaba deseando que terminase lo más pronto posible para ver a Mateo, pero como siempre que uno está deseando que el día pase rápido, pasó mucho más lento.Pero valió la pena, toda esa espera, porque al verle allí, esperándome, con aquella pose que tanto me gustaba, dejándose caer sobre la moto… me encantó. Creo que mi mundo se detuvo tan pronto como le vi, y me sentí como si estuviese en una burbuja de aire y flotase sobre todos los demás.Hola – me saludó cuando llegué hasta él, mientras yo sólo sonreía, como una idiota. Me dio el casco para que me lo pusiese, mientras él se subía a la moto y se ponía el suyo.Me abracé a su espalda, chocando el casco contra el
CALIPSO.Salí del baño, ya aseada,aunque con las mismas ropas, bajando hacia la parte de abajo, pues quería saber si iríamos a cenar por ahí. Me apetecía mucho, pasar el resto del día con él, me apetecía tanto, que tan pronto como nuestras miradas se entrelazaron pude notar que algo no iba bien. Él no lucía como ese chico bromista que era.¿qué pasa? – pregunté hacia él, perdiendo la sonrisa que adornaba mi rostro, provocando que él bajase la mirada un poco antes de contestar.Diego viene a por ti – contestó. Aquella noticia era terrible, pero en aquel momento me importaba mucho más la tristeza con el que él la había pronunciado que todo lo demás – no he podido hacer nada para retenerte…Acorté las distancias